Los últimos arrestos de Mohammad bin Salman delatan debilidad en el centro del poder

Los últimos arrestos de Mohammad bin Salman delatan debilidad en el centro del poder

El silencio del palacio real saudí sobre el arresto de los príncipes de rango superior Ahmed bin Abdulaziz y Mohammad bin Nayef, entre otros, es atronador. Sin embargo, el movimiento repentino y audaz del príncipe heredero Mohammad bin Salman resulta muy revelador.

Annur TV
Wednesday 18 de Mar.

El arresto de esos príncipes de alto rango, sin cartera, pone de manifiesto el terreno inestable sobre el que descansa el futuro del joven príncipe.

Un terreno inestable

En su historia moderna, Arabia Saudí ha resuelto rápidamente las disputas de sucesión, como cuando el príncipe heredero Faisal desafió la autoridad del rey Saud a principios de la década de 1960. En ese momento Faisal contaba con el respaldo de casi toda la familia real, con la excepción de Saud y sus hijos.

Faisal aisló rápidamente a Saud y los eruditos religiosos le otorgaron una fatwa para que pudiera expulsarlo.

Hoy, Mohammad bin Salman parece contar solo con el apoyo de su anciano padre, mientras que otros miembros de la familia real, especialmente aquellos que podrían estar destinados a convertirse en reyes, se sienten aislados, humillados y ahora bajo arresto.

El príncipe heredero saudí no solo ha confinado a su propio tío mayor Ahmed y a su primo Mohammed bin Nayef, sino también al propio establishment que habría apoyado el audaz arresto de sus propios parientes, a saber, el establishment religioso. No puede sentirse seguro de la lealtad de la realeza de alto rango, ni de los eruditos religiosos ni de sectores importantes de la sociedad saudita. Las animadas multitudes en sus festivales, conciertos y combates de boxeo recientemente presentados ocultan una crisis cada vez más profunda en la Casa de Saud.

Una crisis que se profundiza

El joven príncipe vive aislado y con miedo. Su supuesta revolución de arriba abajo está tropezando con la presión de una recesión global que ha provocado una caída en los precios del petróleo y en la bolsa local saudí.

En el pasado, la austeridad impuesta por la caída de los ingresos del petróleo fue un obstáculo que se superó rápidamente cuando el reino tuvo que lidiar con una serie de crisis y recesiones petroleras.

Pero la crisis actual es totalmente diferente. Es más política que económica. El Rey Salman puede no estar ya lo suficientemente cerca como para proyectar la sombra de su apoyo y conseguir la lealtad de los príncipes descontentos con su hijo. Su mismo hijo comenzó su gobierno como centro de poder con nuevas estrategias inesperadas que ahora son insuficientes para garantizar una sucesión tranquila tras la muerte del rey.

El abrupto arresto de su propio tío y primos mayores es una estrategia arriesgada que va a perseguirle a lo largo de su futura carrera política. Además, la reputación del reino como un país bendecido por la capacidad de la realeza para mantener el consenso y la sucesión sin problemas se hace añicos sin remedio.

El príncipe heredero se siente obligado una vez más a usar una fuerza contra sus rivales reales de la que ya hizo gala en noviembre de 2017, cuando arrestó y encerró en el Ritz Carlton de Riad a más de una docena de influyentes príncipes. Esto se justificó como un movimiento anticorrupción para librar a Arabia Saudí de la degradación endémica.
 

Los descendientes del difunto Rey Abdullah, especialmente el príncipe Miteb, jefe de la Guardia Nacional de Arabia Saudí en aquel momento, fueron humillados y marginados. Mohammad bin Salman se aseguró de que un rival tan importante no pudiera disponer de una base militar con la que potencialmente podría dar un golpe de Estado contra el hijo del rey en ascenso.

La amenaza Nayef

El príncipe heredero espera eliminar la amenaza de otro príncipe importante, Mohammad bin Nayef, quien durante mucho tiempo se consideró que había manejado los asuntos internos con puño de hierro.

Las extendidas redes de inteligencia y seguridad que creó cuando era la figura central del Ministerio del Interior todavía persiguen al actual príncipe heredero, incluso después de que bin Nayef fuera privado de todos sus puestos oficiales en el gobierno. El príncipe heredero teme que las medidas tan draconianas que adoptó su primo para aplastar una posible oposición pudieran aún desplegarse en contra suya.

Mohammad bin Nayef garantizó la seguridad del trono en preparación de cuando se convirtiera en rey. Pero vivió para ver cómo su joven primo, Mohammad, era quien se beneficiaba de toda la vigilancia y la dura seguridad que había desplegado en el reino. Fue recompensado de forma ingrata al ser despedido abruptamente por el rey, y ahora, según se informa, se encuentra arrestado.

La noticia de su humillación ha viajado por todo el mundo mientras el palacio real permanece en silencio sobre su paradero.

Dentro de la Casa Real, el linaje de los Al-Nayef se enfrenta ahora a sus últimos días y solo será recordado como una torre caída que mantuvo a los saudíes temiendo por su vida bajo su régimen, cuando eran sometidos a detención arbitraria, tortura y desapariciones injustificadas en las manos de Nayef padre y su hijo Mohammad.

Un ataque preventivo

Se ha sabido asimismo que el príncipe Ahmed, el hermano elegible que queda del Rey Salman para la sucesión, se encuentra también entre los príncipes arrestados el 7 de marzo. Es muy probable que no le capturaran por sus credenciales militares o de seguridad anteriores, porque no tuvo ninguna durante su corta carrera en el gobierno.

Su arresto ha obedecido más bien a un ataque preventivo para evitar que el príncipe se convirtiera en un personaje simbólico focal en torno al cual podrían reunirse otros príncipes descontentos.

El potencial del príncipe Ahmed para convertirse en una figura así nos recuerda los diez años del reinado del rey Abdullah, cuando se convirtió en el rey fuerte que logró contrarrestar las amenazas de Salman, Nayef y Sultan bin Abdulaziz en ese momento.

Abdullah representó un símbolo para muchos príncipes que se resentían del monopolio del poder por parte de las tres figuras más importantes en la política saudí. Ahmed ya había expresado ciertas reservas sobre las políticas del nuevo rey y su hijo, por ejemplo, sobre la guerra iniciada contra el Yemen en 2015.

Pero desde entonces, tras su regreso a Arabia Saudí, se mantuvo en silencio. Otros príncipes marginados podrían haber buscado a Ahmed para que los salvara de hundirse en el olvido histórico cuando el príncipe heredero finalmente se convierta en rey.

Drama real

El rey Salman podría haber hecho príncipe heredero a Ahmed después de los muchos escándalos y la mala gestión de los asuntos políticos y las relaciones exteriores del reino de su hijo, sobre todo por el escándalo del asesinato de Jamal Khashoggi en 2018.

Pero el rey perdió la oportunidad y ahora el arresto del príncipe Ahmed elimina una figura simbólica que es potencialmente capaz de restaurar la apariencia de continuidad y respetabilidad en la Casa Real.

Arabia Saudí, que fue una vez una monarquía segura con príncipes poderosos que contenían con éxito todo tipo de amenazas políticas, económicas y de seguridad, está plagada ahora de incertidumbre y peligros.

En el proceso de consolidar el control de los Al Saud sobre el poder, la realeza ha privado a todos los saudíes del derecho a vivir en una sociedad abierta con instituciones políticas que puedan garantizar la supervivencia del reino y la participación de sus ciudadanos en el proceso de toma de decisiones.

Lamentablemente, los saudíes se han convertido en los espectadores que observan el  desarrollo de un drama real en su país.

La Dra. Madawi Al-Rasheed es profesora visitante del Middle East Centre en la London School of Economics. Ha escrito extensamente sobre la Península Arábiga, migraciones árabes, globalización, trasnacionalismo religioso y género. Twitter: @MadawiDr

Fuente: MEMO/ Rebelión 


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