En una aproximación histórica y actual de la política agresiva de Washington contra esa nación árabe, el portal digital precisa a 10 años de la agresión estimados del Banco Mundial indican que  sólo entre 2011 y 2016, es país perdió un total acumulado de 226 mil 000 millones de dólares de producto interior bruto debido a la guerra.

Durante estos  años,  sabe que Washington  entrenó al menos a 10 mil mercenarios que son denominados rebeldes  con un coste de  mil millones de dólares anuales desde 2012.

De hecho,  señala la publicación, los principales aliados de Estados Unidos en el Golfo Pérsico -Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos- siguieron el ejemplo del presidente Barack  Obama de aflojar sus bolsillos para reclutar, financiar y equipar a miles de combatientes yihadistas que serían desplegados en Siria.

Igualmente, precisa,  desde las primeras etapas del conflicto en Siria, las principales agencias de inteligencia occidentales proporcionaron apoyo político, militar y logístico a la oposición siria y a sus grupos mercenarios asociados en Siria.

En su valoración Indian Punchline  subraya  que la declaración conjunta emitida la semana pasada por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN pertenece al mundo de la ficción.

En realidad, hay sangre siria en las manos de estos países de la OTAN (incluida Turquía) y de los aliados estadounidenses del Golfo, asegura.

En ese sentido, estimó que  el conflicto sirio es uno de los más trágicos y destructivos de nuestro tiempo. Cientos de miles de sirios murieron, media nación fue desplazada y millones se vieron obligados a vivir en la pobreza y el hambre.

Según las estimaciones de la ONU, tras diez años de conflicto, la mitad de la población siria se vio obligada a huir de sus hogares, el 70 por ciento  vive en la pobreza, 6,7 millones de sirios se fueron desplazados internamente, más de 13 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y protección, 12,4 millones de personas padecen falta de alimentos (o el 60% de toda la población), 5,9 millones de personas están en situación de emergencia en materia de vivienda y casi nueve de cada diez sirios viven por debajo del umbral de la pobreza.

Esto contrasta con etapas anteriores, cuando  Siria solía tener uno de los niveles más altos de formación social de todo el Oriente Medio musulmán. Era un país de renta media hasta que Estados Unidos decidió desestabilizarlo. Desde finales de la década de 1940, los sucesivos proyectos de cambio de régimen de EE.UU. estaban impulsados por consideraciones geopolíticas, plantea https://www.indianpunchline.com

La agenda es inequívoca: Estados Unidos destruyó sistemáticamente el corazón, el alma y la mente del "arabismo" -Irak, Siria y Egipto- con vistas a perpetuar la dominación occidental de Oriente Medio.

Al mirar a la actualidad, la publicación asegura que el presidente Joe  Biden no parece tener ninguna prisa por retirar las tropas estadounidenses.

Como parte de eso, Washington está facilitando metódicamente una balcanización de Siria al ayudar a los grupos kurdos alineados con él a forjar un enclave semiautónomo en el noreste del país, subraya.

De hecho, la población árabe del noreste de Siria está resentida por estar bajo el gobierno de los kurdos, y esto puede acabar convirtiéndose en una nueva fuente de reclutas para el Estado Islámico. Mientras tanto, Turquía aprovechó el eje Estados Unidos-Kurdos como coartada para ocupar vastos territorios en el norte de Siria, plantea  el portal Indian Punchline.

Concluye la publicación que la política de Estados Unidos en Siria es opaca, oscila entre el objetivo de evitar el resurgimiento del EI, la confrontación con Irán, el contraataque con Rusia, la prestación de ayuda humanitaria e incluso la protección de Israel, mientras que el quid de la cuestión es que las sucesivas administraciones estadounidenses no lograron articular una estrategia y una justificación claras para la presencia militar estadounidense en Siria.

Al respecto de la actuación de su país, el exembajador de la Casa Blanca en Damasco Robert Ford (2011 a 2014) valora la estrategia seguida durante estos años y plantea que esta fracasó, en especial en alcanzar una solución política, y no consiguieron concesiones del gobierno del presidente constitucional sirio Bashar el Assad pese a estar bajo presión exterior, y los estadounidenses, a pesar de ocupar alrededor de una cuarta parte del país, utilizando diferentes tipos de presión económica, reteniendo los ingresos del petróleo, sanciones económicas y otras cosas, tampoco lograron extraer concesiones de Assad.

Sostiene Ford en sus declaraciones a https://thegrayzone.com  que la fuerza militar, en su opinión, ya no sirve para nada. Cuesta entre 2.000 y 3.000 millones de dólares al año.

Preferiría que esos fondos se utilizaran para necesidades más prioritarias en otros lugares. 

En sus valoraciones de la situación actual, Ford dijo “Creo que tenemos que sacar las tropas estadounidenses de Siria.  La misión se ha desviado.  El ISIS está derrotado.  Hemos hecho lo que nos propusimos hacer.  Es hora de declarar la victoria y volver a casa.  No se puede arreglar la guerra civil siria”.

Me gustaría, precisó,  gastar menos en la operación militar y mucho más en la ayuda humanitaria.

Fuente: Al Mayadeen