Israel está decidido a ser tanto racista como extremista con la esperanza de que el mundo continúe ignorando y, de hecho, apruebe este hecho. Su dictamen es que el ataque es la mejor forma de defensa y está tratando de deslegitimar la resistencia palestina a su ocupación condenando a Hamas y a la Jihad Islámica como "grupos terroristas". Israel y los Estados Unidos fracasaron en su esfuerzo por lograr que la Asamblea General de la ONU lo aceptara, a pesar de la intensa presión ejercida por el Embajador saliente de los Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley.

En una línea similar, la UE ha adoptado recientemente una definición de "antisemitismo" que no confunde tal racismo con ser antisionismo y antiisraelí. Europa se niega a incluir el antisionismo y las campañas para boicotear a Israel como ejemplos de antisemitismo, lo que ha decepcionado a Israel y a sus partidarios, quienes intentan abiertamente beneficiarse de la opinión pública que condena muy acertadamente al antisemitismo. Israel también está tratando de beneficiarse del aumento del antisemitismo en Europa y los Estados Unidos, a fin de obtener apoyo para sus políticas.

El intento fallido de aprobar la resolución en la ONU que condenaba la legítima resistencia palestina cuando el terrorismo intentaba aferrarse a la agenda mundial contra el terrorismo. Las personas que viven bajo la ocupación, recordémonos, tenemos todo el derecho del derecho internacional de resistir esa ocupación por cualquier medio a nuestra disposición. Los palestinos, en otras palabras, tienen un derecho inalienable a resistir; hacerlo no es terrorismo y tampoco, por cierto, es antisemita. Esta batalla entre las leyes y normas internacionales, por un lado, y la influencia y propaganda de Israel y los sionistas de EE. UU., incluida la administración Trump, parece no tener fin.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha estado cerca de confundir el activismo antiisraelí con el antisemitismo. Cuando un informe oficial de la ONU incluyó duras críticas a Israel, Guterres dijo al Congreso Judío Mundial 2017 que "la forma moderna de antisemitismo es la negación de la existencia del Estado de Israel". De hecho, nadie niega que Israel exista; Es lo que Israel ha hecho, sigue haciendo y planea hacer en el futuro a lo que la gente se opone.

"Israel debe ser tratado como cualquier otro estado miembro de la ONU", agregó Guterres. Esto es tan cierto; debe tenerse en cuenta que como cualquier otro estado miembro; debe respetar la Carta de las Naciones Unidas como cualquier otro estado miembro; y debe cumplir con las condiciones de su membresía en la ONU, que incluye permitir que los refugiados palestinos regresen a sus tierras, como cualquier otro estado miembro.

Por supuesto, Israel en realidad es diferente a cualquier otro estado miembro de la ONU, ya que fue creado a través de la limpieza étnica de otras personas cuya tierra continúa robando y colonizando. Esto se manifiesta en la reciente Ley de Estado de la nación de Israel que solo reconoce al pueblo judío en la tierra de Israel que, según sus cálculos, incluye a toda la Palestina histórica. No reconoce el derecho de ninguna otra persona, a excepción de los judíos, a determinar su destino en la tierra, privando de un golpe al 20% de la población israelí que no es judía.

El Secretario General Guterres se distanció de Israel para reservar el derecho a objetar tal ley: "... Pero también entiende que a veces no estoy de acuerdo con las posiciones del Gobierno de Israel o de cualquier otro gobierno, y eso es absolutamente normal en una sociedad donde muchos de sus ciudadanos tienen exactamente las mismas expresiones de opinión".

Esta batalla entre los defensores de los derechos humanos y la ocupación israelí aún es evidente en la oposición de Israel al movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). Esta campaña no violenta por la justicia y la defensa del derecho internacional ha sido criminalizada por Israel y sus partidarios en algunos países, así como en varios estados de los Estados Unidos.

Tales choques que resaltan el desprecio de Israel por el derecho internacional incluyen la respuesta a los informes de la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental (CESPAO). Las más recientes, las prácticas israelíes hacia el pueblo palestino y la cuestión del apartheid, concluyeron que Israel impone un sistema de apartheid al pueblo palestino en general. Esto constituye una violación de los principios y disposiciones del derecho internacional de los derechos humanos. Sin embargo, la ONU rechazó este y un informe anterior y se inclinó ante las presiones israelíes y estadounidenses para su retiro. Esto hizo que el funcionario de la ONU que supervisó la preparación de los informes, Rima Khalaf, dimitiera. Vale la pena señalar aquí que la resolución 3379 de la ONU de 1975.

Mientras todo esto sucede, varios estados árabes están en el proceso de normalizar las relaciones con Israel y asociarse con su ocupación de Palestina. Esta es la confusa situación internacional en este momento con respecto a la causa palestina. Mientras tanto, el apoyo a BDS está creciendo como un medio pacífico para promover la justicia para el pueblo palestino. Muchos organismos e instituciones internacionales, incluidas las universidades, participan activamente en este enfoque de derechos humanos al tema de Palestina.

La oposición a Israel no se basa en un odio irracional de los judíos; se basa en la ilegalidad de la fundación del Estado de Israel y sus abusos diarios a los derechos humanos y el desprecio por las leyes y convenciones internacionales. Eso, no importa de qué manera lo mires, no puede definirse como antisemita; es simplemente estar a favor de la justicia y el derecho internacional.

Fuente: Osama Othman, Middle East Monitor / Traducción: Palestinalibre.org