La hipocresía ante otro atentado terrorista

Je ne suis pas l´Iran (Yo no soy Irán)

Je ne suis pas l´Iran (Yo no soy Irán)

No se verán multitudes acongojadas marchar por las calles de las capitales del mundo reclamando justicia por ellos, no se levantarán túmulos de flores y velas en recordación de los nuevos muertos. Faltaron los indignados de ocasión, que con ojos llorosos, reclamando al cielo por tanto dolor. Ni periodistas retorciéndose de odio frente a las cámaras clamando por venganza. Esta vez, faltarán los rostros compungidos de ciudadanos honestos y políticos probos, pidiendo explicaciones a tanta demencia. Los muertos iraníes no cuentan, no importa su número, no importa su edad, no merecen lágrimas, ni oraciones, ni minutos de silencio.

Por Guadi Calvo

Annur TV
Tuesday 25 de Sep.

Este último sábado 22 de septiembre, en la ciudad iraní de al-Ahwaz capital de la provincia de Khuzistan, donde reside la minoría árabe, cuatro terroristas vestidos con uniformes militares dispararon contra los asistentes al desfile en conmemoración de la “Semana de la Sagrada Defensa” que marca el comienzo de la guerra con Irak, que desde 1980 a 1988, consumió un millón de almas, con la anuencia de las potencias de occidente que pretendían aniquilar la revolución iraní.

La nueva matanza provocó al menos 29 víctimas mortales de ellos nueve militares y el resto civiles, y más de 60 heridos, presentes en la parada militar en el Ahvaz's Quds o Boulevard Jerusalén, muchos de gravedad extrema, que sin duda en el trascurso de las horas incrementaran el número de muertos.

Ayatolah Sayyed Ali Khamenei, líder supremo de Irán, acusó del ataque a los “aliados de los Estados Unidos en la región”.

Entre las víctimas se cuentan efectivos de la Guardia Revolucionaria, la tropa de élite de las fuerzas armadas iraníes, civiles y muchos niños. Incluso un veterano de la guerra fue acribillado en su silla de ruedas, al igual que un periodista que cubría el evento. Tres de los asaltantes, fueron abatidos en el lugar de ataque, mientras el restante murió en el hospital.

Aunque rápidamente la acción se la adjudicó tanto Daesh, como la banda terrorista conocida como Movimiento Democrático Árabe Patriótico de al-Ahwaz, (MALLA o ASLMA) no cabe duda que la responsabilidad política la comparten los Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita. Los tres países más interesados en la caída de la revolución iraní.

Sin bien Irán ha logrado mantenerse al margen de las acciones del terrorismo de las características que han asolado a casi todos los países musulmanes y una gran parte de naciones occidentales, la nación iraní es el objetivo principal en esta región. No solo de los grupos vinculados a Daesh y a Al-Qaeda, sino y fundamentalmente de sus mandantes.

Las políticas independientes que han mantenido los sucesivos gobiernos iraníes desde el triunfo de la Revolución de 1979, que rompió el vínculo de subordinación con las naciones occidentales y primordialmente con los Estados Unidos, el pésimo ejemplo que representa la democracia iraní, para las monarquías absolutistas del golfo, su inquebrantable postura en defensa de los derechos de Palestina frente a los constantes embates del régimen sionista, su involucración junto a Rusia contra la guerra desatada frente al gobierno legítimo del presidente sirio Bashar al-Assad, y que han desvanecido los deseos del Pentágono de una Siria fragmentada y articulada a los deseos de la troika Washington-Tel-Aviv- Riad a los que sin duda hay que sumar a Paris y Londres y su efectivo apoyo a la Resistencia yemenita, agredida por el régimen saudita y su coalición, convierten a Teherán en uno de los más claros enemigos de la “paz estadounidense”.

Apuntado a la destrucción de la revolución a principio de este año se intentó promover una serie de protestas “espontáneas”, en algunas ciudades iraníes comenzado en Mashhad, una ciudad de dos millones de habitantes en el noreste del país, donde lo que comenzó como quejas por el aumento de precios, terminó pidiéndose la muerte del presidente Hassan Rowhaní.

La escasa repercusión que tuvieron las protestas “espontáneas” entre la población hicieron que murieran de muerte natural. De todos modos aunque la operación no logró movilización de algunas docenas de ciudadanos, pone en claro que el accionar de los elementos subversivos internos obligó al gobierno de los ayatolahs, a un control más exhaustivos de los agentes infiltrados en el país. (Ver: La Primavera Persa).

Ya en junio de 2017, comandos de Daesh, habían ejecutados dos ataques simultáneos en la propia capital, uno contra el edificio del Parlamento y el otro en el mausoleo de Ayatoláh Khomeini, que dejaron en total 17 muertos y 43 heridos civiles, tras varias horas de combates. Otro ataque de importancia se había producido en 2009 en las provincias de Sistan y Beluchistán, donde cerca de 40 personas murieron, entre ellos seis comandantes de la Guardia Nacional, en varios ataques suicidas.

Irán que ha sufrido constantes ataques por parte de (Israel) a su plan nuclear que ha llegado hasta ejecutar a una media docena de científicos iraníes que desarrollaban dicho plan a través de atentados en las propias calles de Teherán y otro lugares, sin que esto genere ninguna repulsa internacional e impulsando a los Estados Unidos a un guerra abierta contra Irán.

Al tiempo, que Irán recibe toda clase de acusaciones infundadas como financiar al terrorismo o procurar armas nucleares para la destrucción de Israel. Poco se dice de la guerra que desde hace décadas Irán mantiene en solitario contra las bandas de narcotraficantes que desde Afganistán pugnan por trasladar su producción de opio y heroína, por el territorio iraní, en procura de las grandes ciudades de las muy piadosas capitales del Golfo Pérsico y otras ciudades de occidente. Esta guerra, que prácticamente no se reproduce en ninguna de las naciones sometidas al flagelo del narcotráfico, ha provocado la muerte de más de 5 mil guardias fronterizos y diferentes servicios de seguridad, frente al silencio de los grandes medios de prensa internacionales.

En procura de socavar el poder de Irán, y dado que una guerra convencional tanto con Arabia Saudita, Israel o los Estados Unidos, podría arrastrar a una guerra regional de consecuencias insospechadas y que las bandas fundamentalistas como Daesh y Al-Qaeda, tampoco han logrado mayor operatividad en el país, los intereses de los Estados Unidos, como en otras muchas oportunidades han intentado generar insurgencia exacerbando el regionalismo como es el caso de los árabes-iraníes de la provincia de Khuzistan al sudoeste del país, en la frontera con Irak.

Durante la guerra con Irak, Khuzistan fue una de las provincias iraníes más afectadas por los combates, ya que Saddam Hussein, consideraba que los sunitas iraníes considerarían a sus tropas como libertadores, aunque la mayoría siguió leal a Teherán.

La población árabe de Khuzistan, cuyos ancestros se radicaron en esa provincia entre finales del siglo XVIII y el siglo XIX, han representado desde entonces una minoría con escasa representatividad alcanzando representar apenas poco más de 150 mil de los 82 millones de iraníes. Esta comunidad en su mayoría es sunita, y ha vivido históricamente bajo las normas religiosas dictadas por la República Islámica de Irán.

A pesar de su escasísima representatividad han intentado lograr la independencia de la provincia en varias oportunidades a lo largo de su presencia en Irán, con revueltas de escasas consecuencias en 1897, 1924 y 1945. En procura de sus fines y alentados tras el enfrentamiento con los Estados Unidos desde la revolución de 1979, para generar mayor inestabilidad en Irán, en 1999 se funda el Movimiento Democrático Árabe Patriótico de al-Ahwaz, (ASLMA) al que el gobierno iraní considera como un movimiento terrorista, financiado por Arabia Saudita, gracias a quién el ASLMA ha logrado instalar un canal satelital en idioma farsi, con base en el Reino Unido. A las pocas horas del atentado del sábado este canal, consiguió una entrevista con uno de los organizadores de la masacre de al-Ahvaz, lo que provocó el reclamo de Teherán ante las autoridades de Londres.

Hasta este último ataque los separatistas de Khuzistan, habían limitado sus operaciones con ataques nocturnos contra oleoductos sin protección armada. Y algunos ataques esporádicos como en 2005 que dejaron 28 muertos y 200 heridos, al año siguiente dos atentados con explosivos en al-Ahvaz dejaron nueve civiles muertos. En los últimos meses, las fuerzas de seguridad han desarticulado algunos comandos del ASLMA.

El presidente iraní Hasan Rowhaní, prometió “una respuesta aplastante” y advirtió a los promotores de los terroristas que deberán responder por estos hechos.

De todos modos nada logrará cambiar la realidad impuesta desde los grandes medios periodísticos que siguen a pie juntillas las operaciones diseñadas por la CIA y el MOSSAD, contra el pueblo iraní, por lo que todos seguiremos repitiendo sin vergüenza ni culpa Je ne suis pas l´Iran.

Guadi Calvo (Escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central)

Fuente: Al Mayadeen


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