Napalpí, una masacre de más de 400 personas a la espera de justicia

Napalpí, una masacre de más de 400 personas a la espera de justicia

Por Flavio Colazo para La Nueva Mañana.

Annur TV
Friday 19 de Jul.

Autoridades posan junto al avión que regó caramelos sobre Napalpí. Cuando los pobladores se distrajeron fueron emboscados y masacrados. - Foto: gentileza Ojos del Norte.
 

Especial para La Nueva Mañana

En la primera semana del julio de este año la Justicia argentina sentó un precedente histórico en materia de reconocimiento de responsabilidades en los abusos y atropellos cometidos por el Estado en perjuicio de los habitantes de los pueblos originarios (ver nota en LNM del 05/07/2019). La sentencia que condena la masacre perpetrada sobre la etnia pilagá en Rincón Bomba en la provincia de Formosa permite avizorar una luz de esperanza para otros sucesos del tipo que esperan su correspondiente reparación. El caso de la masacre de Napalpí es uno de ellos.

La masacre

Aquel 19 de julio de 1924, temprano en la mañana, se percibió sobre el asentamiento poblacional aborigen de Napalpí el sonido del motor. Cuando llegó el avión comenzó la lluvia de caramelos. La mayoría de la población (los niños primero, lógicamente) reaccionó saliendo a recoger a los dulces. Aprovechando la dispersión y la desviación de la atención de cada uno de los pobladores llegaron hasta las tolderías los vehículos con las tropas asesinas (130 policías y varios civiles) todos con los fusiles en mano para descargar sus municiones sobre la totalidad de la población sin distingo de ancianos, mujeres y niños. Masacraron a más de 400 personas. Se descargaron más de 5000 balas. A los hombres se los mutiló. A algunos se les cercenó su pene, sus testículos y sus orejas para exhibirlos a modo de trofeo. A otros los colgaron degollados, los decapitaron o los empalaron. Algunos pocos escaparon hacia el monte y fueron perseguidos durante su huida para no dejar testigos. Lograron sobrevivir casi cuarenta niños y unos 15 adultos quienes pudieron escapar hacia el monte. Los cadáveres masacrados fueron enterrados en fosas comunes. Irónicamente, Napalpí, a modo de funesto vaticinio, se traduce al español como lugar de los muertos o cementerio.

A 97 años de acontecer la masacre, La Nueva Mañana entrevistó al referente de la etnia qom Juan Chico, quien a sus 42 años de edad, preside la fundación Napalpí con sede en la ciudad de Resistencia, capital de la provincia de Chaco.

-Juan, ¿qué provocó la masacre?

-Pasó que después que las etnias toba y mocoví fueran despojadas de su territorio por la administración estatal (cerca de 1911) la población de las mismas pasó a ser contratada como mano de obra de los nuevos colonos europeos quienes los hacían trabajar a destajo por un salario miserable. Cuando los trabajadores se enteraron de que en los ingenios de Salta y Jujuy la paga era mejor decidieron trasladarse hacia esas provincias en busca de mejor destino. Ante esta amenaza de éxodo la patronal dio conocimiento a las autoridades provinciales, especialmente al gobernador Fernando Centeno, y se dictó la prohibición de desplazamientos migratorios para las etnias originarias hacia fuera de la provincia de Chaco. Ante esta prohibición nuestros abuelos iniciaron una huelga con cese total de producción. La administración provincial, mediante una operación de prensa, divulgó que los indios estaban haciendo malones y ordenó la represión de una sublevación inexistente y se produjo la masacre.

-¿Qué repercusión tuvo esta a nivel de los estamentos gubernamentales nacionales?

-Solo Francisco Pérez Leirós solicitó en agosto de 1924 una pronta investigación en la Cámara Baja. Pero debido a la fuerte oposición oficialista su pedido no prosperó.

-En la actualidad, ¿hay algún proceso jurídico en curso?

-Sí, en el año 2014 un grupo de fiscales federales de la provincia (Chaco) inició una investigación de oficio por considerar que las características de la masacre constituyen un crimen de lesa humanidad.

-¿En qué estado se encuentra dicha investigación?

-En su etapa final, en agosto es muy probable que se presente todo ante la Justicia.

-¿Con cuáles pruebas cuentan los fiscales?

-Fundamentalmente con las fosas comunes en que fueron sepultados los cadáveres y con los testimonios de los sobrevivientes.

-En 2014, había sobrevivientes...

-Tres sobrevivientes prolongaron sus vidas hasta el siglo XXI: un varón, Pedro Blanquita (1908 aprox.-2015) -también sobreviviente de otra masacre, la del Zapallar ocurrida en 1933- y dos mujeres, Melitona Enrique (1901 aprox.-2008)- por quien al fallecer el gobierno de Chaco proclamó al 13 de noviembre como día provincial de la mujer indígena- y Rosa Grillo (1912 aprox.). Tanto Pedro Blanquita como Rosa Grillo han podido dar testimonio en el presente proceso de investigación. También prestaron testimonio los hijos de Melitona Enrique, Mario y Savino Yrigoyen.

-¿Cómo lograron sobrevivir?

-Aquellos que consiguieron salvar sus vidas para poder preservarlas después de la masacre se ocuparon metódicamente de anular cualquier vestigio de su identidad toba o mocoví. Dejaron de hablar su lengua y durante muchos años intentaron borrar de su memoria la matanza, dejando de hablar sobre ella ni a extraños ni a propios. Recién hacia fines del siglo XX algunos de aquellos sobrevivientes consiguieron desempolvar los horrorosos recuerdos y sacarlos a la luz pública.

-¿El Gobierno provincial acompaña el reclamo?

-Algo tenemos que reconocer, y es que en 2008 la administración provincial de Chaco, a cargo entonces de Jorge Capitanich, pidió perdón públicamente por los hechos de 1924 y reconoció de modo institucional la responsabilidad del Estado en el asesinato masivo de más de 400 pobladores en Napalpí, población hoy denominada Colonia Aborigen, y decretó el 19 de julio como Día de los Derechos de las Poblaciones Originarias. Desde entonces cada 19 de julio se lleva a cabo un acto conmemorativo en la localidad.

-¿Por qué el cambio del toponímico?

-Para intentar borrar todo de la memoria colectiva. En 1949 pasó a llamarse Colonia Aborigen Perón, pero después del 1955 no se podía nombrar al ex presidente y quedó así, sin Perón. Nosotros reclamamos la restitución del nombre original, Napalpí. Colonia, no. No queremos ser colonia de nadie.

-¿Napalpí…cementerio, tierra de los muertos … cómo se traduce?

-Y… lo traducen así, pero en realidad el término representa el mundo al que arriba el hombre qom cuando muere.

-Usted es miembro de la comunidad qom, preside la Fundación Napalpí. ¿Cuáles son los propósitos de la misma?

-Varios. Uno, visibilizar las masacres perpetradas contra los pueblos indígenas en todo el país. Además visibilizar la participación de los indígenas del Chaco en la guerra de Malvinas. También promover la producción de textos escritos por indígenas que aporten a la descolonización a través de la educación.

-En tal sentido, ¿qué opinión le merece el recientemente creado Servicio Cívico Voluntario?, le pregunto porque fue concebido para la juventud de los sectores desplazados u oprimidos como es el caso de comunidad qom.

-Mire, mis ancestros le tenían miedo a dos uniformes: al guardapolvo del maestro y al de la policía. El primero les robaba la identidad (lengua, historia, sistema de creencias) y el segundo los mataba.

Por Flavio Colazo para La Nueva Mañana.

 


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