“Las informaciones y datos estadísticos que tenemos muestran que se han usado ocho tipos de municiones en racimo de fabricación estadounidense, británica y brasileña durante el conflicto en Yemen”, ha dicho Ali Safara, director general del Centro Ejecutivo en la Oficina de Desminado de Yemen, según informó el domingo la televisión estatal yemení Al Masirah.

Detalló que Arabia Saudí y sus aliados han lanzado 3179 bombas de racimo en Yemen desde el inicio de la agresión en 2015 y que más de 1000 personas, en su mayoría mujeres y niños, han perdido la vida como consecuencia del uso de esa munición prohibida.

La monarquía árabe, prosiguió, utilizó ese armamento de efecto intrínsecamente indiscriminado en los ataques aéreos que llevó a cabo en las provincias de Saada (noroeste), Saná (la capital), Hajjah (oeste), Al-Hudayda (oeste), Al-Jawf (noroeste), Omran (noroeste), Taiz (suroeste), Al-Dhamar (suroeste) y Al-Mahwit (oeste).

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha condenado el uso de bombas de racimo por la coalición agresora a Yemen, y denuncia que el uso de dichas municiones constituye “un crimen de guerra”.

Un acuerdo internacional alcanzado por un gran número de países en 2010 prohibió el uso de bombas de racimo en conflictos, pero al tratado no se adhiere Arabia Saudí.

Este tipo de municiones es muy poco preciso y por eso mata principalmente a civiles cuando es usado en las zonas residenciales. Se compone de un contenedor que adentro tiene mini bombas. Éstas abarcan amplias extensiones cuando estallan pero, además, cuando quedan distribuidas tras la guerra sin explotar pueden constituir un peligro mortal para los civiles.

En Yemen, Arabia Saudí y sus aliados utilizaron municiones prohibidas como bombas de racimo en muchos bombardeos que llevaron a cabo contra viviendas, mercados, escuelas y hospitales, matando a un gran número de civiles.

Fuente: Hispantv