Como todos los días, los militares israelíes allanan e irrumpen en un campamento de refugiados palestinos, agrediendo a los pobladores, destruyendo bienes de las familias y sembrando el terror entre la gente. Ellos llaman a estas atrocidades como “controles de rutina”.
El pasado domingo 11 de octubre, 53 civiles resultaron heridos, durante los enfrentamientos que estallaron después de que las fuerzas de ocupación israelíes irrumpieran en el campamento de refugiados palestinos de Al-Amari en Ramallah, en Cisjordania ocupada.
Según fuentes sanitarias palestinas, entre los heridos hay 10 impactados por balas reales y 13 por disparos de balas de metal recubiertas. El resto de los heridos es por golpes e impactos de los botes de gas lanzados por los militares israelíes
Los heridos fueron trasladados al Complejo Médico Palestino en Ramallah, y todos se encuentran fuera de peligro.
Durante la tarde, patrullas y vehículos militares con un centenar de soldados allanaron el campamento, asaltando las casas, rompiendo muebles y enseres de los residentes. Varios francotiradores ocuparon las partes superiores de las viviendas mientras decenas de soldados de recurrían las calles del campamento.
Varios jóvenes y una mujer fueron arrestados por los militares y llevados a destino desconocido.
Antes de la retirada, los soldados de ocupación dispararon munición real y botes de gas lacrimógeno contra las viviendas palestinas.
¿Actuará la ONU y la llamada "comunidad internacional" ante semejante atropello?
Corresponsal de PalestinaLibre.org en Jerusalén ocupada