En India, la combinación es alarmante: cada vez más ataques islamófobos sumados a un gobierno que no los condena.
Si bien las divisiones religiosas en India existieron históricamente, observadores internacionales reconocieron en la cadena BBC, que desde que asumió el gobierno nacionalista del primer ministro Narendra Modi, el clima de intolerancia se agravó.
Un mes atrás, circuló en las redes un video de una niña con su padre musulmán en el estado del Norte, de Uttar Pradesh, agredidos por una horda de personas. La niña clamaba piedad, mientras la multitud le exigía que cantara “Viva la India” y “Victoria para Dios Ram”, el lema de otras matanzas colectivas en los últimos tiempos. Si bien el padre accedió al pedido, los golpes no cesaron hasta que la policía los rescató ilesos. Solamente tres agresores fueron detenidos. Y en pocos días, previo paga de una fianza, fueron puestos en libertad.