Por Werner Pertot para Página 12

Cuando se trata de justificar la represión, el Gobierno no hace diferencias: la respalda tanto en la Argentina como en Chile. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se dedicó a argumentar a favor de la represión a la manifestación frente al consulado de Chile y de la que ocurre en el país vecino. Sostuvo que allí hay un intento de golpe de Estado, que el presidente chileno Sebastián "Piñera está en guerra" y hasta puso en duda que los muertos sean por la represión. También justificó haber detenido a una abogada del CELS (este martes liberaban a los detenidos lentamente ). En modo guerra fría ON, el candidato a vicepresidente Miguel Pichetto habló de infiltrados de Cuba y Venezuela. La oposición cuestionó las represiones y la postura gubernamental que no condena las muertes en Chile.

Apenas ocurrió la represión frente al consulado de Chile, Bullrich salió a culpar al kirchnerismo y a la izquierda. Luego negó que hubiera infiltrados de la policía que hayan atacado a periodistas para posibilitar que las fuerzas de seguridad actuaran. "La izquierda siempre dice lo mismo: salen a la calle, destruyen todo y dicen que son infiltrados. Siempre son unos santitos, que están tranquilos y aparecen unos infiltrados. ¡Déjense de joder! Vamos, somos grandes para creer eso en la Argentina a esta altura del partido”, prepoteó la ministra. Cuando le preguntaron por qué habían detenido a una abogada del CELS, respondió: "¿Y qué hacía ahí una abogada del CELS en medio de la violencia? A ver…”.

Pero Bullrich no se detuvo allí. También se dedicó a justificar la represión en Chile e incluso las muertes. “Hay que ver si esos muertos fueron por represión”, sostuvo primero en plan de poner en duda el rol del Estado chileno. Luego se contradijo cuando afirmó: “Cuando hay un incendio, una rebelión como la que hubo en Chile, va a haber muertos. El intento de desestabilización de las democracias, el intento de destrucción de la democracia, lo mismo pasó en Ecuador, no se puede comparar con un régimen que cierra el parlamento”, aseguró. También justificó que Piñera hubiera hablado de una guerra. “Piñera está en guerra. ¿Cómo está si no? Si le están incendiando medio país. Chile está actuando en el marco de la ley. La ley por la que se rebelaron había sido votada en el Parlamento", indicó. E insistió con la idea del derrocamiento: “¿En Chile qué hay acaso? Un intento de hacer caer ese Gobierno. ¿Qué, cuándo gana la derecha no la dejan terminar? El Estado chileno tenía que salir a poner orden, porque no es una protesta social, sino una insurrección con carácter cuasi terrorista. ¡No jorobemos! No se explica el nivel de violencia si no es para voltear un Gobierno", definió Bullrich.

También aprovechó para cuestionar a la ex presidenta (y alta comisionada en Derechos Humanos por la ONU) Michelle Bachelet por opinar sobre el tema: “Bachelet no puede meterse en Chile porque ya fue presidenta. Hay un problema de incompatibilidad. Tiene intereses concretos, quiere que su partido gane". Bullrich no explicó por qué ella sí puede hablar del tema, siendo funcionaria de otro país -donde Mauricio Macri y Piñera son amigos- y Bachellet, no. A todo esto, la ex mandataria había hecho un llamado a pacificar Chile.

Pichetto, que hace tiempo habla de comunistas y la influencia de Cuba como si el Muro de Berlín nunca hubiera caído, no se quedó atrás. "Hay un conjunto de hechos con un eje: la desestabilización de países en Latinoamérica. Y parecería que hay injerencia venezolano-cubana. Lo que pasa en Chile tiene un motivo mínimo que ha derivado en desórdenes de envergadura, y lo mismo sucedió en Ecuador: hay un proceso de desestabilización", sostuvo el candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, que también se refirió a la represión en Buenos Aires: "Hay un tufillo cubano en la Argentina que se percibe en distintos lugares de Latinoamérica, hay procesos organizados de cierta desestabilización. Hay que seguir atentamente algunos discursos de Cabello y Maduro. Inducen a pensar en un acontecimiento en cadena y organizado". "Estamos frente a una dictadura militar que está en sociedad con Cuba y que están avanzando en procesos de desestabilización en otros países latinoamericanos”, insistió Pichetto, que no ofreció ninguna prueba de lo que dijo.

Curiosamente, el canciller Jorge Faurie no se diferenció demasiado de Pichetto: sostuvo que existe "un afán destructivo con manifestaciones anárquicas". "En esa brisita bolivariana de la que hablan en Venezuela hay claramente una intención de intervenir o estar presentes en la vida institucional, política y social de nuestros países. Como un huracán bolivariano... y el huracán bolivariano nos va a traer un viento de hambre, pobreza, falta de libertad y dictadura", remarcó el responsable de las relaciones diplomáticas de la Argentina. "Hay gente organizada, métodos calcados para actuar y generar situaciones de extrema violencia y generar un caos institucional para desestabilizar a los procesos políticos", sostuvo, nuevamente, sin pruebas. Faurie también intentó vincular la represión en la Argentina con lo que ocurre en otros países, como Chile, Bolivia o Ecuador: "La 9 de Julio es una especie de campo de entrenamiento de este tipo de manifestaciones", aseguró. Sobre las elecciones en Bolivia, en la Cancillería indicaron a este diario que esperarán a que haya un resultado definitivo antes de saludar al ganador. Y, por supuesto, seguirán de cerca lo que hagan la OEA y los Estados Unidos.

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