Ramadán en Palencia

Ramadán en Palencia

La comunidad Islámica radicada en Palencia se ha visto afectada de forma directa por la crisis sanitaria del coronavirus, que ha hecho que el de este año sea un Ramadán para la historia al no permitirse la reunión en las mezquitas o la visita a sus seres queridos, como es costumbre para ellos en este mes sagrado para su religión, el noveno en su calendario.

Annur TV
Thursday 07 de May.

No se dispone de censo oficial sobre el número de musulmanes que reside en Palencia, aunque algunos expertos cifran en 2.000 los seguidores de la fe musulmana en la provincia. De este total, entre 400 y 600 viven en la zona centro, unos cien en la Montaña Palentina y el resto se reparten entre la capital y los pueblos del alfoz. Una comunidad que llegó a esta tierra en busca de un empleo y un futuro para ellos y para sus familias que no encontraban en sus países y que ha sabido adaptarse e integrarse a la perfección entre los palentinos.

Como muestra de su compromiso con Palencia y los palentinos en estos momentos difíciles, la comunidad islámica de Saldaña ha hecho un donativo de 2.000 euros a Cruz Roja para hacer frente a la pandemia del Covid-19 y echar así una mano a las personas mas vulnerables frente a este terrible enfermedad.

En la capital de La Vega vive el  marroquí Aissa Boullouzen Khimouche junto con sus padres, su esposa y sus dos hijos. Él es uno de esos 2.000 musulmanes palentinos que está viviendo este Ramadán atípico, aunque eso no le impide mantener las tradiciones que le han acompañado desde niño, aunque adaptadas a las circunstancias.

«Como es normal ante esta situación, han cerrado las mezquitas y no podemos rezar en grupo con el resto de la comunidad, que es lo que acostumbramos a  hacer», apunta el joven, quien ha cambiado su templo de Saldaña por los rezos entre las cuatro paredes de casa.

El Ramadán es un mes «muy sagrado» para los musulmanes, en el que dedican más tiempo a leer el Corán y a rezar, hasta en cinco ocasiones repartidas a lo largo del día. «Lo más importante es rezar, lo de menos es dónde lo hagas. Se echa en falta al Imán, pero no nos queda otra solución que esperar dada la situación por la que estamos pasando», afirma Aissa Boullouzen Khimouche.

Tras todo el día sin probar bocado, beber ni fumar, al caer el sol celebran lo que llaman la hora de romper el ayuno. En ese momento comparten mesa y mantel con el resto de familia y degustan dátiles y otros productos típicos de su tierra que solo se consumen en esta época del año, como chebakia, unos dulces típicos de Marruecos a los que acompañan con miel, o harira, una sopa muy contundente que les aporta mucha energía. Manjares que habitualmente encuentran sin problemas en el supermercado, aunque ahora algunos también escasean.

«El próximo año será mejor. Este lo celebramos cada uno en nuestra casa, porque no podemos juntarnos con la familia que no vive con nosotros», lamenta este marroquí afincado en Saldaña al que le molestan sus compatriotas que se están saltando la cuarentena durante el Ramadán.

MundoIslam


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