El 21 de febrero de 1973 Un Boeing 727 libio que hacía el trayecto Trípoli-El Cairo fue derribado por un caza israelí sobre el desierto del Sinaí. Murieron 108 de las 114 personas que iban a bordo.
Aviones caza de las fuerzas aéreas israelíes sospechaban que un avión libio de pasajeros Boeing 737 de la empresa Libyan Arab Airlines era un avión enemigo y lo derribaron. Perdió el rumbo por problemas de instrumental volando con condiciones climáticas adversas al aproximarse al El Cairo y se interna por error sobre la península de Sinai en poder de Israel donde es interceptado por cazas Phantoms.
Una serie de equívocos por parte de la tripulación sobre su real posición, la procedencia de estos aviones y sus intenciones de ataque hace que sea obligado el fuego aéreo. El avión, al intentar invertir el rumbo, para intentar aterrizar en las arenas del desierto, muy cerca de la frontera con Egipto, finalmente se estrella por el daño causado por los cazas del régimen sionista.
Mueren 108 de los 114 ocupantes del Boeing 727 de Libyan Arab Airlines. El caso desata una fuerte polémica internacional.