Antes de viajar al país asiático, el alto pontífice argentino había recibido contradictorios consejos sobre la posición que tomará ante la referida comunidad: Por un lado, le urgieron hablar del ‘genocidio de los rohingyas’, mientras, por otro lado, le instaron a no decir ni siquiera la palabra “rohingya”.

Ciertas entidades pro derechos humanos han instado a Francisco a usar el término y hacer un punto mientras cumple una “delicada tarea diplomática” respeto a la dolorosa situación que sufren los rohingyas en Myanmar.

“Él debe usar la palabra rohingya, y debe usarla públicamente”, insistió Phil Robertson, subdirector de la división de Asia de la Organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), al agregar que está claro las atrocidades del Ejército birmano en el estado de Rajine, pero no hay nadie que informe de esa “limpieza étnica”.

Mientras tanto, el primer cardenal católico de Birmania, Charles Maung Bo, aconsejó al papa a no pronunciar el término rohingya, por calificarla de “una palabra controvertida” que genera “mucha tensión”.

Con todas esas ideas contradictorias, los analistas dicen que el papa “está caminando por un campo de mina”, si bien el mismo Francisco había expresado anteriormente su apoyo a los rohingyas utilizando el término en febrero.

“Son hermanos y hermanas nuestras. Y hace años que sufren. Muchos son torturados, asesinados, simplemente por vivir sus tradiciones, su fe musulmana”, destacó en un sermón ofrecido en el Vaticano.

Fuente: Hispantv