El presidente sirio. Bashar Al-Assad, afirmó que a su país le impusieron una guerra externa, pero se apoyó en elementos internos, una lección que resultó beneficiosa para la mayoría del pueblo.

"La lucha contra el extremismo comienza con la Moderación y la religión musulmana es inocente de todas las acusaciones dirigidas en su contra, e históricamente el Levante siempre ha sido moderado en el marco religioso y social", expresó Al-Assad, durante una reunión con un grupo de ulemas de Damasco, posterior a la inauguración del Centro Islámico Internacional para enfrentar el terrorismo y el extremismo.

“El profeta nos advirtió de la exageración en la religión, y lamentablemente la Hermandad Musulmana distorsionó la imagen del Islam en las últimas décadas, mediante la introducción del concepto de la violencia en la religión basada en los pilares del bien, el derecho y la justicia”, aclaró el mandatario.

Señaló que la lucha contra el terrorismo y el extremismo no comenzó con el lanzamiento de este centro, sino empezó desde los primeros meses en los que apareció el terrorismo en Siria.

“El Centro no es el inicio, es un paso en el contexto de la lucha contra el terrorismo, y tomamos en cuenta que cuando planeamos para el futuro debemos partir del presente”, dijo.

Asimismo, explicó que “algunos creen que después de nueve años de guerra, el sectarismo incrementó en Siria y llegó a un grado sin precedentes, pero en realidad, eso no es verdad y la situación de la sociedad es mucho mejor que antes de la guerra.

“El pueblo sirio se percató que la guerra contra su país comenzó con un discurso sectario extremista promovido desde el exterior, y si realmente le hubiéramos hecho caso a ese discurso la sociedad siria no hubiera resistido tantos años y estuviera ahora fragmentada”, explicó.

En otro momento de su intervención, Al-Assad dijo que el pueblo sirio es más capaz ahora de diferenciar entre la religiosidad constructiva y el fanatismo destructivo.

Al respecto, afirmó que "la guerra es externa, pero se apoyó en elementos internos, y fue una dura lección de la cual se benefició la mayoría del pueblo sirio".

Recordó que "durante la guerra, y siempre que un proyectil o una bala impacta en una mezquita, el enemigo alegaba que el gobierno sirio pretendía hacerlo para golpear al Islam y sus símbolos, e incluso promovieron la idea de que el Estado es laico y ateo y está en contra de la religión y, por lo tanto, contra la moral".

Por otro lado, el presidente manifestó que “lo que hemos sufrido en esta guerra está vinculado con el extremismo religioso, y la maquinaria del wahabismo contribuyó a consagrar esta realidad”.

“El terrorismo en Siria no proviene de las tradiciones y costumbres sirias sino del exterior”, agregó.

"La conciencia es lo único que protege a cualquier sociedad e individuo del error y la desviación, y es la que nos permite distinguir entre una idea extremista y otra moderada, o entre un discurso lógico y otro ilógico”, manifestó.

El presidente Bashar al-Assad concluyó sus palabras con un llamamiento para consagrar el diálogo, y afirmó que una religión sin diálogo es una religión de rituales nada más.

Al inaugurar el Centro Islámico Internacional para enfrentar el terrorismo y el extremismo, Al-Assad hizo un recorrido por las diferentes secciones del centro y escuchó a una explicación detallada del director del mismo, Adnan Al-Afiuni.

El nuevo centro abarca al Instituto Nacional para Capacitación de Ulemas e imanes de mezquitas, el Instituto Internacional de Ciencias Islámicas y Arábicas que abrirá sus puertas para aquellos que quieran aprender y adquirir las ciencias islámicas moderadas de los ulemas del levante.

También abarca una sección para monitorear y tratar la ideología extremista y los Fatwas takfiríes difundidas a través del Internet.

Asimismo, dispone de un departamento de lucha contra la ideología extremista, un centro de investigación científica, una biblioteca y salas de conferencias.

Fuente: Al Mayadeen