Eurovisión 2018: la historia de cómo Israel lavó su imagen antes de bombardear Palestina

Eurovisión 2018: la historia de cómo Israel lavó su imagen antes de bombardear Palestina

El 12 de mayo se llevó a cabo una edición más del Festival de la Canción de Eurovisión, el cual lleva 63 exitosas temporadas eligiendo a la canción favorita de toda Europa.

Annur TV
Saturday 30 de Jun.

En esta ocasión, la representante de Israel, Netta Barzilai, ganó gracias a su tema "Toy", un himno antibullying y de empoderamiento femenino, que le daba no sólo el honor de alzarse con el micrófono de cristal, sino con el título de símbolo feminista y LGBT+; sin embargo, mientras la efervescencia por el triunfo de Barzilai llenaba Lisboa —sede de la gala musical—, una noticia empezaba a trascender en los medios de comunicación: el Ejército israelí había bombardeado nuevamente la Franja de Gaza, con lo que acabó con la vida de un promedio de 50 palestinos y dejó heridos a más de 2.000. En menos de 72 horas, la palabra pinkwashing y Eurovisión empezaron a formar parte de una misma oración.

El pinkwashing es el término inglés que se utiliza para referirse a la acción de utilizar la lucha por los derechos LGBT+ con el objetivo de ser percibido como progresista y así soslayar otras actividades altamente criticables. Básicamente consiste en una forma de lavar la imagen de alguna institución, estado o figura política importante a fin de vincularlo positivamente a ciertas luchas mientras por otro lado comete atrocidades.

Israel, dos caras de una misma moneda

Por un lado, Israel ha logrado posicionarse como uno país gay-friendly por excelencia, promoviendo los derechos de esta comunidad por medio de políticas de Estado y del arte. Pero desde el otro lado del espejo aparece un Estado que posee gran parte del arsenal nuclear del mundo y que no tiene intenciones de suscribirse al Pacto de No Proliferación Nuclear, además de haber incumplido con más de una veintena de resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que, por supuesto, se halla en una encarnizada guerra contra el pueblo de Palestina, de la cual la ONU ha reportado en más de una ocasión violaciones graves a los derechos humanos tras la muerte de civiles y activistas desarmados.

Pero, volviendo a Eurovisión, ¿es posible que un concurso musical forme parte importante de una estrategia política? El Festival de la Canción de Eurovisión cuenta con 200 millones de televidentes en todo el globo, por lo que podría considerarse uno de los eventos musicales más importantes del mundo. Cada participante sabe que al subir a ese escenario no tiene sólo la consigna de defender una canción, sino toda la imagen de un país. Por poner un par de ejemplos: gracias al arrollador carisma de Lena Meyer-Landrut en 2010, Alemania pudo mostrarse ante el mundo como un país alegre y lleno de vida; caso contrario con Aram mp3, representante de Armenia en la edición del 2014, quien tras decir que el estilo de vida de Conchita Wurst (representante queer de Austria) no era normal ni adecuado, recibió abucheos y perdió su lugar como favorito para ganar el concurso.

Teniendo claro que Eurovisión no es únicamente un American Idol europeo, sino un poderoso escaparate mundial, Israel participa en él desde 1973 y siempre ha causado mucho revuelo: en 1988 decidió enviar como representante a Dana International, una artista transgénero con la que se marcó un parteaguas en este concurso, y en 2018 a Netta Barzilai, una cantante que rompe con todos los cánones de belleza. 

Si bien es cierto que en cada edición participan en promedio 40 países de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), existe una fuerte separación entre las naciones occidentales, consideradas más liberales y progresistas, un bloque integrado por grandes potencias mundiales como Alemania, Reino Unido, Francia, España, entre otros. Y por otro lado, los orientales, conocidos por ser conservadores y regidos, en su mayoría, por el islamismo, encabezados por Rusia y los países de la Unión Soviética.  Es en este escenario en el que Israel —país que geográficamente no pertenece a Europa— busca ser incluido en el grupo del ala occidental, ya que son 1. potencias mundiales, 2. integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU y 3. aliados de Estados Unidos (principal aval de las políticas israelíes).

De esta manera Israel supera la barrera geográfica y se expone ante los ojos del mundo como el único país del Medio Oriente que se ha despojado de los dogmas religiosos para velar por los derechos de las mujeres, protegiendo y reconociendo la diversidad sexual. Es decir: un oasis progresista en medio de un desierto radical. 

Pero ¿es la lucha por los derechos LGBT+ la mejor escoba para barrer los desmanes cometidos por un país?  Los años continúan pasando y, sin duda, Israel seguirá reinventando su política de tolerancia selectiva, utilizando de manera antojadiza los derechos LGBT+, el movimiento feminista y las luchas que vengan en el futuro. Este año fue Netta Barzilai quien con su talento, carisma y acertada canción, le dio a Israel una lavada de rostro necesaria para poder atacar, nuevamente, con su artillería militar más pesada a un pueblo sin ejército, ante los ojos de un mundo que ha elegido ver sólo lo que desea ver.

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La saturación mediática y la falta de información concreta pueden desligarte de los hechos y la realidad. Tal vez tengas una vaga idea de lo que ocurre en el Medio Oriente actualmente, pero si no es así y quieres ponerte en contexto, podrías empezar por estos 5 puntos que te ayudarán a entender el conflicto bélico en Siria.

 

Fuente: Mayra Leon Basurto, CC News


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