Un reciente artículo publicado en el sitio foreignpolicy.com enfocado en “los 10 Conflictos a observar en 2020”, de cierta forma es una aproximación al papel de Washington en un mundo que, además de estar cerca del ocaso por asuntos como el cambio climático que amenaza a la especie humana, ve con temor o tal vez con regocijo, la incapacidad de los estadounidenses para mantener su control.
La fiabilidad de Estados Unidos es hoy un problema apremiante para la mayoría de sus aliados tradicionales, entre ellos, (Israel), Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto, países que comienzan a buscar un nuevo socio, y ponen sus ojos en Rusia.
Un reciente artículo publicado en el sitio foreignpolicy.com enfocado en “los 10 Conflictos a observar en 2020”, de cierta forma es una aproximación al papel de Washington en un mundo que, además de estar cerca del ocaso por asuntos como el cambio climático que amenaza a la especie humana, ve con temor o tal vez con regocijo, la incapacidad de los estadunidenses para mantener su control.
Al respecto, señala Foreign Policy que “sólo el tiempo dirá cuánto del unilateralismo transaccional de los Estados Unidos, el desprecio por los aliados tradicionales y el flirteo con los rivales tradicionales perdurará, y cuánto se desvanecerá con la presidencia de Donald Trump. Aun así, sería difícil negar que algo está en marcha, subraya.
Las formas en que se encienden, se desarrollan, persisten y se resuelven los pequeños conflictos reflejan los cambios en las relaciones de las grandes potencias, la intensidad de su competencia y la amplitud de las ambiciones de los actores regionales, indica la publicación.
Hoy en día, precisa, estas guerras cuentan la historia de un sistema global atrapado en la oleada temprana de cambios radicales y de líderes regionales que se sienten envalentonados y asustados por las oportunidades que esta transición presenta.
Los entendimientos y el equilibrio de poder sobre los cuales el orden global fue predicado una vez -imperfecto, injusto y problemático como era- ya no son operativos, asevera el análisis.
En ese sentido, señala que Washington está ansioso por retener los beneficios de su liderazgo pero, puntualiza, no está dispuesto a asumir la carga de llevarlo, como se evidencia en las presiones sobre los miembros de la OTAN para que asuman mayores pagos en la aplicación de políticas que impondrían un mundo en “llamas” en el 2020.
El informe precisa que como consecuencia, hoy en día, ni amigos ni enemigos saben muy bien dónde se encuentra Estados Unidos.
Por otra parte, sostiene Foreign Policy, las otras grandes potencias también están cambiando.
China muestra la paciencia de una nación que confía en su creciente influencia, pero no tiene prisa por ejercerla plenamente en un ajedrez a largo plazo, donde están bien calculadas sus movidas y prioridades, especialmente en la guerra comercial impuesta por Washington.
En el escenario que se anticipa para 2020, Rusia aprovecha el tiempo y se presenta como un socio más verdadero y fiable que las potencias occidentales, respalda a algunos aliados con apoyo militar directo, al tiempo que envía contratistas privados a Libia y al África subsahariana para señalar su creciente influencia, plantea el artículo de la publicación estadounidense.
En esta lucha por el trono, las potencias mundiales evalúan las crisis en términos de cómo podrían avanzar o dañar sus intereses, cómo podrían promover o socavar los de sus rivales, indica.
Las consecuencias de estas tendencias geopolíticas pueden ser mortales, advierte el informe, que resume, en su opinión, lo que está por venir.
Por ejemplo, plantea, “en Libia, una crisis corre el riesgo de provocar una metástasis peligrosa cuando Rusia interviene en nombre de un general rebelde que marcha sobre la capital, Estados Unidos envía mensajes confusos, Turquía amenaza con acudir al rescate del gobierno, y Europa -a un tiro de piedra- muestra impotencia en medio de las divisiones internas.
En su recuento de conflictos y enfrentamientos entre los grandes poderes, Foreign Policy cita el caso de Venezuela, donde el gobierno cuenta con un sólido apoyo de Rusia y China mientras choca con la falta de realismo de la oposición, impulsada por las promesas de Washington de que expulsará al presidente Nicolás Maduro, algo que puede convertirse en un escenario letal para los “marines” y los mercenarios que acompañen esa intentona.
El artículo valora la situación en Siria, donde se descaracteriza a Washington, pues actores locales como los kurdos confiaron en su exceso de promesas y luego se decepcionaron por su falta de entrega.
Foreign Policy valora otros posibles conflictos en 2020, tanto en Ucrania como entre la India y Pakistán, dos países con poder nuclear, que calientan Cachemira.
Subraya también que otros podrían reajustar sus puntos de vista para atajar los conflictos, entre ellos el gobierno afgano y otros poderosos anti-talibanes, aceptando que las tropas de Estados Unidos no estarán para siempre.
La publicación estadounidense aborda además el fenómeno de las protestas masivas en todo el mundo. Es un descontento, asegura, por la igualdad de oportunidades, que sacude a los países gobernados tanto por la izquierda como por la derecha, a las democracias y a las autocracias, ricas y pobres, desde América Latina hasta Asia y África.
Enfatiza el informe que en casi todos los casos se mantiene la sensación generalizada de injusticia económica que llevó a la gente a las calles. Si los gobiernos nuevos o antiguos no pueden abordar esto, puntualiza, el mundo debería esperar que más ciudades ardan en llamas el año que viene.
También alerta que 2020 “podría ofrecer una rara oportunidad de terminar la guerra” en Yemen pero, advierte, si no se aprovecha la convergencia ahora de factores locales, regionales e internacionales, el ambiente puede desvanecerse rápidamente.
Foreign Policy además aborda el escenario en África donde varias naciones peligran de escalar la violencia y las luchas intestinas. En Etiopía, y según la opinión “ningún otro lugar sea tan prometedor y peligroso para el año que viene”.
Otra nación donde se anticipan turbulencias es Burkina Faso, el último país víctima de la inestabilidad que asola la región africana del Sahel, y que según analistas, podría ser utilizada como plataforma de lanzamiento para operaciones a lo largo de la costa o para echar raíces en las regiones más septentrionales de países como Costa de Marfil, Ghana o Benín.
En su análisis la publicación hace mención especial a Estados Unidos, Irán, Israel y el Golfo Pérsico, donde –advierte-, las tensiones entre Washington y Teherán aumentaron peligrosamente en 2019 y el año que viene podría llevar su rivalidad a un punto de ebullición.
En algún momento, los avances de Irán en su programa de uso de la energía nuclear con fines pacifico, luego de la retirada de Washington de los acuerdos suscritos años atrás, podrían llevar a Israel o a Estados Unidos a recurrir a la acción militar, señala.
Otro escenario donde se anticipan divergencias, Estados Unidos-Corea del Norte, también requiere de un acuerdo de fomento de la confianza que permita el alcance un acuerdo beneficioso para ambas partes, asegura el sitio foreignpolicy.com.
Fuente: Al Mayadeen