Bolivia: Rearticulador de la Patria Grande frente a la arrogancia imperialista

Bolivia: Rearticulador de la Patria Grande frente a la arrogancia imperialista

Con la victoria del 55% del Movimiento al Socialismo (MAS) se ha comprobado que en las elecciones pasadas en Bolivia no hubo fraude y que todas las acusaciones desde un principio fueron una patraña más de las logias y oligarquías en Bolivia, mismas que están alineadas con el neoliberalismo barbárico manejado desde el “imperio del norte”, que al no tener otro argumento más frente a la voluntad y verdad del pueblo tuvo que aceptar el derecho de los Bolivianos a tener un gobierno legítimo y constitucional; pues sostener a uno usurpado, golpista y autoproclamado ya no le funcionaba.

Por Roberto Chambi Calle 

Roberto Chambi Calle
Monday 16 de Nov.

La reconstrucción no solo debe ser nacional, sino continental, los objetivos deben estar también concentrados en rearticular la “Patria Grande”, pues  ser el corazón de Latinoamérica le permite con su ejemplo y sus acciones políticas y jurídicas reunificar los procesos de integración en el continente, pero desde una mirada del sur; desde los pueblos.

En aras de ello, revivir la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) será el objetivo fundamental para sepultar a la Organización de Estados Americanos , la cual hasta la fecha solo ha servido (con salvadas excepciones) para favorecer a los deseos de los poderosos; ya que el accionar de la OEA siempre ha sido proclive al imperialismo, siendo esta organización uno de los peores oprobios de la unidad Latinoamericana, pues cuando Inglaterra invadió las Malvinas Argentinas en 1982 su postura fue tibia, mediocre y traidora al continente.

Siendo EEUU el “dueño de la OEA” no dudó en traicionar a América, porque apoyó política, diplomática y logísticamente a los ingleses facilitándoles su base en la isla de Ascensión, cediendo fotografías y logística armamentista, tirando al tacho de la basura sus compromisos firmados en el Tratado de Asistencia Recíproca (TIAR); así como en la Carta de la OEA.

EEUU no solo tiene el descaro de firmar, ayudar o abjurar sus decisiones, sino que en los hechos utiliza las organizaciones internacionales como la OEA, ONU o el Consejo de Seguridad perjudicando a la patria grande pues cuando no hay orden en su “patio trasero” derroca gobiernos; pero no con los puños sino con metrallas, misiles y bombas, tal cual lo hizo cuando invadió Panamá en 1989 para entronizar a gobiernos títeres como Añez en Bolivia o Guaido en Venezuela.

Los actos contra la ley y el orden internacional son conocidos y en muchos casos aceptados por los actores internacionales, quienes al no tener esa fuerza cohesionadora ceden o prostituyen su dignidad convirtiéndose en inquilinos en su propia casa.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) deben ser las organizaciones internacionales que representen y activen en la praxis las intenciones de manera legal, legitima y por sobre todo eficaz de los países Centro y Suramericanos; pero desde una identidad, desde una solo visión: la de unidad, de autodeterminación, sin injerencia y con soberanía.

Para que estas tengan ese poder se deben modificar sus estatutos constitutivos, se debe pasar de declaraciones conjuntas en los foros o reuniones a la acción real para que tales decisiones tengan carácter obligatorio y vinculante, de tal sentido que frente a los intentos de un golpe de estado por cualquiera de los mecanismos internos y especialmente externos sean contenidos, juzgados y condenados en los tribunales regionales, subregionales  y/o internacionales.

Sin duda fortalecer la patria grande, requiere de verdadero compromiso político de los gobiernos en la zona, así como el  pueblo debe tener conciencia cuando elige a sus conductores; pues no solo se trata de un país, por ello la victoria de Bolivia es de vital importancia para el continente, ya que no solo se le arrebató el poder a las logias neoliberales y fascistas , sino se dio un duro golpe al imperialismo enviándole el mensaje claro de que la nación andina no es servil, ni sumisa y que sus tierras, sus recursos y su dignidad no se prostituyen, ni se regalan.

Creemos firmemente que la unidad latinoamericana puede ser una realidad, así como creemos que las organizaciones internacionales deben estar en servicio y función de los estados soberanos, eso dependerá en la medida que nuestros pueblos elijan con sabiduría a sus gobernantes; Bolivia ya nos dio una señal de que se puede; porque retornó a ser un país democrático, digno y soberano frente al imperialismo y sus miserias.

Por Roberto Chambi Calle (Investigador y analista en Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional “Al Mustafá” en Irán)


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