“Irán es un santuario para los líderes de grupos terroristas a medida que estos planean sus atentados contra Estados Unidos o nuestros aliados”, sostuvo el pasado martes el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, en sus últimos días en el cargo, a la espera de que el nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, llegue a la Casa Blanca.

La agencia británica de noticias Reuters informó que, con estos alegatos, Pompeo planeaba acusar a Irán de mantener vínculos con Al-Qaeda como parte de una ofensiva de última hora contra el país persa antes de que la nueva Administración Biden tome posesión de la Presidencia del país norteamericano.

Irán rechazó las falacias de Pompeo

El canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, tachó de “mentiras belicistas” las afirmaciones del secretario saliente de EE.UU.  También enfatizó que Teherán no mantiene ningún tipo de relaciones con Al-Qaeda, y que “todos los terroristas del 11 de septiembre vinieron del destino favorito de Pompeo en Asia Occidental, en alusión a Arabia Saudí y su rol en dichos atentados”.

15 de los 19 terroristas que realizaron los ataques en 2001 contra las Torres Gemelas en Nueva York y contra la sede del Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono) eran ciudadanos saudíes.

Por su parte, el portavoz de la Cancillería iraní, Said Jatibzade, aseguró que el hecho de que Pompeo lance acusaciones falsas constituye una señal de la desesperación y el fracaso que embargan a la política de máxima presión de la saliente Administración estadounidense, presidida por Donald Trump.

Los analistas también cuestionaron el momento en el que Pompeo eligió hacer el anuncio, diciendo que parecía estar tratando de dificultar que Biden vuelva al pacto nuclear iraní, del que Trump se salió en mayo de 2018.

Según varios informes de inteligencia, el Gobierno del expresidente estadounidense George W. Bush (2001-2009) intentó trazar lazos entre Irán y Al-Qaeda tras los atentados terroristas de 2001, pero esas denuncias fueron desacreditadas.

Reuters, citando a un ex alto funcionario de inteligencia de Estados Unidos, reportó que las autoridades iraníes nunca vieron con buenos ojos a Al-Qaeda, ni antes ni después de los ataques del 11 de septiembre.

Lazos entre EEUU y Al-Qaeda y las cosas que no quieren que sepas

Los Estados Unidos han apoyado a Al-Qaeda y a sus organizaciones afiliadas durante casi medio siglo, concretamente desde el apogeo de la guerra afgano-soviética (1978-1992).

La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. creó campos de entrenamiento para Al-Qaeda en Paquistán. En un período de diez años, desde 1982 hasta 1992, unos 35 000 integrantes de este grupo terrorista, procedentes de 43 países, en su mayoría islámicos, fueron reclutados por la CIA para luchar junto a los afganos contra la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Desde la época de la Administración Reagan, Washington ha apoyado a la red terrorista. Ronald Reagan, expresidente de EE.UU., calificó a dichos terroristas de “combatientes por la libertad”. Los EE.UU. suministraron armas a las brigadas de Al-Qaeda. Todo era por “una buena causa”, a saber: la lucha contra la URSS y el cambio de régimen, lo que condujo a la desaparición del gobierno secular en Afganistán.

Los libros de texto de Al-Qaeda fueron publicados por la Universidad de Nebraska. Estados Unidos empleó millones de dólares para suministrar libros de texto repletos de imágenes violentas y enseñanzas extremistas a los escolares afganos.

Osama bin Laden, fundador de Al-Qaeda y el hombre más odiado de Estados Unidos, fue reclutado por la CIA en 1979, justamente al comienzo de la guerra de Afganistán contra la URSS. Por aquel entonces, Bin Laden tenía 22 años y recibió entrenamiento en un campo de formación de guerrillas patrocinado por la CIA.

Pero, ¿por qué EEUU acusa a Irán de mantener lazos con Al-Qaeda?

Los expertos en política afirman que la Administración Trump está lanzando acusaciones ridículas y falsas contra Irán en los últimos estertores de su vida política, y ha utilizado a Al-Qaeda como pretexto porque esta agrupación extremista es parte integral del proyecto estadounidense para crear caos en la región.

Por otro lado, los estrategas enfatizan que el propósito de tales acusaciones es justificar la presencia militar estadounidense en la región de Asia Occidental.

Con estas declaraciones, la saliente Administración Trump, busca aplicar los mismos alegatos que se habían esgrimido durante la invasión a Irak. En su momento, Washington acusó a Bagdad de dar cobijo a los terroristas de Al-Qaeda y poseer armas de destrucción masiva.

Por lo tanto, aquí surge una pregunta. Si EE.UU. estaba al tanto de la existencia de las relaciones entre Irán y Al-Qaeda, ¿por qué la reveló tarde?

En los últimos cuatro años del mandato de Trump, hemos escuchado elucubraciones acerca de las diabólicas ambiciones nucleares de Irán, y ahora, en vísperas de su atropellada salida del poder, la Administración Trump decidió regalarnos una última alucinación, que sin duda alguna esperan que se materialice rápidamente, y envenene la opinión pública y se convierta así en un hecho aceptado.

Y, hasta el día de hoy, Estados Unidos sigue acabando con vidas iraníes, ya sea mediante un ataque militar ilegal, como el asesinato del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, o sancionándolos hasta que hallen la muerte.

Sin ningún lugar a dudas, proyectar la etiqueta de “terrorista” sobre Irán es una distracción útil en conformidad con el hecho de que Estados Unidos ha pasado la historia reciente bombardeando, matando y mutilando a poblaciones civiles en Afganistán, Irak y Siria.

Queda por ver si las sensacionales revelaciones de Pompeo son el preludio de alguna acción militar trumpiana calamitosa, un tiro de despedida, o simplemente están destinadas a forzar el discurso en una determinada dirección y potencialmente atar las manos de la Administración entrante.

Por Mohsen Khalif Zade

Fuente: Hispantv