Las pilas contienen metales pesados que al descomponerse en el ambiente, contaminan la tierra, el agua y casi todo lo que entra en contacto con estos elementos. Su componente más peligroso es el mercurio, que al no ser procesado de manera correcta llega a los océanos, afecta a los peces y luego a los humanos que los consumen.
Por su parte casi todos los productos electrónicos como: celulares, televisores, laptops, cámaras, entre otros, contienen elementos que de no ser tratados de forma adecuada resultan altamente contaminantes para el ambiente. Estos además de mercurio, pueden contener plomo, cadmio, arsénico, aceites y gases que al liberarse de forma no controlada causan graves daños a la flora, fauna y así también a la humanidad.
La mejor opción siempre es reducir el consumo, limitándote a lo mínimo necesario, lo que te sea indispensable. Y la segunda opción es, la hora de reemplazar uno de estos artículos, agotar primero las posibilidades de reparación y por último, si no es posible, averiguar muy bien donde poder desecharlos para no causar problemas al medio ambiente.
Una sola pila común puede contaminar casi 200 mil litros de agua y una pila de reloj puede contaminar unos 600 mil litros.
Cuando se contamina la tierra, se afectan las aguas subterráneas, las plantas que después nos sirven de alimento y que producen oxígeno. Además, la contaminación normalmente llega a los peces, que también son parte de nuestra dieta alimenticia. Por lo que comprenderás que afectar el ambiente es afectar tu propio bienestar.
Con información de Eluniverso.com