Se hacen eco con tristeza del nuevo estallido de violencia policial, que ha reavivado la ira a través de EEUU, los siete versos de Surah Al Fatiha, que fueron recitados por Jacob Blake padre, un afligido padre afroamericano, quien recientemente exclamó frente a una audiencia angustiada: ¿Por qué le dispararon a mi hijo siete veces?”.

Esta cuestión candente planeó en una conmovedora conferencia de prensa y ha perseguido a su hijo, Jacob Blake, de 29 años desde que milagrosamente reabrió los ojos en una fría habitación de hospital en Wauwatosota, Wisconsin central.

¿Por qué, en efecto, el policía blanco Rusten Sheskey literalmente vació su revolver sobre su desafortunada víctima negra que le daba la espalda, en Kenosha, el 23 de agosto, casi tres meses después de la muerte del afroamericano George Floyd?

Esta es la pregunta que no deja de provocar una ola de indignación en la América de Trump y de afectar a un padre cuyo corazón se rompió en mil pedazos cuando descubrió a su hijo llorando, esposado a su cama del hospital, sin tener en cuenta su estado y su sufrimiento: él salió del coma, pero paralizado de ambas piernas hasta la cintura.

“¿Por qué este acero frío en el tobillo de mi hijo? No puede levantarse, aunque quisiera”, lamentó Jacob Blake padre, la semana pasada, ante el micrófono de CNN, mientras el gobernador de Wisconsin, Tony Evers, sensible a su angustia y temiendo nuevas protestas lamentó públicamente que hubiera sido atado así: “Esperaba que pudiéramos encontrar una mejor manera de ayudarlo a recuperarse. Me parece contraproducente”.

“Aunque los que escucharon recitar la Al Fatiha no entendieron lo que decía, todos escucharon la angustia en la voz de este padre y su grito de esperanza por la curación de su hijo y el triunfo de justicia”, dijo el imam tejano Omar Suleiman, fundador y presidente del Instituto Yaqeen de Investigación Islámica. “Siete versos para igualar las siete balas disparadas a su hijo”, subrayó embargado, a su vez, por la emoción.

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