"Las camionetas de la minera fueron las primeras en repartir ayudas luego de la erupción del volcán
Puyehue de Chile que
llenó de cenizas la meseta en 2011. Cuando viene el invierno hacen lo mismo al darle leñas a los pobladores rurales como una forma de ganarse a las comunidades. También ofrecen casas y trabajos a quienes están desempleados", sostiene a Sputnik Patricia de Chacay Oeste, un poblado a pocos kilómetros de Yala Laubat.
Las acciones de la minera han dividido a los pobladores de la meseta, en su mayoría, entre quienes viven en los pueblos más grandes y las comunidades como las de Yala Laubat. Lo que quedó claro cuando los intendentes de las tres principales localidades —Gastre, Telsen y Gan Gan— publicaron un comunicado el pasado 17 de diciembre apoyando la minería: "Es lo que la meseta central necesita para que la región salga del ostracismo, brinde trabajo y dignidad a nuestros habitantes".
En cambio, en 2018 se realizó en Yala Laubat una reunión anual del trawn, el parlamento mapuche tehuelche, donde los pobladores de comunidades originarias manifestaron que la meseta no es zona de sacrificio.
"Incluso los lonkos [jefes de las comunidades] pidieron a la Legislatura que se les consulte, antes de realizar cualquier proyecto minero, de acuerdo al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, suscripto por Argentina que lo establece como obligatorio previo a cualquier explotación en las tierras habitada por pueblos originarios", afirma la historiadora Ibarrola.
Yala Laubat y la lucha por el agua en Argentina
El pueblo desde hace varios años se abastece de agua de un mallín, nombre dado por los mapuches a las "praderas cenagosas" o humedales, gracias a un pozo de ocho metros de profundidad. La meseta es una de las regiones patagónicas más afectadas por una desertificación que ha secado ríos y arroyos, como el Perdido que llega a Yala Laubat.
El fenómeno de El Niño, que
genera grandes olas de calor entre tres y siete años, ha tenido, en este contexto, un impacto negativo en el humedal que abastece, con frecuencia, a Yala Laubat. También las bajas nevadas de la temporada de invierno han hecho que llegue poca agua del deshielo de las sierras de la cordillera andina. "En mayo nos quedamos sin agua por lo que, desde Lagunita Sala, un pueblo cercano, nos mandan camiones cisternas con 6.000 litros que alcanzan para llenar un tanque por familia", afirma a Sputnik Mabel Lienqueo, pobladora de Yala Laubat.
Pozo en Yala Laubat
© Foto : Gentileza colectivo de fotógrafos Luan
"Reclamamos al Gobierno de Chubut que haga otro pozo de 40 o 50 metros que permita abastecernos del acuífero de Sacanana, el segundo más grande del país. Mandaron una perforadora en septiembre, pero a los nueve metros se rompió. Todavía al día de hoy, los mecánicos enviados por las autoridades no han podido arreglarla, por lo que seguimos sin una fuente de agua propia que nos de autonomía", agrega Mabel.
El problema se agravó cuando, a principios de noviembre, la comunidad se quedó sin agua por una serie de eventos desafortunados, como la avería del camión cisterna diario destinado al pueblo, la escasez de agua de los pozos de Lagunita Salada, que abastecían también a la comunidad, y la rotura de un generador eléctrico que impidió a Blancustre, otro pueblo cercano, bombear liquido a otro camión preparado para un envío de emergencia a Yala Laubat.
"Por tres días nos quedamos sin suministro", narra Lienqueo.
La solución de las autoridades locales fue pedir auxilio a la empresa minera quien, de inmediato, pago el envió de una cisterna. "Nos enteramos porque un representante de la compañía pasó por el pueblo a contarnos del pago, y prometernos que también financiarían la perforación del pozo", sostiene Mabel.
La comunidad, en respuesta, votó, otra vez en una asamblea, rechazar las dos ayudas ofrecidas por Pan American Silver. "Una vez más rechazamos que sea la empresa quien resuelva los problemas de nuestra comunidad. Esperamos que les quede en claro cuál es la dignidad de esta comunidad y se abstengan de volver a intentar meter a la empresa en nuestro territorio", recriminaron a las autoridades las 18 familias que habitan el pequeño poblado.
Acto seguido organizaron una colecta para pagar la perforación que necesitan para abastecerse de agua. La campaña se volvió viral en las redes sociales cuando el 17 de diciembre estallaron las protestas contra la
aprobación de la actividad minera justo en el territorio de la meseta donde queda Yala Laubat.
Una creencia generalizada de las comunidades originarias es que la minera ha afectado cuencas de agua como la del acuífero Sacanana, capaz de abastecer hasta tres millones de personas si se tratara sus afluentes. Pan American Silver, en cambio, sostiene que su proyecto minero sería incapaz de afectar cuencas como la del Sacanana y el Río Chubut, que abastece a buena parte de las localidades de la provincia.
"Es indignante y absurdo que la empresa, que nos saca el agua, intente pagar las perforaciones. Es una burla para nosotros", sentencia Mabel.