El crimen de lesa humanidad que EEUU todavía no ha reconocido

El crimen de lesa humanidad que EEUU todavía no ha reconocido

Annur TV
Wednesday 31 de Dec.

Durante la guerra en Vietnam EEUU usó contra la población civil armas químicas que causaron mutaciones en sus organismos.

Esas mutaciones se transmitieron de padres a hijos, que heredaron los problemas físicos y psicológicos, escribe el periodista Andréi Véselov.  

 

Agente naranja

En los años sesenta, la Fuerza Armada de EEUU realizaba la operación Ranch Hand en Vietnam del Sur utilizando en masa armas químicas. Aunque EEUU anunció que su objetivo era la lucha contra los guerrilleros, la peor parte se la llevaron los campesinos y la población civil. 

El arma principal usada en la región es conocida como agente naranja (Agent Orange) y fue fabricada por la empresa agrícola Monsanto Corporation. En 10 años, los estadounidenses rociaron unos 80 millones de litros de este agente desde sus aviones, envenenando los campos de cultivo y los ríos, según el artículo de Véselov.

Esta dioxina interviene en los procesos del metabolismo, causa enfermedades oncológicas, debilita el sistema inmunológico y afecta al código genético. Así, los hijos de las víctimas de ataques químicos nacen con el cráneo deformado o sin ojos, nariz u otros miembros. El mejor diagnóstico para estas personas es el de la demencia, afirma el periodista. 

Sputnik se puso en contacto con varias víctimas y con el presidente de la Asociación Vietnamita de Víctimas del Agente Naranja, el general retirado Nguyen Van Rih.

"Los estadounidenses desde el comienzo sabían de las consecuencias, aunque seguían mintiendo y diciendo que el 'agente' no era peligroso para los humanos, sino que solo destruía las selvas. Entendían también que sufrirían en su mayoría los campesinos comunes. Fue una acción de intimidación", compartió con Sputnik Van Rih.

"No era vida, sino un infierno"

Una de las víctimas, Nguyen Dan Chi, había servido en el Ejército luchando contra los estadounidenses, si bien resultó expuesto a la sustancia tóxica en su pueblo natal.

"Pasé unas semanas en la cama, delirando. Mi piel estaba cubierta de llagas, de pus y de mucosidades", aseguró. Aunque en todo momento tuvo el apoyo y la ayuda de su esposa, a partir de ese momento iba a empezar lo peor para ellos. 

"No era vida, sino un infierno", dijo Dan Chi. Su primer hijo murió durante el parto y el segundo vivó menos de un año. El tercer hijo, Tuán, sobrevivió, aunque a sus 40 años de edad todavía no sabe andar, hablar o comer. El cuarto hijo, Kui, es más fuerte físicamente, aunque su desarrollo mental nunca superará el de un niño.

El difunto marido de Pham Thi Hang también fue víctima del agente naranja. Sus cuatro hijos nacieron con mutaciones. Los tres mayores no hablan ni pueden andar.

Según sus vecinos, el marido de Thi Hang trató varias veces de suicidarse, dejó de trabajar y comenzó a pegar a su mujer y a beber. Finalmente no pudo soportarlo más y acabó muriendo.Las mutaciones de su hija menor, Zung, fueron menos severas y pudo estudiar y trabajar, además de dar a luz a niños sanos.

"Son el futuro de nuestra familia, mi futuro y el futuro de mi difunto esposo. Me levanto cada mañana solo por mis nietos", dijo llorando Thi Hang.

"Ciudadanos de segunda categoría"

Según los datos estadísticos de la Asociación Vietnamita de Víctimas del Agente Naranja, unos 3 millones de vietnamitas se vieron expuestos al agente naranja durante la guerra. 

"Como entenderá, las organizaciones internacionales todavía no han reconocido este crimen de guerra y crimen de lesa humanidad. Nos mantenemos en contacto con los veteranos estadounidenses que se vieron afectados por la dioxina. El Tribunal obligó a pagarles una indemnización. Eso significa que los crímenes han sido reconocidos y probados jurídicamente. Pero a los vietnamitas el Tribunal les denegó ese derecho: somos para ellos ciudadanos de segunda categoría", afirmó indignado Nguyen Van Rih.

Fuente: Sputnik 


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