Un estudio genético revela que durante la época de las Cruzadas una gran parte de las fuerzas invasoras pudo estar integrada por tropas del Oriente Medio.
En las filas de los cruzados en los siglos XI-XIII combatían tanto europeos como guerreros locales y personas de origen mixto, según un estudio publicado recientemente en la revista American Journal of Human Genetics.
Tras secuenciar el genoma de los restos de 9 combatientes hallados en la llamada ‘fosa de los cruzados’ —enterramiento común de guerreros en la ciudad antigua de Sidón, que data de la segunda mitad del siglo XIII—, un equipo científico británico-libanés descubrió que solo tres de ellos procedían de Europa, mientras otros cuatro tenían un ADN muy parecido al de los cristianos libaneses modernos.
Por su parte, dos de los combatientes sepultados mostraban una mezcla entre poblaciones europeas y orientales.
Dado que los guerreros de procedencia local no muestran rasgos característicos de las regiones donde solían formarse los ejércitos musulmanes de la época — Siria, Irak, Egipto, Turquía y los desiertos poblados por beduinos—, los arqueólogos suponen que se trata de cruzados pertenecientes a las comunidades cristianas locales.