Después de Ramadán, el mismo camino

Después de Ramadán, el mismo camino

Toda adoración es con el único propósito de llevarnos hacia Dios en el mejor de los estados espirituales y estar cerca de Él.

Annur TV
Wednesday 10 de Jun.

Comenzamos el Ramadán de este año 2020 bajo el signo del confinamiento recordando el valor del ayuno como un acto especial de adoración de cuya recompensa Dios se hace personalmente responsable, como se indica en el hadiz reportado por Abu Huraira: «El ayuno es para Mí y soy yo quien lo recompensa.”

La otra buena noticia se nos da en la continuación del mismo hadiz: “El ayunante abandona su deseo, su comida y su bebida por Mi causa. El ayuno es una protección y hay dos alegrías para el ayunante: una cuando rompe el ayuno y otra cuando se encuentre con su Señor”. (Muslim)

Por lo tanto, hay una alegría inmediata vinculada a la ruptura del ayuno y otra alegría futura vinculada a la vida eterna que Dios nos promete. Esto nos invita a meditar sobre dos enseñanzas relativas al camino del creyente:

  1. Toda adoración es con el único propósito de llevarnos hacia Dios en el mejor de los estados espirituales y estar cerca de Él. El significado, caminar hacia Dios y su proximidad, no debe ser ocultado por el significante, el trabajo temporal que llevamos a cabo, como es el ayuno de Ramadán. En otras palabras, la búsqueda de esta proximidad debe ser invariable y permanente mientras que las obras para alcanzarla son fugaces y son solo medios necesarios para lograr dicho fin.
  2. Dios nunca deja de recordarnos el vínculo muy fuerte con la vida eterna hasta tal punto que el Profeta (PB) en su elocuencia nos invita a convertirnos en los “hijos” de la vida eterna diciéndonos:

“Temo que dos peligros os afecten: el tener una gran esperanza de esta vida de aquí y que sigáis vuestras pasiones, porque lo primero os hace olvidar la vida eterna, mientras que lo segundo os aleja de la verdad. La vida de aquí se va y nos da la espalda cuando llega la vida última. Sabed que cada una de estas dos vidas tiene sus hijos, así pues debéis ser los hijos de la vida última y no los hijos de esta vida mundana. Este mundo funciona sin tener que rendir cuentas, mientras que mañana será el momento de la retribución sin poder ya hacer nada.”

Por lo tanto, cada uno de los dos mundos tiene sus hijos, que tienen un vínculo especial con él. Esta vida aquí en la tierra es compartida por todos, algunos han optado por ser hijos de ella y otros se han dado cuenta de que es solo un corto pasaje y toman de ella solo lo esencial.

El Profeta (PB) nos invita a construir este vínculo espiritual con la vida eterna, para convertirnos en sus hijos. Por lo tanto, podemos imaginar la bienvenida que ella prepara para sus hijos. Esta vida mundana es un viaje hacia este destino que inevitablemente se acerca día tras día. Así pues, construyamos esta relación con la última vida a través de las obras. Debemos realizar hoy nuestras obras y mañana tendremos el pago por ellas.

El retiro espiritual de Ramadán, que tuvo lugar en este año 2020 en casa, fue una oportunidad para romper los velos de las ilusiones de la vida de aquí y para construir este vínculo inquebrantable con la vida eterna y buscar la cercanía a Dios.

Salimos de este bendito mes de Ramadán recargados y animados con las mejores resoluciones. La puerta se abrirá sin duda. El mes de Ramadán fue un mes para profundizar en esta búsqueda del sentido por excelencia y particularmente a través del Corán. Para mantener el rumbo, uno debe tener confianza en Dios. ¿Cómo podría Él no abrir la puerta a Su proximidad con nosotros si llamamos a ella con insistencia?

El desafío es tener la firme resolución de mantener un camino estable y regular e implorar a Dios para que nos ayude a seguir esta dirección, para que no seamos meros adoradores estacionales, con un entusiasmo ocasional y efímero. El camino de cada persona no debería ser un “diente de sierra”, interrumpido por diferentes acontecimientos, sino una línea en constante evolución.

El período posterior al Ramadán no debe ser un descanso, sino más bien un impulso. Existe una inteligencia espiritual colectiva cuando estamos en un grupo a través de la ayuda mutua espiritual, no visible en esencia pero realmente experimentada, y que se afianza sin que podamos describirla.

Estos lazos del corazón y esta solidaridad desafían las barreras del tiempo y el espacio geográfico. Los vínculos espirituales a través de las invocaciones (du’as) crean conexiones con almas piadosas de todos los tiempos (profetas, compañeros, santos), que ya están en la vida eterna, lo que fortalecerá nuestro vínculo con ella.

El llamamiento del Profeta Muhammad (PB) durante 14 siglos ha sido y será escuchado por generaciones de diversas épocas. Y, desafortunadamente, siempre habrá una parte de las personas que rechazarán esta invitación al elegir la estrategia perdedora de seguir a su enemigo, que es Satanás:

Y dirá el Demonio cuando el caso esté ya concluido: “Ciertamente, Dios os prometió la Verdad y yo también os prometí, pero no cumplí. Yo no tenía poder sobre vosotros excepto para convocaros y vosotros me respondisteis. No me censuréis a mí, censuraos a vosotros mismos. Ni yo puedo acudir a vuestras llamadas de socorro ni vosotros podéis acudir a las mías. Verdaderamente, reniego de la condición divina que antes me otorgasteis. En verdad, los impíos sufrirán un castigo doloroso.” (14:22)

En esta misma Sura del Corán, Dios nos habla de la estabilidad espiritual, sin la cual nada es posible: “Dios confirma con la palabra firme, en esta vida y en la otra, a quienes creen y Dios extravía a los impíos. Dios hace lo que quiere”. (14:27)

Estas palabras nos recuerdan la distinción entre el significado, que es la búsqueda permanente de la cercanía a Dios, y el significante que son ocasiones temporales como el mes de Ramadán, por ejemplo. La estabilidad está en adherirse al significado a través de los significantes sin exagerar la importancia de estos últimos.

MundoIslam


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