Este mes de noviembre está marcado por un hecho muy especial: el nacimiento del Profeta Muhammad (PB), el gran evento en la historia de la humanidad.
Este mes de noviembre está marcado por un hecho muy especial: el nacimiento del Profeta Muhammad (PB), el gran evento en la historia de la humanidad.
El creyente es quien, si le sucede un evento feliz, le agradece a Dios y disfruta de lo bueno, y si es objeto de una desgracia, la soporta con paciencia y confianza y ella sigue siendo algo bueno para él. Esta es una de las enseñanzas clave del Mensajero de Dios, que explica que este grado de satisfacción y gracia es una cualidad exclusiva del mumin (creyente). La vida es así: montañas y valles, altibajos. Cualquiera sea el evento en su vida, la fe (iman) del mumin es siempre la ganadora. Y esto, a pesar de las pruebas, que a veces pueden parecer insuperables.
En realidad, el término mumin es mucho más profundo que su traducción por el término “creyente”. Mumin proviene de la raíz amina, que significa “encontrar una seguridad” que procede esencialmente de Dios. Amina también significa “volverse suave, maleable, permeable, manejable”, al igual que la tierra que recibe lluvia cuando desciende del cielo. Esta es la condición del verdadero mumin: él permite ser modelado naturalmente por Dios y Su revelación, sin resistencia. De este modo, saboreará la verdadera alegría de vivir de una forma que se corresponde a las enseñanzas del Profeta (PB).
Ar Rida es un sentimiento del mumin que tiene el efecto de una explosión de alegría profunda, íntima e inquebrantable a la vez. Comprende alegría de vivir la fe y la alegría de vivir su relación con su Señor, su Amado, en todas las circunstancias y en todo momento.
Nuestros piadosos predecesores que vivieron y respiraron la Sunnah del Profeta se abandonaron voluntariamente a este amor. Es una tragedia que nuestro nuevo mundo esté perdiendo estas vivencias del Amor a Dios y Su Profeta porque mujeres y hombres gracias a ellas han alcanzado la felicidad auténtica de la vida humana, que trasciende los tiempos y las civilizaciones.
Mirando un poco a esta preciosa herencia y estos jardines del Paraíso, encontramos una poesía que no escribimos hoy en día. Una poesía del momento y la experiencia. Ella proviene de la inspiración de las personas que han vivido el ascenso exaltado hacia su Creador.
En el famoso “Poema del Manto” del Imam Al Bussayri (1211-1295), todavía apodado el imam de los poetas y el poeta de los imames, él habla de la alegría de vivir del Profeta y sus compañeros en estos términos:
“Muhammad (PB) es una prueba del amor de nuestro Señor. Entonces, medita sobre Su palabra, cuando nos dice: “¡Alégrate! ¡Camina con él y vive feliz! ¡Despierta de tu inconsciencia y descuido y abre los ojos!”
Del mismo modo, en El Collar de la Paloma Ibn Hazm (994-1064), nos revela que “el amor no está condenado por la religión, ni prohibido por la Ley (la Shariah), porque los corazones están en las manos de Dios Todopoderoso”.
Aunque es parte de nuestro fitra (naturaleza), una de las razones por las cuales las personas tienen dificultades para celebrar el Maulid naturalmente es el gran materialismo y el gran individualismo en el que vivimos hoy. Muchos creen que la felicidad solo puede expresarse en presencia de una razón para regocijarse que esté conectada con su pequeña persona. Por lo tanto, si alcanzamos nuestras ambiciones con éxito, si alcanzamos algunos de nuestros objetivos después de muchos esfuerzos, consideramos que la celebración es legítima, merecida y obvia.
Los musulmanes sean vuelto en particular hacia ellos mismos y a menudo se olvidan de considerar la compañía de Dios y Su Mensajero como una fuente de gozo y dicha.
Es por eso que el Maulid es hoy una especie de curación para los corazones. El secreto de Maulid es ser feliz independientemente del estado personal de cada uno. Durante un mes, Rabi al Auwal, al menos, el mundo ya no gira a nuestro alrededor. Por lo tanto, podemos alegrarnos sin límites de conmemorar al Profeta (PB) porque se trata de una persona con el corazón perfecto.
¡Salgamos de nuestro caparazón narcisista, obsesionados con nuestros propios objetivos, pecados, defectos, estados, problemas, preocupaciones, dudas y miedo,s y conectémonos a esta fuente de alegría eterna! Reunamos a nuestras familias, nuestros hijos y nuestros amigos y cantemos el Salawat en compañía de aquellos que están imbuidos del amor por el Profeta (PB).
“Presta atención: Los amigos de Dios no tendrán que temer ni estarán tristes. Son aquellos que creyeron y fueron temerosos. Para ellos hay buenas nuevas en esta vida y en la Otra. La palabra de Dios no cambia. Ese es el triunfo inmenso.” (Corán, 10:62-64)