Israel se jacta de democrático pero impone apartheid sobre árabes

Israel se jacta de democrático pero impone apartheid sobre árabes

El régimen sionista se vanagloria de democrático pero ejerce un apartheid sistemático contra los ciudadanos árabes que defienden la causa palestina en los territorios ocupados.

Annur TV
Thursday 12 de Mar.

Si algún sistema se califica democrático y sus autoridades declararan que los votos de una minoría significativa no son parte de la “ecuación” democrática, el resto de naciones del mundo puede tachar de racista a ese sistema. Pues resulta que eso es exactamente lo que declaró el premier del régimen de Israel, Benjamín Netanyahu, al afirmar que había ganado las elecciones celebradas el pasado 2 de marzo por el voto de los ‘sionistas’, porque “los árabes no son parte de la ecuación”, así comienza un artículo publicado este jueves en el portal Middle East Monitor (MEMO).

La razón por la cual los ciudadanos palestinos son una minoría en los territorios ocupados por Israel, escribe, reside en que durante la “creación” del régimen israelí en 1948, unos 750 000 palestinos se vieron obligados a abandonar su tierra natal por la represión de las fuerzas sionistas, que se dirigía hacia una limpieza étnica a toda regla.

El texto sostiene que por ‘sionista’ el premier israelí se refiere a los judíos y aclara que no se debe hacer una equivalencia al término que algunos usan de modo despectivo para camuflar su sentimiento antijudío. De golpe, Netanyahu con esta declaración llegó a deslegitimar los votos de 300 000 de los propios ciudadanos del régimen de Israel solo porque no son judíos y no votaron por él.

Netanyahu: Israel solo es para los judíos

Netanyahu no le tiembla el pulso cuando se trata de racismo contra ciudadanos no judíos, anota el artículo para luego detallar que este político israelí grabó un vídeo en el día de las elecciones en 2015 para instar a sus partidarios a salir y votar porque “el gobierno de la derecha está en peligro, los votantes árabes están llegando en masa a las urnas. Las ONG de izquierda los llevan en autobuses”, alertó.

Sin embargo, agrega, en un giro de corte hipócrita después de ganar los citados comicios, Netanyahu decidió acercarse a los ciudadanos palestinos residentes en las tierras ocupadas por Israel para ofrecerles una disculpa poco creíble y entusiasta. En este sentido, ofreció sus disculpas a un grupo de representantes de la comunidad árabe invitados a su residencia en Al-Quds (Jerusalén) y les alegó: “Sé que lo que dije hace varios días ofendió a algunos ciudadanos de Israel, hirió a los ciudadanos árabes. Esta nunca fue mi intención. Me disculpo por esto”.

Estas muestras de supuesto arrepentimiento fueron rechazadas por el líder de la alianza de cuatros partidos árabes, llamada la Lista Conjunta, Ayman Odeh, quien calificó la disculpa de un “engaño”, precisa el escrito del portal digital.

Este episodio de racismo muestra que la ideología de segregación es un tema compartido por Netanyahu y la coalición de derecha israelí, que consideran a los palestinos que residen dentro de Israel, en el mejor de los casos, ciudadanos de segunda clase.

 

El artículo de opinión resalta que, en 2018, el entonces ministro de asuntos militares de Israel Avigdor Lieberman acusó a Odeh y sus aliados de la mencionada coalición política de pertenecer a una “quinta columna” por haber llegado a manifestar su apoyo público a una marcha solidaria a favor de la Franja de Gaza, enclave costero palestino asediado desde 2007 por las fuerzas israelíes. Es más, Lieberman llegó a lamentar el “fracaso sistemático” de las fuerzas del régimen israelí para tomar medidas concretas contra los dirigentes de Lista Conjunta sugiriendo que a la formación deberían prohibirle todas sus actividades políticas.

Por su parte, el actual titular de asuntos militares israelí, Naftali Bennett, también se ha deleitado con lanzar comentarios racistas en contra de la población palestina residentes en las tierras ocupadas. Así en 2013 afirmó: “He matado a muchos árabes en mi vida, y no tengo ningún remordimiento al respecto”. Cuatro años más tarde, ya como ministro de Educación, llegó a decir a los diputados de origen palestino han de elegir entre ser “israelíes normales” o “terroristas”. Cabe mencionar que este político va por allí aireando que los refugiados palestinos “ya tienen su estado en Jordania”.

En estos momentos en que todo apunta a que las agrupaciones de izquierda israelíes, lideradas por el partido Azul y Blanco (Kahol Lavan) de Benny Gantz, tras la última cita electoral, van a poder formar un gobierno de coalición y poner fin a los once años del mandato del ultraconservador Netanyahu. De hecho, el propio Gantz ha llegado a decir que no contemplaría formar un ejecutivo con la Lista Conjunta, alegando que no tiene “miedo de hablar con ningún partido político legítimo, pero la Lista Conjunta no será parte del gobierno que formase”.

El MEMO recoge que el potencial mandatario Ganzt aseveró en su día que sus desacuerdos con los líderes de la formación árabe-israelí “son profundos, difíciles e insuperables” por cuanto se refieren a los asuntos “nacionales” y de seguridad del régimen que espera presidir en un futuro muy cercano.

 

Esta disensión se produce porque Gantz planteó “implementar el plan de paz del presidente de EE.UU., Donald Trump, en coordinación con todos los elementos de la región”, ya que a su juicio el “plan proisraelí” es “un hito importante” que “no puede tolerar el apoyo al terrorismo o evitar la condena”.

De hecho, Gantz no se opuso a la inclusión en el llamado “acuerdo del siglo” de Estados Unidos una disposición para despojar a 300 000 ciudadanos palestinos israelíes de su ciudadanía a cambio de un ‘intercambio de tierras’, en concreto, el área conocida como el ‘triángulo’ en los territorios ocupados se coinvertiría en parte del llamado Estado palestino que contempla el documento en cuestión.

El artículo avanza que ninguna de las discriminaciones anteriores ni el racismo practicado contra los palestinos y los ciudadanos palestinos israelíes deberían sorprender a nadie, ya que, Israel tiene más de sesenta leyes que discriminan a estos colectivos que viven en los territorios ocupados.

La mayoría de estas normativas se implementó antes de que el parlamento israelí aprobara en 2018 la ley “estado nación” o mejor denominada “ley del apartheid del estado judío de Israel”.

En su núcleo está la premisa de que solo los judíos tienen derecho a la autodeterminación en Israel, sean cuales sean las fronteras de este régimen, expone el escrito para luego añadir que en el plan proisraelí, presentado por Trump, está claro que la frontera de seguridad de Israel es toda la Palestina histórica, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

La cuestión de si Israel es un estado de apartheid se resolvió en el informe de la Comisión Económica y Social para Asia Occidental (CESPAO), con sede en Beirut (El Líbano), elaborado por los académicos Richard Falk y Virginia Tilley, quienes concluyeron en el documento que el régimen israelí ejerció el apartheid contra el pueblo palestino en general. 

 

Este estudio hace hincapié en que Israel es un estado del apartheid, que se le debe aislar y condenar hasta que se desmantele su régimen racista, “lo que conllevaría a la creación de dos Estados soberanos e independientes, un estado israelí y otro palestino, o un solo estado democrático para todos aquellos al que gobierna entre el río y el mar”.

“Israel no puede seguir gobernando para siempre a la mitad de las personas cuyas vidas controla a diario, sin otorgarles sus derechos legítimos y afirmar ser una democracia. A juzgar por los últimos 72 años violentos desde su creación, no tendrá paz hasta acepte que todos los seres humanos tienen derecho a ser tratados por igual y acepten que no puede ser judío ni demócrata”, acota el informe de CESPAO.

El MEMO precisa que a estas alturas los israelíes no pueden alegar que el problema proviene de los palestinos, por no abandonar la defensa de sus legítimos derechos históricos, sino que deben reconocer que deriva de sus patrocinadores en Occidente.

Son los mismos gobiernos occidentales que se pusieron del lado del opresivo régimen del apartheid en Sudáfrica los que están apoyando y protegiendo al régimen del apartheid en Israel. En lugar de sancionarlo por sus crímenes, Occidente refuerza el comercio con Israel y simplemente condena sus acciones criminales como un ocupante ilegal que comete crímenes de guerra casi a diario, al menos en términos de sus asentamientos ilegales. 

Mientras ocurren estos agravios contra el pueblo palestino, y estos en busca de reparación por medios pacíficos y legales piden amparo a la Corte Penal Internacional (CPI) ante la propuesta estadounidense, los patrocinadores de Israel, como Estados Unidos, Alemania y Canadá piden a este alto tribunal de La Haya, en los Países Bajos, que dejen de atender los reclamos palestinos al alegar que esta cámara no tiene jurisdicción sobre Palestina porque este “No es un Estado”, relata el artículo.

Ahora bien, ante la promoción del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que denuncia los crímenes de Israel contra los palestinos, resulta que EE.UU. y Francia aprueban leyes contra esta propuesta y la equiparan con el antisemitismo, mientras que el Reino Unido ha tratado de prohibir la desinversión de fondos de pensiones de compañías cómplices de los crímenes de Israel.

Parece que la llamada comunidad internacional está enviando señales muy claras a los palestinos de que apoyan el apartheid israelí que lo único que hace es violar los derechos palestinos. Simplemente, esto es una hipocresía y una doble moral, sentencia el artículo de opinión.

Fuente: Hispantv

 


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