Chile y el virus del fascismo en acción

Chile y el virus del fascismo en acción

Por Nancy Guzmán para Resumen Latinoamericano.

Annur TV
Friday 10 de Apr.

El virus ha dado campo abierto al desenfreno fascista. Una muestra de ello es la decisión política de quienes deben morir y quienes son dignos de ser tratados y salvados por los efectos del Covid19.
 

Alexis, de Puente Alto, tenía solo 34 años y trabajaba en la Municipalidad de su comuna, cuando murió por la falta de atención médica a pesar de su insistencia para que le hicieran el test y tratamiento por los claros síntomas de contagio.


Marcelo, médico de 61 años, contagiado de Covid19 fue trasladado desde Temuco a Santiago con todos los resguardos médicos de más alto nivel de la Fuerza Aérea, para ser tratado en un hospital privado.


El primero pasó inadvertido para la prensa nacional, el ministro Mañalich dijo no tener información específica de su caso y paso como otro muerto más en las estadísticas. El segundo, en su traslado trasmitido por TV se dijo que el «vasto operativo del avión Hércules de la Fuerza Aérea» era para trasladar a un «destacado nefrólogo». Consultado el ministro por el uso de recursos públicos para trasladar a un particular, respondió que se trataba de un «traslado privado».


Dos casos, dos tratamientos. Al primero se le dejó morir solo. Al segundo le dieron toda clase de recursos para que viva.


¿Cuál es la diferencia entre estos dos chilenos? La clase social.


El primero era un simple trabajador, el segundo «un destacado nefrólogo» de hospital privado.


Al primero el Estado le niega su derecho humano a la salud, le niega la posibilidad de vivir. Al segundo le entrega recursos millonarios de todos los chilenos para tener la mejor atención médica, aunque ya en Temuco ocupaba una cama UCI y tenía acceso a ventilador mecánico.


¿Qué es eso? Fascismo en acción. El Estado decide quien debe morir y quienes son beneficiado con el derecho a la vida.


La misma política de Auschwitz, Mathausen, Villa Grimaldi, la ESMA, Campo de Mayo y de cualquier otro centro de exterminio.


El Covid19 ha despejado el campo a quienes siempre han creído en la burocratización de la muerte como método de solucionar los problemas político-sociales. Gracias a él se habla claramente que habrá un porcentaje de muertes porque no habrá «camas críticas» para todos los contagiados, porque no hay ventiladores mecánicos para todos los contagiados, porque no hay personal especializado para atender a todos los contagiados. Ante eso, se ha decidido que los primeros que deben morir todos los mayores con alguna enfermedad de base. En segundo lugar, los mayores de 65 años, aunque no tengan enfermedades de base. En tercer lugar los menores de 65 años con enfermedades de base. En cuarto lugar, la población más carenciada que no tiene acceso a pagar un test para saber si tiene o no Covid19.


Basada en la misma lógica, también morirán anticipadamente quienes tienen cáncer u otras enfermedades similares porque el Ministerio ha suspendido todas las operaciones del sistema GES, por la crisis del Covid y la necesidad de adaptar los pabellones al tratamiento de esta pandemia.


¿Y cuál es la respuesta ante este desate fascista de quienes se dicen progresistas?


Ni una. Puesto que en casi 30 años se subvencionó a los salmoneros, a las mineras, a los industriales, a los agricultores, a los exportadores y no se invirtió en salud pública de calidad, no se invirtió en especializar médicos, no se invirtió en investigación, etc.


En 30 años se allanó el camino al fascismo naturalizando discursos racistas, como los de supremacía blanca de la diputada Hoffman; otras abiertamente criminales, como las del diputado Urrutia o las de Labbe.


Lo peor es que se naturalizó el genocidio a través de las bajísimas y tardías condenas del Poder Judicial a quienes asesinaron sobre seguro y con garantías de impunidad desde el propio Estado.


Se naturalizó el genocidio al permitir que quienes habían formado parte de la dictadura continuaran en cargos públicos


Se naturalizó el genocidio dejando que aparecieran en TV oscuros cómplices defendiendo su apoyo a un régimen criminal, bajo la excusa de la libertad de opinión.


Se naturalizó el genocidio cuando el gobierno de Eduardo Frei defendió con recursos públicos al máximo genocida detenido en Londres.


Se naturalizó el genocidio al entregar durante 30 años más recursos a las fuerzas golpistas, militares y Carabineros, que a la educación, la salud y la vivienda.


Se naturalizó el exterminio cuando se justificaban los crímenes de la dictadura con el despegue económico.


La única forma de contrarrestar el fascismo que se apodera de Chile y el mundo, amparado en el Covid19, es resistiendo, demostrando esa resistencia con acciones que no pongan en riesgo la salud, como cacerolear un día a la semana desde balcones, jardines, ventanas para demostrar que no ha muerto la rebeldía a un sistema criminal. Se lo debemos a todos los Alexis de ahora y de siempre.

 

 

Por Nancy Guzmán para Resumen Latinoamericano.


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