El té chino fue el origen de una bebida que se ha extendido por todo el mundo, ya que la exportación de la planta de té se inició hace más de 2000 años. En el gigante asiático esta bebida ha desarrollado su propia cultura.
El té es una de las tres bebidas más importantes del mundo junto con el café y el cacao. La gran afición que muestra el pueblo chino hace que el té ya no se considere simplemente una bebida, sino que ha desarrollado su propia cultura.
Los primeros usos del té fueron como ofrenda y planta medicinal convirtiéndose en una de las mercancías principales del comercio 200 años a.c en china. No fue hasta la dinastía tang del año 618 que la bebida entró a formar parte de la vida cotidiana de los chinos. Posteriormente surgieron las casas de té, tanto en las ciudades como en los pueblos pequeños, lo que reflejaba la costumbre de tomarlo entre todas las clases de la sociedad.
Normalmente los chinos no echan azúcar al té, pues no les importa que tenga un sabor fuerte y siguen una serie de rituales a la hora de prepararlo. Por ejemplo, nunca se hace el té chino con el agua recién hervida, sino por debajo del punto de ebullición para mantener su sabor y su color auténtico sin perder los valores nutritivos que tiene.
El té no sólo ayuda a la digestión, sino que sirve como estimulante, mejora la vista, alivia los efectos del tabaco y del alcohol y es anticancerígeno. Además de sus vínculos con la buena salud, para la sociedad china es habitual ofrecer una taza a los invitados como muestra de cortesía y respeto.