Fue tras una sesión que duró más de 17 horas, con represión en la puerta del Congreso y movilizaciones en rechazo en toda la capital, y en varios puntos del conurbano y del país. El gobierno de Mauricio Macri decidió desoír el rechazo total al recorte a los beneficios jubilatorios.
Con 128 votos a favor y 116 negativos, la cámara baja convirtió en ley la reforma previsional que desesperó al Gobierno en los últimos días y que se traduce en una reducción de los aumentos a jubilados, pensionados, veteranos de Malvinas, y beneficiarios de planes sociales.
Durante la tarde los sindicatos y las organizaciones sociales se manifestaron en la plaza de los congresos. Por la noche, cientos de miles de ciudadanos salieron para hacer sonar las cacerolas y manifestar el rechazo a la medida. En ambos casos, los uniformados accionaron un plan de represión.
Mientras tanto, el oficialismo decidió desoír todos los reclamos. Y avanzó con el tratamiento para convertir en ley la reforma previsional cerca de las siete de la mañana.
Al momento del cierre, el Frente para la Victoria, Agustín Rossi, afirmó que "los cacerolazos fueron movilizaciones espontaneas de argentinos que rechazan este proyecto de ley, pero ustedes no lo quisieron ver. Pero ustedes se encerraron. Ustedes piensan que la sanción de la ley obtura el debate. Se equivocan, este no es el punto de llegada, sino es el punto de partida".
Por su parte, Mario Negri de la UCR se rehusó a utilizar los diez minutos para cerrar el debate. Y soltó que debe ser el propio Ejecutivo el que tendrá que poner la cara para explicar el motivo del avance pese a todo con la medida.
En un día agitado, el Gobierno logró imponer la medida. Pero todavía no se puede afirmar si resultó victorioso en una jornada cargada de tensión dentro del recinto y represión en la calle.