Gilad Atzmon: 'Para vencer, los palestinos tienen que sobrevivir'

Gilad Atzmon: 'Para vencer, los palestinos tienen que sobrevivir'

Gilad Atzmon, músico, activista político y escritor israelí, presenta su último libro: 'Ser en el tiempo. Manifiesto pospolítico'.

 

Annur TV
Wednesday 12 de Jun.

Gilad Atzmon habla en modo torrente de palabras durante nuestra conversación en una soleada terraza de Madrid. Se expresa con pasión, de manera prolija, pero no atropellada; busca atinar, dar en el clavo y  lanza frases como dardos que más que hacer diana pretenden atravesar, penetrar, llegar al otro lado. Creo que le importa hacerse entender. Y se esfuerza en ello. Quiere que le entiendan. Quizás porque se siente o se sabe ‘mal entendido’.

Gilad Atzmon nació en Israel en el seno de una familia más bien laica, pero activamente sionista. Se fue del país a comienzos de los noventa, con treinta años cumplidos. Dice que fue la invasión de Líbano de 1982 lo que le abrió los ojos a lo que es Israel, aunque le llevó un tiempo decidirse a abandonar el país en el que había nacido y crecido.  

“No fue una decisión fácil. Me fui porque comprendí que estaba en una tierra que era de otros. Israel es Palestina. Nunca he vuelto, ni pienso volver”.

Decir que es un autor polémico es quedarse corto. Gilad Atzmon es provocador, muy incorrecto políticamente y tiene el don de incomodar a diestro y siniestro, o sea a la derecha y a la izquierda.  Él se define como filósofo de la política.

En su último libro Ser en el tiempo. Manifiesto pospolítico, publicado por Ediciones de Oriente y el Mediterráneo y recientemente presentado en Madrid, arremete contra las políticas identitarias  y contra lo que califica de tiranía de lo políticamente correcto, fenómenos ambos que, según él, están vinculados y se alimentan mutuamente “en los círculos progresistas tan políticamente correctos. Está bien visto identificarse como mujer, gay, negro, judío o vegano,  pero no así como musulmán o como blanco, eso ya no es tan correcto, esta política de exaltación de identidades particulares es bastante tramposa y un serio peligro, especialmente para la izquierda, si es que aún se puede hablar  de izquierda…”

La cuestión de la identidad es y ha sido el tema central de la obra de Gilad Atzmon y quizás de su  peripecia vital e intelectual. Al fin y al cabo, es un judío crecido en el seno de una familia sionista… Y acusado por algunos de  antisemita.

“Antes, antisemita era la gente que odiaba a los judíos, ahora se llama antisemita a la gente que Israel odia. Estoy en el mismo club que Bernie Sanders, George Gallaway, Richard Folk o Roger Waters, los humanistas de nuestro tiempo. Nos llaman antisemitas porque estamos en contra de lo que hace Israel y de lo que ha pasado en Irak y en Siria, y del poder de los neocon y de la AIPAC [Comité Americano Israelí de Asuntos Públicos] en Washington… Nunca he criticado a los judíos por ser judíos, yo soy judío, mi esposa es judía y …- aquí estalla en una carcajada – , mi amante también. Me niego a no poder criticar el judaísmo, la ideología del judaísmo, su carácter tribal, la idea de pueblo elegido, como cualquier intelectual católico critica el catolicismo o como Weber criticó el protestantismo. Aunque sé que pago un precio por ello. La esencia del poder judío es el poder de silenciar toda crítica al poder judío. Para decir lo que quiero decir, he tenido que renunciar a trabajar en el mundo académico, aunque cumplo todos los requisitos y tengo todos los títulos para ello. De modo que elegí vivir de mi trabajo como músico de jazz, lo que es más difícil desde el punto de vista de la seguridad económica, pero me permite hablar libremente .

Aunque muchas de sus opiniones me resultan irritantes, por ejemplo, su mirada despectiva e irónica hacia las brigadas internacionales: “la mayoría eran judíos revolucionarios que viajaron a España porque querían entregar sus vidas en nombre de la clase obrera internacional, pero los obreros reales no pudieron ir a España, tuvieron que quedarse en casa y levantarse por la mañana para ir al trabajo”. Reconozco una auténtica pasión por la verdad, entendiendo verdad como aquello que uno cree que es verdad, en lo que escribe e indaga.

Alguien dijo, creo que fue Kant, que más importante que tener las respuestas adecuadas es hacerse las preguntas adecuadas. En los escritos de Gilad Atzmon no es fácil encontrar respuestas, menos aún que sean adecuadas, pero siempre encontramos la pregunta que inquieta, sorprende, cuestiona lo aceptado, hace dudar. Y a menudo incomoda.

Gilad Atzmon no acepta temas tabú, ni territorios sagrados en los que es mejor no entrar. No acepta no pensar en lo que pensamos que es impensable. A veces, sus opiniones resultan impertinentes, pero su impertinencia tiene que ver con la osadía que es sin duda una forma de valor.

Antes de despedirnos, le pregunto si ve alguna salida al drama de Palestina. Se queda un momento en silencio, buscando la palabra precisa.

“No soy un activista, no me gusta decir a la gente lo que deben o no deben hacer. Pero creo que la clave es cuestión de porcentajes y demografía . Cuando la población palestina alcance el 70% del total de la población en Israel , todo empezará a cambiar. Para vencer, los palestinos tienen que sobrevivir”.

Acerca del autor: Teresa Aranguren es periodista especializada en Oriente Próximo.

Fuente: Teresa Aranguren, La Marea


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