El portavoz de las Fuerzas Armadas de Yemen, Yehya Sarii, dijo en su comunicado que “el recuento final del bombardeo de las fuerzas de agresión contra la casa del ciudadano Abbas Al Halimi en Qaataba, en la provincia de Dhale, es 16 mártires, entre ellos 7 menores, 4 mujeres y 5 hombres y también un enfermero herido”.

El lunes, las fuerzas aéreas de la coalición cometieron otro crimen horrible en la ciudad Al Sawad, en la provincia Amran, y causaron la muerte de 7 personas entre ellas niños y mujeres de la misma familia.

Cabe señalar que estas masacres se producen después el ofrecimiento de tregua del presidente del Consejo Político Supremo de Yemen, Mahdi Al Mashat, que incluía el detener los ataques contra el territorio saudí.

La complicidad de los Estados Unidos en la gravísima crisis humanitaria que padece Yemen desde hace años es total. No sólo por colaborar en la logística y planeamiento de los ataques, sino porque Arabia Saudita es el principal comprador de armamento estadounidense. Armamento que después descarga sobre una población sumida en la miseria.

Desde marzo de 2015, Arabia Saudí y sus aliados llevan a cabo una campaña de bombardeos contra Yemen para restaurar en el poder al fugitivo expresidente de este país, Abdu Rabu Mansur Hadi.

El Ejército yemení y Ansarolá han aumentado en los últimos meses sus ataques de represalia contra las infraestructuras vitales de Arabia Saudí para obligar al reino árabe a detener su agresión.

Conforme estima la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la guerra en Yemen ha provocado la mayor crisis humanitaria del planeta. Más del 75 % de los yemeníes, de una población de 30 millones de habitantes, necesita algún tipo de asistencia humanitaria y más de la tercera parte no tiene garantizado su sustento.

Fuente: Al Manar