El sagrado mes de Ramadán, como ocasión religiosa y social, se ha asociado con costumbres y tradiciones que se han transmitido de generación en generación, algunas de las cuales todavía están vigentes.
Desde el primer día de Ramadán, la mayoría de los restaurantes se cierran durante el día y abren por la noche.
El aspecto social de Ramadán es muy evidente, pues una de sus formas más prominentes es la sekba, ya que los ricos de cada barrio cocinan más comida de lo usual y la regalan a las familias del barrio.
Entre las características del mes de Ramadán, figura el mesaharati, que es una persona cuya tarea es despertar a la gente por la madrugada para que puedan tomar a tiempo la parvedad “suhur”, utilizando un tambor y su voz melódica.
Después de romper el ayuno a la puesta del sol, los parientes se reúnen en la casa de uno de ellos para charlar y divertirse.
El Ramadán en Damasco es una fiesta social de amor, afectuosidad, fraternidad y misericordia.