Las salchichas de Arslan Guizatoullin no conocen la crisis. La fábrica de este empresario en las afueras de Moscú puede contar con un auge del mercado halal.

Cada vez más productores y distribuidores buscan satisfacer los deseos de las comunidades musulmanas rusas, que representan casi el 15% de la población, y en ocasiones llegar a vender en el extranjero.

“En los últimos años, el halal se ha convertido en una moda en Rusia”, dice Arslan, quien ha dirigido su fábrica de carne durante siete años en la ciudad de Shcholkolkovo, no lejos de la capital rusa.

“Hoy, voy a los puestos de las tiendas y encuentro salchichas de uno, dos, tres productores diferentes … La competencia está en plena marcha”, indicó.

Su compañía de 35 personas fue una de las primeras de su tipo en ingresar al mercado hace veinte años, replicando el tipo de salchicha popular que existía en la época de la Unión Soviética, pero de acuerdo con los ritos musulmanes. Produce 1.5 toneladas diarias de embutidos y otros bienes.

El sector halal representa alrededor de 1.800 millones de euros en todo el mundo y no se limita a la producción de carne.

En Rusia, las compañías de cosméticos y hoteles han recibido la etiqueta “halal” de las autoridades, mientras que el primer banco público, Sberbank, busca establecer un sector financiero islámico.

El Centro de Normalización y Certificación Halal, bajo la autoridad del Consejo de Muftis Ruso, ha certificado más de 200 compañías desde su creación en 2007. Entre cinco y siete nuevas compañías reciben esta etiqueta cada año.

Rushan Abbiasov, vicepresidente del Consejo de Muftis, explica a AFP que cuenta con el apoyo total del Ministerio de Agricultura en sus esfuerzos por desarrollar las exportaciones de productos halal a otros países de la antigua URSS y del mundo musulmán.

“Observamos la experiencia internacional en el mundo árabe y en Malasia, y desarrollamos nuestra propia certificación en base a este modelo”, dijo en una entrevista en la Mezquita Central de Moscú.

Ejemplo del crecimiento del sector son los resultados cada año más importantes de la feria de productos halal en Tatarstán, una de las repúblicas musulmanas más importantes de Rusia.

Según las autoridades locales, el mercado de alimentos halal en Tatarstán representa casi 100 millones de euros, más del 3% de los ingresos agrícolas de la región.

En toda Rusia, el mercado de productos halal aumenta un 15% cada año, según el Consejo de Muftis, que no ha hecho públicos los detalles de sus cifras.

Alif, una empresa de cosméticos sin alcohol y sin animales con sede en Moscú, es una de las principales empresas rusas en la exportación de productos halal al exterior.

La gerente, Halima Hosman, puede presumir de vender con éxito sus productos de maquillaje, justo un año después del lanzamiento en las repúblicas rusas de Daguestán y Chechenia, pero también en Kazajistán y Uzbekistán, dos ex repúblicas soviéticas con mayoría musulmana.

“Ahora estamos apuntando a Francia, Turquía, Irán y Arabia Saudí”, dice la joven, nacida en una familia ortodoxa cristiana en Moldavia, pero convertida al Islam cuando era una adolescente.

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