La Dama Zeynab fue la tercera hija del Imam Ali (P) y Fátima Zahra (P) y la nieta del Profeta del Islam (P). Nació en el quinto o sexto año de la Hégira y convivió unos cinco años con el Santo Profeta (P) y su amada madre, después creció con su noble padre. Se casó con Abdullah, hijo de Yafar Tayyar y tuvieron cuatro o cinco hijos, dos de los cuales se martirizaron en Karbala.
Más tarde, durante el califato de su padre, emigraron a Kufa. En esta ciudad organizó clases para las mujeres, enseñó el Corán, las enseñanzas del Islam y fue muy respetada entre la gente de Kufa. Después del martirio del Imam Ali (P), regresaron a Medina, y cuando el Imam Husain (P) salió de Medina hacia La Meca y luego a Kufa, lo acompañó.
Este compañerismo no solo se debió al amor de una hermana por su hermano, sino también a su compañerismo con el Imam de su tiempo y sobre todo para ayudarlo; por esta razón no solo sus hijos fueron martirizados por defender al Imam, sino que también estuvieron durante el cautiverio que comenzó en Karbala, en Kufa y luego en Siria, que era el centro del gobierno de Yazid. Cuando el Imam Sayyad estuvo enfermo y a punto de ser asesinado muchas veces, no solo lo protegió, sino que también asumió la tarea de explicar los objetivos de la lucha y el movimiento del Imam Hussein y responder a las palabras insultantes de los enemigos.
Grandes características de la personalidad de la Dama Zeynab (P)
Según los sabios chiítas y sunitas, Zeynab era un ejemplo de mujer perfecta según el Islam y el Corán y estaba en el nivel más alto que un ser humano podía alcanzar en términos de ciencia, moralidad, adoración, misticismo e influencia en la sociedad.
Ella conocía el Corán, su interpretación y las reglas religiosas. El Corán estaba tan entrelazado con su vida que durante la tragedia de Karbalá y en los sermones que dio, usó repetidamente versículos y argumentos del Corán y habló tan elocuentemente que incluso los enemigos aceptaron que sus palabras eran similares en belleza y fortaleza como las de su padre Ali hijo de Abi Talib.
La Dama Zeynab, al igual que sus padres adoraba y suplicaba largamente durante las noches, tanto que incluso en la noche del 11 de Muharram al final de un duro día en el que el Imam Hussein (P), sus hermanos y sus dos hijos habían sido martirizados y durante el cautiverio, las oraciones nocturnas y su culto no fueron abandonados.
Su dimensión mística se demostró durante los eventos de Karbalá cuando puso sus manos debajo del cuerpo desgarrado del Imam y dijo: "Dios, acepta este pequeño sacrificio de nosotros", y también se demostró cuando Ibn Ziad le dijo: "¿Viste lo que Dios le hizo a tú hermano?" y en respuesta pronunció: "No he visto nada más que belleza"
Su coraje fue incomparable. Fue este coraje lo que convirtió el viaje de cautiverio en un viaje de difusión para deshonrar a los asesinos del Imam Hussein (P) y causó que la sangre derramada en el desierto lejos de los ojos de la gente hirviera, provocando la deshonra de los omeyas y finalmente el derrocamiento de su gobierno. Si esta Dama no hubiera hecho esta gran acción con fuerza y perseverancia, la tragedia de Ashurá no podría haber tenido un efecto tan profundo que hubiera inspirado a los luchadores por la libertad durante los siglos venideros.