Necesidad del desarrollo moral, islámico y espiritual en la juventud actual

Necesidad del desarrollo moral, islámico y espiritual en la juventud actual

 Por Sdenka Saavedra Alfaro.

Sdenka Saavedra Alfaro
Thursday 09 de Dec.

Sin lugar a dudas, la actual crisis causada por la pandemia del coronavirus Covid-19 con todas sus sepas, no sólo ha revelado la desigualdad existente del impacto económico que ha impactado en los pueblos oprimidos, en las naciones más pobres, segando la vida de los más débiles; sino que también particularmente ha afectado los procesos educativos de los niños y los jóvenes, si bien durante la pandemia la mediación tecnológica ha “salvado” a la institución escolar y ha permitido valorar la potencialidad del aprendizaje a distancia, valorando la inclusión de la virtualidad en procesos educativos, también ha dejado ver sus limitaciones, y a la par la infiltración de puertas a culturas anti islámicas, a espacios de libertinaje corrompiendo todo tipo de crecimiento espiritual, y ante esta crisis, se hace necesario ahondar más sobre la educación islámica en los niños (as) y los jóvenes; pues “si la moralidad de una nación llega a corromperse, esa nación finalmente desaparecerá”.

Es en ese sentido, tal como se está percibiendo a la moral  en la actualidad, muy lejos del crecimiento espiritual, del alma, de la misma fe, y sobre todo de Dios, es que se hace necesario llevar nuevamente a una reflexión, y de ahí enarbolar a la educación islámica, como un resurgir para la humanidad; pues debemos señalar que el Islam se construye sobre bases que exigen al hombre considerar su espiritualidad como lo más importante, mediante la educación y el entrenamiento del alma, teniendo como referente a la personalidad del Profeta Muhammad (PBUH), quien confió desde el primer día en la piedad y en los medios que traen el bienestar a este mundo y al próximo, ya que desde esta perspectiva es imposible establecer una sociedad segura y perfecta, sin dotar a sus miembros de moralidad y espiritualidad.

Por eso precisamente es que el islam, hace hincapié en la educación de los hijos como una premisa fundamental, y desde el punto de vista del Corán los dichos de Ahlul Bait y desde la historia se dilucida que el padre y la madre tienen influencia sobre el destino de los hijos. La influencia de los padres en la felicidad o infelicidad de sus hijos es tal que se ha transmitido del Profeta (PBUH). “El vientre de la madre es el terreno en el cual se forma la felicidad o infelicidad del niño”. Y fundamentalmente es necesario destacar que el desarrollo del sentido religioso de los niños comienza en la casa; pues el primero y más importante centro de aprendizaje es la familia, ya que las bases de la personalidad se constituyen en la familia; y las opiniones, inclinaciones y comportamientos correctos e incorrectos se originan en el hogar, al respecto el Imam Ali (as) dijo:

“El corazón del joven es como una tierra fértil donde no ha crecido ninguna planta. Está listo para cualquier siembra” (Najul-Balagha).

“El corazón de los jóvenes acepta la verdad más rápido que el corazón de los ancianos” Imam Sadiq.

Es en ese sentido, que el Mensajero de Dios, es el más perfecto modelo a seguir, quien trató de capacitar a otros de tal manera que sus palabras correspondieran a su comportamiento para tener un mayor impacto en la gente; ya que él solía  hacer lo que solía decir, inculcando así, ya hace más de 1400 años atrás, el método de enseñanza y aprendizaje por observación para los niños, adolescentes y jóvenes, el que se realiza a través de la acción, en lugar de las palabras, el que se ejecuta por medio del instinto de la imitación, lo que grandes psicólogos, como Albert Bandura, que en su teoría del aprendizaje, estableció que  grandes segmentos de la conducta humana se adquieren al imitar la conducta de los demás, sobre todo cuando la persona que se observa tiene un papel significativo (padre, maestro) en la vida del sujeto y actúa, por tanto, como un modelo a seguir. Bandura ha propuesto una teoría llamada “aprendizaje social”(2), la cual señala que la observación, la imitación y el modelaje juegan un papel primordial en el proceso de enseñanza y aprendizaje; es decir se aprende a través de la observación.

Por ejemplo la oración es un comportamiento que se aprende primero a través de la observación, y todos aquellos que de alguna manera están en contacto con el niño, o con el que quiere aprender tienen una responsabilidad importante, en este sentido de realizar la oración de manera familiar y muy sincera, no sólo por actuación, o sólo realizarla por cumplir como un robot,  esta escena se reflejará de por vida en la mente de los niños, y quedará grabada, y si se la reproduce con amor y benevolencia será aprendida para la eternidad; pues los niños, los adolescentes o los jóvenes se ven más afectados por las acciones de sus padres que por su discurso y sus consejos. El Imam Jomeini (r.a), consciente de los principios, formas y métodos de criar a los niños, y siguiendo a los Imames (AS), trató a sus hijos y a otros con principios y lógica y los invitó a temas religiosos a través de sus acciones.

Dice Dios en el Corán: «Realmente tenéis en el Mensajero de Dios un excelente ejemplo» Sûra al-Ahzâb (33: 21).

De ahí es que la familia, siendo el principal agente o factor de la Educación; incluso podemos decir que es el factor fundamental del ser humano porque es en el seno familiar donde se aprende desde niños distintos hábitos, costumbres y prioridades, los que en el transcurso de la vida,  hacen que cada individuo se comporte o reaccione de una forma o de otra, ante una situación determinada, siendo la familia el pilar fundamental que trazará la línea de pensamiento, de razonamiento y de filosofía de vida de sus integrantes, en especial el de los hijos, para eso es vital la formación de valores morales positivos dentro de esta estructura que sin una buena guía educativa y los ejemplos vitales de ambos padres resultaría inútil solidificarla.

En otras palabras son los padres el mejor modelo para los hijos y los pequeños de la casa imitarán todo lo que los adultos hagan, porque así aprenden a desarrollarse en el mundo que les rodea. Primero miran y observan, después aprenden y por último imitan. Por este motivo resulta tan primordial vigilar la conducta y el comportamiento por parte de los adultos y así poder ser un buen referente para los pequeños de la casa.

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Por eso es de vital importancia que los padres, madres y maestros deben tener en cuenta que la religión constituye su mayor ayuda y auxiliar; pues la fe es como una antorcha encendida que ilumina los caminos más oscuros, sensibiliza y despierta las conciencias, y donde sea que exista una desviación, puede guiar sencilla y fácilmente hacia la verdad y la felicidad, y el de poner como objetivo principal, las enseñanzas de adoración como el de la oración, y las otras obligaciones son fundamentales para los hijos.

Tal como dice Dios Altísimo: «Quienes creen y cuyos corazones se sosiegan con el recuerdo de Dios. ¿No es acaso cierto que con el recuerdo de Dios se sosiegan los corazones…?».(3)

En la sociedad actual, con el desarrollo de las redes virtuales y el gran avance de la tecnología, además, como lo señalamos a un principio existiendo amenazas generalizadas junto con estos avances para diferentes grupos de edad de la sociedad, especialmente niños y adolescentes, pues se ha abierto otras puertas, con la virtualidad que están al alcance de ellos (as), surge la necesidad imperiosa de reforzar aún más los modelos educativos islámicos, utilizando métodos de consejería adecuados y la formación, en el crecimiento y la crianza de los niños por su importancia, al igual que se hace necesario maximizar el control en el uso de los medios virtuales, como el de los móviles, o tabletas (computadoras), y demás tecnologías, y llevar el seguimiento por parte de los padres, para que el niño (a), o el adolescente, o joven pueda desarrollar su fe, sin perturbar su mente.

Porque sin duda, si los niños (as) y las, los adolescentes y jóvenes creen en Dios como el origen de la creación, la resurrección, la profecía y el Imamato, nunca caerán en problemas como adicción y otras desviaciones, y no se convertirán en asesinos, ladrones, corruptos, homosexuales y similares; ya que estas personas generalmente tienen problemas con la religión y las creencias, como lo han señalado muchos psicólogos, y grandes sabios como el Ayatolá Makarem Shirazi , el Ayatolá Jamenei, el Ayatola Sistani, quienes priorizan a la educación como pilar fundamental, siendo un arma y una base para toda sociedad; pues la educación y la moral son tan importantes que incluso las naciones, que no creen en la religión, la respetan, porque saben que es esencial para ellos, acogerse a algún código de ética, y así ser capaces de avanzar en la amplia trayectoria de la vida. “El sistema educativo de los niños y jóvenes musulmanes debe ser capaz de inmunizarlos contra la cultura anti-islámica y las tentaciones satánicas”(4).

Por ende, en la era actual, para proteger el desarrollo social e islámico adecuado de nuestros niños y niñas, adolescentes y jóvenes se debe identificar cuidadosamente cualquier obstáculo que surja entre padres e hijos y maximizar el puente emocional y verbal entre ellos, fortaleciendo cada vez más los lazos comunicacionales, el respeto, y sobretodo el amor, lo que se está perdiendo, en estos momentos, por el mal uso y el abuso de las nuevas tecnologías.

Hoy, se debe seguir exactamente la forma de vida del Profeta del Islam (la paz sea con él), un acto en el que la confianza, la honestidad, y todos los valores morales se puedan aprender y transmitir a los más jóvenes; pues “Todo el que trata con un niño debe tratarlo como a un niño”, porque la personalidad del Profeta (PBUH) no sólo conforma un ejemplo para una época, una generación, una nación, una religión, o un lugar en particular, sino que conforma un símbolo universal y eterno para toda la gente de todos los tiempos, al igual que seguir y tomar como modelo la vida de los Imames (AS), al mismo tiempo que familiarizarse con libros islámicos como Nahyul Balaga, Sahifa Sayyadiya y la Exégesis del Sagrado Corán; ya que en la medida que se aumenta el conocimiento de los jóvenes, serán más capaces de tomar decisiones correctas en su vida, desarrollando un carácter moral e islámico, siendo una respuesta para este mundo de crisis y corrupción.

“En su comportamiento el niño debe imitar a los mayores, y los mayores también, indefectiblemente deben ser cariñosos con los niños, no sea que se comporten como los infieles y opresores de la Época de la Ignorancia”.

Alî (as) aconsejó lo siguiente en su lecho de muerte y antes de alcanzar el martirio: “En tu familia sé compasivo con los niños y respeta a los mayores”(5).

“La juventud es una de las inestimables bendiciones de Dios y un gran capital de felicidad en la vida de la humanidad”, dijo el Profeta Muhammad (PBUH):

“Les encomiendo ser benévolos con los adolescentes y jóvenes, puesto que ellos poseen un alma más sensible y un corazón que acepta más fácilmente las virtudes”.

Sin lugar a dudas, que la riqueza más grande de una nación está en los niños, y en la juventud, por ende son ellos (as), los que pueden construir y desarrollar el futuro de la comunidad, y son los mismos que defienden a su comunidad contra las amenazas, por lo tanto la juventud es un importante don divino, a la que hay que dotarla de moralidad y espiritualidad, y alejarla de todos los males.

 

Notas:

1- Sdenka Saavera Alfaro es escritora, periodista e Investigadora Boliviana, miembro de la Asociación de Investigadores en Comunicación y Educación para el Desarrollo (AICED) La Paz  y la Asociación de la Comunidad Islámica Ahlul Bait de Bolivia.

2- Bandura, Albert, “Teoría del aprendizaje social”. Espasa-Calpe;  (1987).

3- Sûra ar-Ra‘d; 13: 28.

4- https://makarem.ir/main.aspx?lid=7&typeinfo=1&catid=44994&pageindex=0&mid=401250

5- Bihâr al-Anwâr, t. 42, p. 203; Al-Amâlî, del Sheij Al-Mufîd, p. 129.

 

Shafaqna


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