La empresa de defensa y seguridad privada española Undercover Global S. L., que tenía por encargo velar por la protección de la embajada de Ecuador en Londres (capital del Reino Unido) entre 2012 y 2018, espió “las 24 horas del día” al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, durante su estadía en la sede diplomática como refugiado, ha revelado este martes el diario español El País.

El rotativo europeo ha tenido acceso a documentos, vídeos y audios, en los que queda patente que la empresa captó toda la información que le fue posible sobre Assange, que fue arrestado en abril por la Policía británica, y, en especial, sobre sus abogados y colaboradores.

“Varias cámaras de vídeo grabaron, con audio, desde diciembre de 2017 a marzo de 2018, decenas de entrevistas del fundador de WikiLeaks con sus letrados y visitantes, en las que se trató de su estrategia de defensa. Los dispositivos recogieron varios planes secretos para sacarlo de la embajada y llevarlo a Rusia o Cuba, proyectos secretos que finalmente no se ejecutaron por la negativa del activista australiano, que los consideraba ‘una derrota’”, ha precisado la fuente.

Assange fue arrestado justo cuando el Gobierno de Ecuador, presidido por Lenín Moreno, le retiró el asilo diplomático y lo expulsó de su embajada en Londres, donde residía desde junio de 2012, tras masivas filtraciones de información clasificada.

De acuerdo con El País, la compañía de seguridad española, en vez de enfocarse en la seguridad del recinto, llevaba a cabo informes diarios sobre las actividades de Assange y su equipo, vigilancia que, avanza el diario, “se intensificó” tras la llegada a la Presidencia de Moreno en mayo de 2017.

​Consciente de que podía estar siendo espiado, el fundador de WikiLeaks llegó a mantener reuniones con sus abogados en los cuartos de baño, lugar que consideraba más seguro que sus dependencias.

Nada más ser detenido, Estados Unidos anunció una acusación criminal en contra de Assange por presunta conspiración. Washington le imputó el 23 de mayo 17 nuevos cargos, entre ellos violación de la Ley de Espionaje. De ser hallado culpable de estas acusaciones y si fuera extraditado a EE.UU., el australiano podría afrontar una pena de hasta 175 años de cárcel.

El portal de filtraciones WikiLeaks no ha guardado silencio y acusa a las autoridades estadounidenses de atentar contra la libertad de expresión, mientras la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pide al Reino Unido la liberación del activista.

Fuente: Hispan Tv