El régimen de Tel Aviv golpea con frecuencia el territorio sirio, atacando objetivos militares pertenecientes a Siria y sus aliados, que han estado ayudando a la guerra de Damasco contra grupos terroristas respaldados por extranjeros. Los observadores ven los ataques como un medio para aplacar a los grupos terroristas Takfiri que han sufrido recientemente una derrota aplastante.

En septiembre pasado, los lanzadores de misiles S-200 de Siria derribaron un avión de reconocimiento ruso Il-20 con 15 militares a bordo, que en ese momento respondían a una ola de ataques israelíes contra instituciones estatales en la provincia occidental de Latakia. Moscú responsabilizó a Israel, y dijo que los pilotos del régimen habían usado intencionalmente el avión ruso como cobertura para realizar ataques aéreos, poniéndolo efectivamente en la mira de las defensas aéreas sirias.

Rusia dejó de coordinar sus operaciones aéreas sobre Siria con Israel después del incidente y mejoró las defensas de Siria con sus sistemas de misiles S-300.

El 4 de octubre del año pasado, el ministro de Cooperación Regional de Israel, Tzachi Hanegbi, rechazó rotundamente la idea de que la adquisición de los equipos por parte de Siria afectaría a Tel Aviv. «Las capacidades operativas de la fuerza aérea son tales que esas baterías (S-300) realmente no limitan las capacidades de la fuerza aérea para actuar», dijo a la Radio del Ejército de Israel.

Sin embargo, un día después, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Vershinin, dijo a la agencia de noticias rusa Sputnik que Rusia esperaba que el régimen israelí ejerciera un «buen juicio» sobre la entrega del sistema de misiles de Moscú al gobierno sirio, ya que le seguirán «pasos adicionales».

Fuentes: News Front / Press tv