Con el inicio de las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), un tema de años volvió a la mesa de debate: Gibraltar.

Sin embargo, la UE dejó claro que lo concerniente a Gibraltar no será abordado durante las negociaciones, sino que españoles y británicos son los encargados de zanjar el asunto posteriormente.

Gibraltar es un territorio británico de ultramar, ubicado en el sur de la península ibérica y que únicamente hace frontera con España (que reclama la soberanía sobre él).

Hace poco más de 300 años, y mediante uno de los artículos del Tratado de Utrecht, España cedió a la Corona británica «la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno».

Su estatus oficial es territorio no autónomo del Reino Unido, y es considerado por las Naciones Unidas como una colonia, por lo que el caso está bajo la supervisión del Comité Especial de Descolonización de ese organismo internacional.

Para la ONU, dichos territorios tienen tres vías para su descolonización: libre asociación, integración territorial e independencia.

Para los españoles lo ideal sería la segunda opción, mientras que los gibraltareños se han pronunciado por la libre asociación –con el Reino Unido–.

En un referendo efectuado en 1967, Gibraltar votó por permanecer bajo la soberanía británica, posición que mantienen en la actualidad.

España reclama la soberanía de Gibraltar –entre otras–, pues lo considera un paraíso fiscal; su tasa de impuesto es del 10 % (comparada con el 30 % de España) y tradicionalmente se ve como una «guarida de contrabandistas». Los españoles también argumentan que, en el Tratado de Utrecht, no se hace mención de las aguas territoriales, hecho que también ha causado disputas.

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