Cuando termine la reparación de su apartamento, Laura quiere una sala morada y Luis Enrique pintará de terracota el exterior de su casa, para seguir con la tendencia local de usar colores oscuros en las viviendas, aunque especialistas aconsejan las tonalidades claras para el clima local.

“Me gusta, está de moda y si otros lo hacen, porqué yo no”, opinó la trabajadora Yuseisy Hidalgo, residente en un pequeño apartamento con puerta a la calle en el municipio capitalino de Centro Habana.

No obstante, Luis Bérriz, presidente de la organización no gubernamental Cubasolar, recomienda dejar a un lado aquellos colores que absorben el calor.

“Usted a veces se sitúa arriba del techo de la casa a mirar las azoteas y ve los techos negros por los impermeabilizantes que compramos, rojo o verde oscuro”, dijo Bérriz a medios locales de prensa.

A juicio de este experto que promueve desde hace años el aprovechamiento de la energía y la introducción de fuentes renovables, “estamos en Cuba, tenemos que usar blanco, pintar las paredes de ese color o de colores muy claros, de lo contrario las paredes adentro tienen cincuenta grados”.

Óscar Rojo escogió el verde oscuro para su fachada no tanto por el gusto sino porque es encubridor.

“Por la humedad, toda la parte alta se llena de verdín, como suele llamarse a un tipo de moho. Con este color, no tengo que estar pintando a cada rato, porque la pintura está escasa y cara”, explicó Rojo sobre su decisión.

Bérriz alertó que “usamos poco los conocimientos de física ambiental. Estamos en un país tropical. Tenemos que ver que la pared oscura absorbe la radiación solar y la convierte en calor”.

Los colores oscuros que se aplican en las paredes exteriores suelen ser pinturas impermeabilizantes.

Un artículo publicado en el no.78 de la revista Energía y tú, de abril-junio de 2017, indicó que, para los impermeabilizantes de techos, “el color más recomendable es el blanco, lo que se conoce como `techo frío´, que refresca grandemente el interior del techo con diversas bondades térmicas y ecológicas”.

“Sobre un techo muy oscuro, al mediodía, no se puede caminar descalzo, sobre techo blanco sí, lo que se debe al nivel de reflectividad que, al igual que la nieve, refleja hasta 90 por ciento de los rayos del sol”, apuntó la publicación.

Tradicionalmente, en la paleta de colores para los exteriores de Cuba han predominado las tonalidades claras en amarillos y beige. Estas se incluían en las reglamentaciones de la vivienda y las personas debían regirse por esa selección.

En repartos residenciales, ocupados preferentemente por embajadas y residencias de diplomáticos, donde predominan las casas amplias con jardines y patios, suelen encontrarse combinaciones de colores discretos.

Desde hace unos años, como símbolo de modernidad, también han proliferado las ventanas de cristal y aluminio, en sustitución de las tradicionales de persianas de madera.

La tendencia no se limita a las casas de particulares sino que proliferó en numerosas edificaciones, donde ahora, desde el exterior, se puede apreciar la colocación de cartones y cartulinas, de pésima estética, para evitar el exceso de sol.

Al respecto, Bérriz aconseja no utilizar una ventana de cristal y una cortina oscura adentro “porque si entra la radiación se convierte en calor”.

Y llamó a enseñar a las personas “cómo hacer las cosas”, no solo en materia de colores sino de todo lo relacionado con el ahorro de energía.

Fuente: Rebelión