Alemania se propone dejar de producir electricidad a partir del carbón como muy tarde en 2038 para cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones contaminantes, una medida que costará decenas de miles de millones de euros.
Una comisión compuesta por expertos, representantes de empresarios y trabajadores del sector y de oenegés de defensa del medio ambiente alcanzó un acuerdo sobre el carbón después de meses de negociaciones arduas.
El gobierno alemán tiene la última palabra, pero todo parece indicar que seguirá las recomendaciones de la comisión creada por él mismo.
Algunas oenegés medioambientales consideran que tendría que hacerse antes de 2038 para alcanzar los objetivos de reducción de CO2.
La retirada del carbón se hará de forma progresiva y la última central cerrará como muy tarde en 2038, pero la comisión no descarta adelantar la fecha a 2035 si las condiciones lo permiten.
Hasta 80.000 millones
La transición tendrá un coste: hasta 80.000 millones de euros (91.200 millones de dólares) si las autoridades siguen las recomendaciones.
Las regiones afectadas del oeste y del este del país recibirán 40.000 millones de euros en ayudas estructurales a lo largo de los próximos 20 años.
La decisión tendrá un impacto social elevado: decenas de miles de empleos están directa o indirectamente vinculados a la producción de lignito y de carbón en el país.