El universo -o sea todo lo existente fuera de Dios- es creación de Dios, Glorificado Sea, y la realidad de este mundo se caracteriza por la “dependencia” y la vinculación a Dios, Glorificado Sea, por lo que las cosas existentes no dejan de estar necesitadas de Él ni un instante.
Cuando decimos que “el mundo es creación de Dios” queremos significar que fue creado por Su voluntad y disposición, y que su relación con Dios no es como la existente entre padre e hijo, por lo que la relación entre el universo y Dios no es la basada en el engendramiento. Dice el Altísimo:
﴿ لَمْ يَلِدْ وَلَمْ يُولَدْ﴾
«No engendró ni fue engendrado».[1]
El orden actual del universo no es perpetuo
El orden actual del universono es permanente, ni eterno, sino que se desmoronará y desvanecerá después de un tiempo cuya delimitación solo Dios conoce, y luego de ello se establecerá otro orden que es el del mundo del más allá, y ello se denomina ma‘âd (el Retorno). Dice el Altísimo:
﴿ يَوْمَ تُبَدَّلُ الأَرْضُ غَيْرَ الأَرْضِ وَالسَّمَاوَاتُ وَبَرَزُوا لِلَّهِ الْوَاحِدِ الْقَهَّارِ﴾
«El día en que la Tierra sea cambiada por otra tierra, así como los cielos, y comparezcan ante Dios, el Único, el Subyugador».[2]
Esta realidad se indica en la aleya que dice;
﴿ إِنَّا لِلّهِ وإِنّآ إِلَيْهِ رَاجِعُونَ﴾
«Por cierto que somos de Dios, y que a Él retornamos».[3]
La ley de causa y efecto
El orden actual de la existencia está basado en el principio de “causa y efecto” el cual rige sobre la totalidad de sus fenómenos y partes.
La influencia de todo fenómeno sobre otro depende de la anuencia y disposición divina, la cual ha dispuesto que generalmente la dispensación de Sus gracias se concrete a través del régimen de causalidad y de causas y efectos.
Es evidente que la creencia de que “los fenómenos del universo se influencian mutuamente”, no necesariamente implica aceptar que éstos hayan sido creados, pero lo que queremos significar con ello es que esas causas y efectos disponen -con la anuencia de Dios- el terreno para la materialización de otros fenómenos, y que cualquier tipo de efecto es un exponente de la disposición y la absoluta Voluntad Divina.
El Sagrado Corán ha señalado los dos asuntos mencionados, o sea que los fenómenos naturales están sometidos a la regla de “causa y efecto”, y asimismo que el efecto de cada causa en el universo depende de la absoluta Anuencia Divina.
En relación a lo primero nos contentamos con mencionar la aleya siguiente:
﴿ وَأَنْزَلَ مِنَ الْسَّمَآءِ مَاءً فَاَخْرَجَ بِهِ مِنَ الثَّـمَرَاتِ رِزْقاً لَكُمْ﴾
«Y hace descender agua del cielo mediante la cual hace brotar los frutos para vuestro sustento».[4]
En relación a lo segundo, nos contentamos con la aleya siguiente:
﴿ وَالْبَلَدُ الطَّيِّبُ يَخْرُجُ نَبَاتُهُ بإِذْنِ رَبِّهِ﴾
«En la fértil comarca brota la vegetación con la anuencia de su Señor».[5]
La “existencia” no equivale sólo al universo material
La existencia no es sinónimo de la existencia material, ya que no se circunscribe a los límites de la materia, sino que abarca mucho más que ésta, y es lo que está más allá de la misma a lo que el Sagrado Corán denomina “el mundo de lo oculto” en oposición al “mundo de lo presenciable”.
Así como los fenómenos materiales se influencian entre sí con la anuencia de Dios, Glorificado Sea, asimismo las entidades ocultas influyen sobre el mundo de la naturaleza mediante la Anuencia Divina. En otras palabras, constituyen el medio para las dádivas divinas.
Respecto a la influencia que los ángeles de Dios tienen sobre los fenómenos del mundo material, el Sagrado Corán se expresa de la siguiente manera:
﴿ فَالْمُدَبِّرَاتِ أَمْراً﴾
«Por las administradoras de los asuntos».[6]
﴿ وَهُوَ الْقَاهِرُ فَوْقَ عِبَادِهِ وَيُرْسِلُ عَلَيْكُمْ حَفَظَةً﴾
«Él es el que subyuga a Sus siervos, y os envía custodios... ».[7]
(Ver la continuación en archivo pdf)
Fuente: La Doctrina del Islam Shî‘ah
A la Luz de las enseñanzas de Ahl-ul Bait
(con ellos sea la paz)
Editorial Elhame Shargh
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