"Abandonado por Washington, París ‎se apoya en Tel Aviv contra Damasco"

"Abandonado por Washington, París ‎se apoya en Tel Aviv contra Damasco"

Cegada por su sueño de recuperar su pasada influencia en la región, la Francia de los ‎partidarios de la colonización –bajo la presidencia de Francois Hollande– no logra ‎entender la política de Estados Unidos en el Medio Oriente ampliado. Francia opta ‎por acercarse a Israel, pero fracasa en sus esfuerzos por lograr que las potencias ‎occidentales decidan bombardear Damasco. 

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Tuesday 03 de Mar.

 También a pesar de todos los esfuerzos ‎de París, los electores sirios participan en la elección presidencial –dentro y fuera de ‎su país– y eligen democráticamente al presidente Bashar Al Assad, en un escrutinio ‎realizado en presencia de numerosos observadores internacionales. ‎

En mayo de 2013, la OTAN distribuye a sus países miembros un informe donde se afirma que el ‎‎70% de la población siria apoya al presidente Assad, un 20% respalda a los rebeldes y un 10% ‎no tiene opinión al respecto [1]. París y Ankara concluyen que la ‎victoria sólo será posible regresando al plan inicial y bombardeando Siria. Hay que tomar la ‎iniciativa y hacer algo para presionar a Washington.‎

El 21 de agosto, civiles sirios son víctimas de un ataque químico en la Ghouta, el cinturón verde ‎de Damasco, en un sector bajo control de los terroristas. En pocas horas, una poderosa máquina ‎de comunicación se pone en marcha para atribuir la responsabilidad del ataque a la República ‎Árabe Siria. Este ataque químico sería una violación de la «línea roja» trazada por el presidente ‎estadounidense Barack Obama. Los occidentales se disponen a «castigar al régimen» ‎bombardeando Damasco, la capital siria. ‎

El gobierno sirio desmiente toda implicación y recuerda que el 23 de mayo la policía turca había ‎arrestado, en la ciudad turca de Adana, 11 terroristas

en posesión de una importante cantidad de ‎gas sarín. El jefe del grupo, Hytam Qassap, es de nacionalidad siria, pero los demás detenidos ‎son turcos [2]. Además, el propio «Ejército Sirio Libre» ‎había divulgado antes varios videos mostrando un pequeño laboratorio de fabricación de armas ‎químicas y había amenazado con utilizar gases venenosos para exterminar a los alauitas [3].‎

Lo sucedido en la Ghouta es más que dudoso: los servicios secretos de Estados Unidos afirman ‎haber observado –sin intervenir– los preparativos del Ejército Árabe Sirio para utilizar el gas, ‎durante los 4 días anteriores al ataque químico. La oposición siria difunde una serie de videos ‎pero uno de ellos está fechado –por YouTube, o sea según la hora de California–, en un ‎momento anterior a la salida del sol en Damasco, aunque la escena está filmada a la luz del día ‎‎ [4]. Las víctimas son niños –todos de la misma edad– u hombres y sólo aparecen ‎‎2 mujeres entre las 1 429 víctimas que Estados Unidos afirma haber contabilizado en los videos. ‎Finalmente, los niños muertos resultan ser niños alauitas que los terroristas habían secuestrado ‎varias semanas antes de los hechos. Aunque no están oficialmente representadas en el terreno, ‎Francia y Gran Bretaña afirman haber recogido en el lugar de los hechos algunas muestras que, ‎procesadas de inmediato, prueban el uso de gas sarín. Pero un detalle contradice esa versión: ‎el único análisis conocido para la detección del gas sarín en las muestras exige 10 días de trabajo ‎antes de la obtención del resultado. ‎

Según los servicios de inteligencia franceses y británicos, el uso de armas químicas por parte del ‎ejército sirio también estaría demostrado por la intercepción de comunicaciones telefónicas entre ‎oficiales sirios [5]. Pero luego se sabe que esas intercepciones ‎provienen de… los israelíes [6]. Rápidamente se verá que la inteligencia militar ‎francesa mantiene una extrema reserva con respecto a tales “intercepciones”, al extremo que ‎no es la inteligencia militar francesa quien redacta la Nota de Síntesis publicada por el ministerio ‎de Defensa sino Sacha Mandel, un consejero, con doble nacionalidad israelo-francesa, del ‎ministro francés de Defensa.‎

En el fondo, resulta difícil entender por qué el uso de armas químicas sería una «línea roja», ‎como si fuesen peores que las demás «armas de destrucción masiva». ¿Por qué ‎Estados Unidos, firmante de la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas, critica el ‎supuesto uso de ese tipo de armas por parte de Siria, país que no había firmado esa Convención, ‎si Estados Unidos violó su propio compromiso internacional en Bagdad, en 2003? [7] ‎

En el momento de su aparición, durante la Primera Guerra Mundial, las armas químicas tomaron ‎desprevenidos a todos los beligerantes, y por eso resultaron tan mortíferas. Pero los Estados ‎encontraron rápidamente cómo enfrentarlas, de manera que ningún beligerante recurrió a ellas ‎de forma significativa en el campo de batalla durante la Segunda Guerra Mundial. En el Medio ‎Oriente, Israel se negó a firmar la Convención contra las armas químicas, lo cual llevó a Egipto y ‎a Siria a adoptar la misma actitud. Desde 1985 y hasta 1994, Israel financió investigaciones, ‎realizadas en Sudáfrica, para crear armas químicas “selectivas”, capaces matar a las personas ‎según sus características raciales. El objetivo de aquellas investigaciones era encontrar agentes ‎tóxicos que mataran a los negros o a los árabes sin afectar al pueblo judío y se realizaron bajo ‎la dirección del coronel Wounter Basson, el cardiólogo personal del presidente sudafricano Pieter ‎Botha. No se sabe si esas investigaciones llegaron a tener éxito –lo cual parece bastante ‎improbable científicamente hablando. Lo que sí se sabe es que costaron la vida a varios miles de ‎personas utilizadas como conejillos de Indias [8].‎

En cuanto al ataque químico en Siria, los servicios de inteligencia británicos validan rápidamente ‎las observaciones ya mencionadas y advierten al primer ministro David Cameron sobre ‎la posibilidad de que todo sea una operación «bajo bandera falsa» [9]. Mientras tanto, ‎la televisión siria transmite el testimonio de un chofer de los terroristas. Este individuo revela ‎haber estado en un cuartel, en Turquía, donde recibió un cargamento de municiones químicas, ‎que él mismo transportó en secreto hasta la periferia de Damasco.‎

Respondiendo a preguntas de la prensa rusa, el presidente sirio Bashar al-Assad señala:‎

«Las declaraciones de los políticos estadounidenses, occidentales y de otros países ‎constituyen un insulto al sentido común y son una muestra de desprecio por la opinión ‎pública de sus propios pueblos. Es absurdo: primero se acusa y sólo después se buscan ‎las pruebas (…) Ese tipo de acusación es exclusivamente política y responde a la serie de ‎victorias que las fuerzas del gobierno han alcanzado frente a los terroristas.»‎

Desde París, el presidente francés Francois Hollande vocifera que su conciencia le ordena ‎‎«golpear» Damasco. Hollande no hace más que seguir las huellas de los partidarios de la ‎colonización que, durante el gobierno provisional de Charles De Gaulle –en mayo de 1945– y ‎el de Georges Bidault –en noviembre de 1946– bombardearon por propia iniciativa Setif, Guelma ‎y Kherrata (en Argelia), después Damasco (en Siria) y finalmente Haiphong (en Indochina, ‎hoy Vietnam). En el momento de retirar sus tropas, justo después de la independencia de Siria, ‎el ejército del general francés Fernand Olive atacó Damasco, sólo por despecho, destruyendo ‎parcialmente el milenario mercado popular de la capital siria –lo mismo que ha sucedido ahora ‎en Alepo– y la sede de la Asamblea Nacional, símbolo de la nueva República siria que ‎París rechazaba. ‎

Alemania es el primer país en observar que, aunque Siria hubiese utilizado realmente armas ‎químicas, bombardearla sería ilegal a la luz del derecho internacional, sin una decisión del ‎Consejo de Seguridad de la ONU en ese sentido. En todo caso, Estados Unidos y el Reino Unido ‎están convencidos de que todo es un engaño orquestado por Turquía con respaldo de Francia y ‎de Israel. ‎

 

En Londres, la Cámara de los Comunes prohíbe al primer ministro Cameron atacar Damasco ‎sin que se haya demostrado antes la responsabilidad del gobierno de Bashar al-Assad en ‎el ataque químico. Los diputados británicos, muchos de los cuales conocen el grado de ‎implicación de su propio país contra Siria, recuerdan el costo que tuvo para el Reino Unido ‎la guerra emprendida contra Irak en 2003, basada en las mentiras acusatorias de George Bush y ‎Tony Blair. En Washington, Barack Obama recurre a la opinión del Congreso, sabiendo ‎perfectamente que ese órgano es contrario a toda nueva aventura militar. De hecho, ‎Obama recurre al Congreso sólo para justificar su propia negativa a involucrarse, cuando ‎en realidad la Syrian Accountability Act, adoptada en 2003, pone en sus manos todos los ‎poderes para destruir Siria. ‎

Después de haber hablado demasiado fuerte y demasiado pronto, Francois Hollande se queda ‎solo. Impotente, se encierra en el palacio del Elíseo mientras que la palabra de Francia pierde toda ‎credibilidad en el plano internacional. A nadie se le ocurre pedirle cuentas a Turquía y no serán ‎individuos influyentes como Anne Lauvergeon, Alexandre Adler, Joachim Bitterlich, Helene ‎Conway-Mouret, Jean-Francois Copé, Henri de Castries, Augustin de Romanet, Laurence ‎Dumont, Claude Fischer, Stephane Fouks, Bernard Guetta, Elisabeth Guigou, Hubert Haenel, Jean-‎Pierre Jouyet, Alain Juppé, Pierre Lellouche, Thierry Mariani, Gerard Mestrallet, Thierry ‎de Montbrial, Pierre Moscovici, Philippe Petitcolin, Alain Richard, Michel Rocard, Daniel Rondeau, ‎Bernard Soulage, Catherine Tasca, Denis Verret o Wilfried Verstraete quienes se aventuren ‎a hacerlo. Todos estos personajes de la política y la prensa francesa han recibido “regalos” de ‎los empresarios turcos en nombre de Recep Tayyip Erdogan. ‎

Es Rusia quien ayuda a Estados Unidos a salir de esta crisis con la frente alta. Ambos países ‎invitan a Siria a firmar la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas, lo cual Damasco ‎hace sin demora. El presidente Bashar al-Assad negocia con la Organización para la Prohibición ‎de las Armas Químicas (OPAQ) la destrucción de los arsenales químicos sirios, pero Washington ‎correrá con los gastos. ‎

Posteriormente, el conocido periodista estadounidense Seymour Hersh saca a la luz las ‎vacilaciones de su país sobre todo este asunto del ataque químico [10]. Y luego dos profesores del Massachusetts Institute of Technology ‎‎(MIT), Richard Lloyd y Theodore Postol, demuestran que los obuses químicos habían sido ‎disparados desde la zona controlada por los «rebeldes» [11]. Sólo Francia persiste en acusar ‎a la República Árabe Siria. Según la sabiduría popular de los campesinos franceses, «quien quiera ‎matar a su perro, dirá que tiene rabia».‎

En todo caso, los occidentales volverán a retomar repetidamente sus acusaciones contra Siria ‎sobre el empleo de armas químicas, a pesar de que, trabajando en conjunto, Rusia y ‎Estados Unidos han destruido todo el arsenal químico sirio. Esas acusaciones cesan sólo cuando ‎Damasco descubre armas químicas en varios bunkers de los terroristas, armas que habían sido ‎entregadas por la CIA y fabricadas por la empresa británica Chemring Defense, y las firmas ‎estadounidenses Federal Laboratories y Non-Lethal Technologies [12].‎

28- Indecisión

Al haber cerrado su embajada en Damasco y retirado todo su personal de Siria en 2012, ‎habiendo retirado también la mayor parte de sus fuerzas especiales luego de su intervención ‎en Mali en 2013 y después de verse abandonado por Washington cuando ya había dado el paso ‎adelante, París se ve sin recursos en el teatro de operaciones y sin plan de acción. ‎

Sin saber qué hacer, Francois Hollande se vuelve hacia su aliado de siempre, Israel, que le había ‎presentado una falsa prueba de la supuesta responsabilidad siria en el ataque químico de ‎la Ghouta. Pero, en este punto de nuestro recuento, es necesario echar un vistazo a la actividad que ‎Hollande había desarrollado antes, como primer secretario del Partido Socialista, a favor de la ‎colonización de Palestina:‎
[-]  En el año 2000, mientras Israel ocupa el sur del Líbano, Hollande prepara con el futuro alcalde ‎socialista de París, Bertrand Delanoe, el viaje del primer ministro francés Lionel Jospin –también ‎socialista– a Palestina. El discurso de Jospin incluye una condena contra la resistencia libanesa ‎ante la ocupación militar israelí, y asimila esa resistencia al terrorismo.
[-]  En 2001, Hollande exige que el especialista en geopolítica Pascal Boniface, culpable de haber ‎criticado en una nota interna del Partido Socialista francés el ciego respaldo de esa formación ‎política a Israel, presente su renuncia al Partido.‎
[-]  En 2004, Hollande escribe al Consejo Superior de la actividad audiovisual de Francia ‎cuestionando la autorización de transmisión concedida a Al-Manar, la televisión del Hezbollah. ‎Hollande mantendrá sus presiones hasta lograr que Francia censure ese medio de difusión de ‎la resistencia libanesa.
[-]  En 2005, el Consejo Representativo de las Instituciones judías de Francia (CRIF, siglas ‎en francés) recibe a Hollande a puertas cerradas. Según el acta de esa reunión, Hollande ‎expresó allí su respaldo a Ariel Sharon y criticó duramente la política de Charles De Gaulle hacia ‎el mundo árabe. Según el acta, Hollande declaró: ‎

«Hay una tendencia que viene de hace mucho, lo que se denomina como la política árabe ‎de Francia y no es admisible que una administración tenga una ideología. Hay ‎un problema de reclutamiento en el ministerio de Relaciones Exteriores y en la ENA y ‎ese reclutamiento debería ser objeto de una reorganización.»‎‎


Con esas palabras, Francois Hollande invierte la realidad ya que la «política árabe de Francia» ‎no es una política favorable a los árabes en detrimento de los israelíes sino la política francesa ‎en el mundo árabe [13].
[-]  En 2006, Hollande toma posición en contra del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, ‎quien había invitado a Teherán a varios rabinos e historiadores, entre los cuales había algunos ‎negacionistas. Al adoptar esa actitud hostil, Hollande finge no conocer el sentido del ‎congreso organizado en Irán, con el cual se buscaba demostrar que los europeos han ‎reemplazado su cultura cristiana por un culto al Holocausto. Hollande incluso afirma que el ‎presidente iraní pretende negar el derecho de los judíos a la vida y que se prepara para continuar ‎el Holocausto.
[-]  También ejerce presiones para obtener la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, prisionero ‎del Hamas, alegando que Shalit, quien tiene doble nacionalidad, es francés. Hollande pasa ‎por alto el hecho que Shalit fue hecho prisionero por la resistencia palestina mientras servía ‎como soldado de un ejército ocupante en guerra contra la Autoridad Palestina, igualmente ‎aliada de Francia.
[-]  En 2010, Hollande publica en el diario Le Monde, con Bertrand Delanoe y Bernard-Henri Levy, ‎un artículo de opinión en contra del boicot contra los productos israelíes. Según Hollande, ‎ese boicot sería un castigo colectivo infligido también a los israelíes que luchan por la paz con los ‎palestinos, razonamiento que nunca se le ocurrió utilizar durante la campaña de boicot contra el ‎apartheid sudafricano. ‎

En noviembre de 2013, a su llegada al aeropuerto de Tel Aviv, ya como presidente de Francia, ‎Hollande declara, en hebreo «Tamid écha-er raver chel Israel», o sea: «Soy amigo de Israel y ‎lo seré por siempre.» ‎

El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, observa que Estados Unidos y Reino Unido ‎se han retirado del teatro de operaciones sirio, lo cual no impide que la CIA y el MI6 prosigan ‎la guerra secreta. Netanyahu propone entonces crear una coordinación de los países ‎‎(Arabia Saudita, Francia, Israel, Qatar y Turquía) que desean continuar la guerra abierta hasta el ‎derrocamiento de la República Árabe Siria. Líbano y Jordania seguirán aportando apoyo logístico ‎pero no participarán en la dirección de las operaciones. Como Washington ya no desea seguir ‎apareciendo, todo el dispositivo estará bajo la dirección del embajador estadounidense Jeffrey ‎Feltman, quien actuará desde la sede de la ONU, en Nueva York. Pero habrá que apurarse ‎porque el viento ha cambiado en Washington, donde los partidarios de la agresión contra Siria ‎se ven apartados de sus cargos. El 8 de noviembre, el general David Petraeus es obligado a ‎renunciar a su cargo como director de la CIA, mientras que Hillary Clinton sufre un «accidente» ‎y desaparece durante un mes. ‎

El hombre orquesta de la primavera árabe es el embajador estadounidense Jeffrey D. Feltman, ‎por demás un gran amigo de Netanyahu. Convertido, desde hace más de un año, en Director de ‎Asuntos Políticos de la ONU, Feltman ordenó al alemán Volker Perthes, director del Stiftung ‎Wissenschaft und Politik (SWP), el tanque pensante más poderoso de Europa, la redacción de ‎un plan de capitulación total e incondicional de Siria. Perthes está además a cargo de la ‎Dirección África del Norte y Medio Oriente del Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea. ‎Cuando la Alta Representante de la UE para los Asuntos de Política Exterior y Seguridad, ‎Catherine Ashton, abre la boca es para decir lo que le dicta Perthes. Feltman pone en manos de ‎Arabia Saudita la formación, por segunda vez, de un ejército de 50 000 hombres en Jordania. Y ‎también inicia una reorganización paralela de los grupos terroristas mientras que, ‎por instrucciones de la Casa Blanca, organiza las negociaciones conocidas como «Ginebra 2». ‎

Benyamin Netanyahu concibe una alianza de 3 miembros en la cual Francia defenderá ‎los intereses de Israel y de Arabia Saudita en el plano internacional, a cambio de gigantescos ‎contratos, inversiones y sobornos. El objetivo es sabotear las negociaciones entre ‎Estados Unidos e Irán para mantener el monopolio que ejerce el directorio regional Tel Aviv-‎Riad. ‎

En Líbano, el ejército de ese país acaba de arrestar a Majed al-Majed, uno de los agentes más ‎importantes de Arabia Saudita. El rey de Arabia Saudita ofrece a los libaneses 3 000 millones de ‎dólares en armamento “Made in France” para que no graben la confesión de al-Majed [14]. El jefe terrorista muere oportunamente ‎mientras el rey saudira distribuye “regalos” a dirigentes libaneses y franceses –por ejemplo, ‎‎100 millones de dólares para Michel Sleimane, el “presidente” libanés designado en violación de ‎la Constitución. Finalmente, sólo saldrán beneficiados los individuos que recibieron “regalos” ‎personales, pero los pedidos y entregas de armamento francés al Líbano nunca llegarán a ‎concretarse [15]. El único dirigente francés que no recibe algún “regalo” ‎personal del rey de Arabia Saudita, el ministro de Defensa Jean-Yves Le Drian, negocia para ‎su región –en Francia– el salvamento del grupo productor de carne de pollo Doux, endeudado en ‎‎400 millones de euros, que será parcialmente adquirido y salvado de la quiebra por el saudita Al-‎Munajem.‎

Después de la renuncia de Kofi Annan al puesto de mediador de la ONU para Siria, el secretario ‎general de la ONU Ban Ki-moon pone el tema sirio en manos del argelino Lakhdar Brahimi. Pero ‎Brahimi, a diferencia de Annan, no actúa bajo el título de “mediador” porque Ban Ki-moon ‎considera ahora que «¡Bashar tiene que irse!». La misión de Brahimi será conducir a Siria hacia ‎‎«una transición política, conforme a las legítimas aspiraciones del pueblo sirio». Brahimi es ‎el creador del «Servicio de Apoyo a la Decisión» [16], que es ‎en realidad el servicio secreto personal del secretario general de la ONU, organización que ‎ha dejado de ser un foro de paz y que ahora dispone de un servicio secreto para implementar ‎la política de Washington. Debido a su papel en situaciones como el fin de la guerra civil ‎en Líbano, el golpe de Estado en Argelia y la agresión anglosajona contra Afganistán, Brahimi ‎está muy lejos de ser un desconocido para la diplomacia francesa. ‎

Ginebra 2, que se abre el 22 de enero de 2014, es una trampa. En la primera conferencia ‎de Ginebra sobre Siria, Estados Unidos y Rusia se reunieron, en presencia de sus socios más ‎cercanos, y sin la participación de sirios. Pero en Ginebra 2 participan no sólo Siria y ‎‎«representantes de la oposición» sino también todos los Estados implicados –con excepción ‎de Irán, cuya invitación, después de haber sido enviada, será anulada, supuestamente a pedido ‎de Arabia Saudita. Pero, ¿quién puede creer que el reino saudita tiene realmente tanto poder ‎sobre la ONU? En realidad, el estadounidense Jeffrey Feltman, está organizando por otro lado ‎las negociaciones 5+1 con Irán, y prefiere no anticipar el levantamiento de las sanciones ‎estadounidenses y europeas contra la República Islámica. En cuanto a los representantes de la ‎oposición siria, sólo podrán participar los que cuentan con el aval de Arabia Saudita, o sea la ‎nueva «Coalición Nacional de Fuerzas de la Oposición y la Revolución» (CNFOR) que preside ‎Ahmed Jarba. Este personaje es un narcotraficante de poca monta que alcanza así su momento ‎de gloria, únicamente porque proviene de la misma tribu saudo-siria de la cual proviene el rey de ‎Arabia Saudita. ‎

Sólo dos días antes de la apertura de Ginebra 2, Qatar hace que el gabinete londinense de ‎abogados Carter-Ruck publique un informe de 3 ex fiscales internacionales sobre el testimonio ‎de «César» y las pruebas acusatorias que este individuo ha entregado a ese gabinete [17]. «César» se presenta como un oficial ‎desertor de la policía militar siria, habitualmente encargado de fotografiar lugares donde se han ‎cometido crímenes, y afirma haber fotografiado, desde el inicio del conflicto, las «víctimas del ‎régimen» en los depósitos de cadáveres de los hospitales militares. «César», quien ‎supuestamente acaba de desertar, entrega 55 000 fotos de 11 000 cadáveres, imágenes que ‎dice haber captado personalmente. Para que todo parezca más convincente, cada página del ‎comunicado que anuncia el informe lleva estampada –dos veces– la mención «Confidencial». ‎Los ex fiscales concluyen que las víctimas fueron sometidas a privación de alimentos y a las ‎torturas que el «régimen«» aplica sistemáticamente a las «personas encarceladas». ‎En realidad, las fotos verdaderamente tomadas en Siria –que están lejos de ser todas– muestran ‎los cuerpos de mercenarios de diversas nacionalidades recogidos por el Ejército Árabe Sirio en el ‎campo de batalla y cadáveres de civiles y militares sirios muertos bajo las torturas infligidas ‎a ellos por los terroristas que los acusaban de apoyar la República Árabe Siria. ‎

El nuevo secretario de Estado, John Kerry, quien conoce bien al presidente sirio Bashar al-Assad, ‎sabe que todo eso es pura propaganda, pero el comunicado del gabinete Carter-Ruck le aporta ‎un nuevo argumento para el discurso que va a pronunciar en Ginebra 2, el 22 de enero de 2014. ‎

Como nadie entiende bien lo que sucede desde la exclusión de Hillary Clinton y de sus seguidores, ‎las televisiones del mundo entero están presentes en Ginebra. Pero cuando el ministro sirio ‎de Exteriores, Walid Mouallem –a quien los franceses habían tratado de asesinar–, hace uso de ‎la palabra en la apertura de la conferencia, no sabe adaptarse a la situación y pronuncia ‎un discurso dirigido a la opinión pública siria, desperdiciando así la única oportunidad que ‎se le ofrece de desmontar directamente, ante los ojos del mundo entero, el complot occidental. ‎Walid Mouallem es un diplomático con un gran sentido de la lealtad –en una reunión de la ‎Liga Árabe, rechazó un soborno de 100 millones de dólares que su homólogo qatarí le ofrecía ‎para que traicionara a Siria. En su discurso, Mouallem plantea la cuestión del apoyo que la ‎‎«delegación de la oposición» y sus padrinos presentes en la sala aportan al terrorismo. ‎

En definitiva, Ginebra 2 no aporta nada porque, entre el momento de su convocación y la ‎realización misma de la conferencia, Washington había adoptado una nueva estrategia. ‎Ahora estima que Estados Unidos no está obligado a renunciar a su sueño de mantener ‎un mundo unipolar ni a pactar con Rusia. Todavía le queda una carta por utilizar, y esa carta es ‎precisamente el terrorismo. ‎

Mientras los diplomáticos discuten inútilmente en Ginebra 2, el presidente Obama recibe al rey ‎de Jordania para fijar las condiciones de participación de su país, y la consejera de Seguridad ‎Nacional, Susan Rice, recibe a los jefes de los servicios secretos de la coalición antisiria. ‎

Como todos los años, el Congreso de Estados Unidos se reúne a puertas cerradas para votar los ‎‎«presupuestos negros» del Pentágono. Esta reunión del Congreso, recogida en un despacho de ‎la agencia de prensa británica Reuters [18], nunca será mencionada en la prensa estadounidense ‎y ni siquiera aparece en los registros oficiales. Los congresistas aprueban mantener ‎el financiamiento y la entrega de armamento a los grupos armados en Siria, en violación de las ‎resoluciones 1267 y 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin saberlo, acaban de abrir las ‎puertas del infierno. ‎

 

29- Y habló el Pueblo sirio

Aunque la señora Bassma Kodmani, portavoz de la «oposición siria», había afirmado que ‎‎«el régimen es incapaz de organizar una elección presidencial [y que] eso prueba que es una ‎dictadura», la República Árabe Siria adopta un nuevo Código Electoral –conforme a las normas ‎occidentales– y convoca una elección presidencial. ‎

Hasta entonces, el presidente de la República era designado por el partido Baas y su designación ‎era sometida después a validación mediante un referéndum popular. Por primera vez, ‎el presidente será electo recurriendo al sufragio universal directo. Es poco probable que la ‎‎«Coalición Nacional de Fuerzas de Oposición y de la Revolución» logre presentar un candidato, ‎pero no por causa de la cláusula que estipula que los candidatos deben haber residido en Siria ‎durante los 10 últimos años sino porque los grupos armados son frenéticamente contrarios a la ‎democracia. Según esos grupos, cuya opinión formula la Hermandad Musulmana, ‎‎«El Corán es nuestra constitución» y toda elección es, por ende, ilegítima. Esa actitud favorece ‎la elección del candidato del gobierno, pero su eventual legitimidad ya no dependerá del ‎porciento de votos a su favor sino de la cantidad misma de sufragios y de la representatividad ‎de estos en relación con el conjunto de la población. ‎

Francia está consciente del hecho que, de los 22 millones de sirios, sólo menos de 2 millones ‎permanecen en las «zonas liberadas» y no participarán en la votación. Otros 2 millones ‎están refugiados en Jordania, Líbano, Turquía y Europa. Para sabotear la elección, habrá que ‎impedir por todos los medios que los sirios deseosos de votar puedan hacerlo. Francia logra ‎convencer a sus socios europeos para que sigan sus pasos y prohíban la apertura de colegios ‎electorales en los consulados sirios, prohibición que viola la Convención de Viena del 24 de abril ‎de 1963 [19]. ‎Cuando varios refugiados sirios en Francia denuncian ese abuso de poder, el Consejo de Estado ‎francés se declara incompetente. Por su parte, el «Grupo de Amigos de Siria» denuncia una ‎‎«parodia de democracia» tendiente a «mantener la dictadura». ‎

Tres candidatos participan en la elección presidencial siria: el comunista Maher el-Hajjar, ‎el liberal Hassan al-Nuri y el baasista Bashar al-Assad. El Estado proporciona a los candidatos ‎los medios para hacer campaña y garantiza su seguridad física. Los medios de difusión les dan ‎la palabra. En la práctica, los sirios siguen con interés las proposiciones de los candidatos, ‎pero al-Assad está en una situación comparable a la que vivió Charles De Gaulle en la Francia ‎de 1945. La opción de los electores es simple: apoyar al candidato Assad para salvar ‎la República Árabe Siria o no votar y ponerse con ello del lado de los terroristas. ‎

Antes del inicio de la votación en Siria, se organiza –sin mucha convicción– el escrutinio para ‎los refugiados que quieran votar fuera del país. La propaganda occidental ha convencido a ‎los sirios de que todos los refugiados son “opositores”, a pesar de que al ser interrogados ‎la mayoría de los refugiados aseguran haber salido de Siria no «por culpa de la dictadura» ‎sino a causa de los combates. Los días 28 y 29 de mayo de 2014, una multitud de ‎‎100 000 sirios –cifra divulgada por la Seguridad General libanesa– deseosos de votar en ‎la embajada de Siria en Líbano, autorizada a abrir un colegio electoral, paraliza Beirut (ver foto). ‎El ejército libanés trata de dispersar la multitud, pero los refugiados sirios ansiosos de votar siguen llegando desde ‎todos los rincones del Líbano. Ante la enorme afluencia de electores sirios que quieren votar en ‎la elección presidencial, la embajada siria se ve obligada a extender los horarios de apertura ‎del colegio electoral e incluso las fechas inicialmente anunciadas como plazo para votar. Es una ‎agradable sorpresa para los sirios que permanecen en Siria… y causa de consternación en ‎las cancillerías occidentales [20]. ‎

Finalmente, a pesar de todos los llamados a boicotear la elección presidencial, el 73,42% de ‎los sirios en edad de votar acuden a las urnas. 360 medios de prensa extranjeros presentes ‎en Siria y todas las embajadas que se mantienen abiertas en Damasco dan fe del ‎buen desarrollo de la elección. Bashar al-Assad obtiene 10 319 723 votos, o sea el 88,7% de ‎los votos válidos y el apoyo del 65% de la población en edad de votar. El candidato liberal ‎Hassan al-Nuri recoge 500 279 sufragios y el candidato comunista Maher el-Hajjar recibe ‎‎372 301 votos.‎

Durante la campaña electoral, Francia y sus aliados, estimulados por el estadounidense Jeffrey ‎Feltman, tratan de lograr que el Consejo de Seguridad de la ONU reconozca la competencia de ‎la Corte Penal Internacional (CPI) en relación con la guerra civil siria. Por supuesto, el proyecto ‎de resolución sobre ese tema mete en el mismo saco a todos los actores sirios del conflicto –‎poniendo la República al mismo nivel que los terroristas– ya que sus promotores tienen ‎la certeza de que la fiscal Fatou Bensouda actuará como su predecesor Luis Moreno Ocampo ‎en el caso de Libia: siguiendo las órdenes de la OTAN. ‎

Este proyecto de resolución da seguimiento a las acusaciones del informe «César» y del ‎gabinete de abogados Carter-Ruck, y también a las del diario francés Le Monde, según el cual ‎‎«la dictadura alauita» viola sistemáticamente a las mujeres sunnitas que militan en la oposición. ‎La periodista de Le Monde Annick Cojean publica el testimonio de una víctima que asegura: ‎‎«Nos violaban todos los días mientras gritaban: “Nosotros, los alauitas, os aplastaremos.”» ‎Annick Cojean, presidente del Premio Albert Londres, fue formada por la Fundación Franco-‎Americana. Fue ella quien publicó, mucho después del linchamiento de Muammar el-Kadhafi, ‎‎Les Proies: dans le harem de Kadhafi [21], un libro fantasioso donde acusa al Guía de la Yamahiriya de haber violado ‎numerosos niños, justificando así, a posteriori y sin aportar la menor prueba, la destrucción ‎de Libia. ‎

Pero, después de la aplastante elección democrática de Bashar al-Assad, ¿quién puede creer aún ‎las historias sobre la crueldad, las torturas sistemáticas y la «dictadura alauita»? En el Consejo de Seguridad, Rusia ‎y China rechazan el proyecto de resolución de Francia, recurriendo por cuarta vez al veto. ‎

‎(Continuará)‎

Thierry Meyssan

Fuente: Voltairenet


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