Cientos de miles de musulmanes birmanos tras ser atacados por grupos de budistas extremistas y las fuerzas militares de represión de Birmania, se ven obligados de dejar sus casas y huir en dirección de la frontera de Bangladesh. Muchos de ellos pasan a ser refugiados en los campamentos localizados justamente entre Bangladesh y Birmania, campamentos sin ningún tipo de acondicionamiento, que por lo demás no alcanza a cubrir las necesidades básicas de sus habitantes transitorios.