“Háganse como niños para entrar al Reino de Dios”

“Háganse como niños para entrar al Reino de Dios”

Por el Sheij Abdul Karim Paz

 

Sheij Abdulkarim Paz
Friday 21 de Jun.

“Yo os aseguro, el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él” (San Marcos 10:15)

Esta famosa frase de Jesús encierra muchas enseñanzas. Como sabemos y creemos también los musulmanes, el Reino de Dios anunciado por Jesús, es el Reino de la justicia, el amor, de la fraternidad o reencuentro de la familia humana. Para los musulmanes es el Reino que inició el profeta Muhammad y que culminarán su descendiente, el Imam Mahdi y Jesús en su venida.

El día que gobierne Dios en la Tierra a través de sus representantes, será el día que se acabe la enemistad y la violencia en la Tierra y el lobo conviva mansamente con el cordero. Los niños son pura credulidad inocente, sin maldad. No harían por su naturaleza una guerra entre sí, ni generarían los crímenes que sí llevan a cabo almas pervertidas por el odio, la codicia, el rencor, la inconciencia y otros males semejantes.

Una parte fundamental del islam nos ordena trabajar por esta promesa de Dios de Su Reino en la Tierra. Esto sucederá indefectiblemente, es el sentido último de la historia y fue anunciado por todos los profetas, incluyendo a Muhammad, la bendición y la paz sean con él y su Familia Purificada. Jesús también enseñó a rezar: “Venga a nosotros Tu Reino, hágase Tú Voluntad en la Tierra como en el Cielo...”

En el islam, los niños son la expresión de la pureza, son frescas emanaciones de la fuente gloriosa divina. Son signos ejemplares de Dios. Para representar la máxima pureza angelical, los grandes artistas plásticos pintaban a bebés o niños por su belleza, inocencia y pureza. El sentido común reconoce esta pureza y ternura de la naturaleza infantil. Todos nos conmovemos ante ella. Tanto más horrible y execrable nos resulta la perversión cuando afecta a los niños en su inocencia.

El Reino de Dios es un reino de sabiduría, justicia, vida, amor y belleza. Nada tiene que ver con las calamidades mundanales que crean las almas pervertidas. El mismo concepto de perversión es aplicable a algo cuya naturaleza original era la armonía, el bien y la belleza.

Hacerse como niños es volver a la fuente pura, buena y bella, sin maldad ni violencia. En otras palabras, es acercarse a Dios, es entrar en Su Reino de Paz. Desarrollar las capacidades humanas, la inteligencia, el intelecto, la autosuficiencia, la conciencia manteniendo la frescura de la bondad, la vitalidad, el amor que emana de los niños es seguir la pureza de las enseñanzas de todos los profetas. Quien crece en la enseñanza profética, siguiendo realmente el ejemplo de los representantes y elegidos de Dios, recupera la belleza y armonía infantil, pero con una plena realización humana. Reúne la pureza del niño con la experimentada sabiduría del adulto. Habita ya en el Reino de Dios, ayuda a su construcción. Erradica la violencia abominable satánica que jamás podría ingresar al Paraíso, sea terrenal o celestial, donde reina Dios.

Por el teólogo y sheij Abdul Karim Paz


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