Opinión

"Estados Unidos vende en América Latina un águila vestida de paloma"

"Estados Unidos vende en América Latina un águila vestida de paloma"

La vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, definió esta semana una “nueva” política de su país hacia América Latina que según expertos pretende vender a un águila vestida de paloma, a la vez que mantiene la hostilidad contra procesos en Cuba, Venezuela y Nicaragua porque se apartan de sus dictados imperiales.

Annur TV
Monday 10 de May.

Por Luis Beatón

Ya desde su campaña rumbo a la Casa Blanca el presidente Joe Biden expresó que quería “un equipo preparado desde el primer día que me ayude a reclamar el asiento de Estados Unidos a la cabeza de la mesa” para “promover nuestra seguridad, prosperidad y valores. Este es el punto crucial de ese equipo.”

Al parecer Harris es la cabeza visible de la política hacia la región y durante la 51ª Conferencia anual de Washington sobre las Américas el 4 de abril, adelantó qué pretenden lograr para mantener la hegemonía, lo que analistas entienden como una Doctrina Monroe disfrazada.

En una aproximación al tema publicada en el diario La Jornada, David Brooks, también columnista del diario The New York Times, señaló que durante el discurso ante la Conferencia, auspiciado por el Council of the Americas, en conjunto con el Departamento de Estado, Harris afirmó que es compromiso de su gobierno "promover la democracia y el buen gobierno" en la región.

"Queremos ayudar" para resolver tanto las condiciones extremas actuales como los problemas de fondo que obligan a la gente a migrar, anunció sin entrar en valoraciones sobre cómo su país llevó a muchas naciones de la región a la crisis.

Hace varios años diversos análisis advertían que los tratados comerciales desiguales promovidos tanto por gobiernos demócratas como republicanos empobrecían a América Latina y se convertirían en una “bomba de tiempo” que estallaría en sus manos.

La inmigración de hoy, advertían, es ese resultado sin dejar mencionar que la relación de Washington con el continente plagó de males a los latinoamericanos.

Ahora la Casa Blanca, en la voz de su secretario de Estado, Anthony Blinken, reiteró el mensaje de Harris, detallando tres prioridades en la relación con el hemisferio: frenar la pandemia, promover la recuperación económica "con equidad", y dar "un nuevo impulso a nuestro apoyo a la democracia".

En ese último punto indicó que, aunque Estados Unidos trabajará como un socio con el resto de los países, aparentemente se reserva el derecho de enjuiciar y castigar a algunos. Al señalar que "nuestras democracias están siendo puestas a prueba" y que incluso la estadunidense está enfrentando "obstáculos", pidió redoblar esfuerzos para cumplir con las normas de la Carta Democrática Interamericana.

Brooks cita palabras de Blinken cuando declaró que se debe “condenar a quienes avasallan los derechos humanos y democráticos", como "el régimen feroz de (Nicolás) Maduro" y afirmó que, junto con los países socios, se ejercerá presión sobre el régimen” para "restablecer" la democracia, esa que no sigue los dictados del norte.

Seguiremos promoviendo los derechos humanos del pueblo cubano, incluida la libertad de expresión y reunión, y condenando la represión de los derechos humanos en la isla, un viejo argumento que los propios cubanos se encargan de desmentir al reconocer esos atributos en su Carta Magna.

Aunque Blinken declaró que el gobierno de Biden marca un cambio en la política estadunidense, en el caso de Venezuela y Cuba lo más notable es la continuidad con el gobierno anterior, mientras deja todo en el limbo de la “revisión de política”.

En su intervención del 4 de mayo, Harris recalcó que la agenda para Latinoamérica responde al pedido de Biden de reforzar la influencia estadounidense y, en esa línea, sostuvo que el hemisferio occidental es nuestro hogar (...) Es imperativo que promovamos la democracia y el buen gobierno, la seguridad y la prosperidad dentro de la región."

Las razones de esta aproximación, según Harris, es que "la fuerza de Estados Unidos depende de la fuerza del hemisferio occidental", lo que históricamente es definido como el patio trasero.

Al valorar como "increíblemente compleja y, en ocasiones, increíblemente complicada", las relaciones con sus vecinos, la vicemandataria evitó alusiones a la larga historia de injerencia, presiones y medidas coercitivas que caracterizaron la política hacia América Latina.

Blinken abogó recientemente por redoblar esfuerzos para cumplir con las normas de la Carta Democrática Interamericana algo que no es más que dar un aire al injerencismo promovido desde la OEA y motivo, entre otros, de su desprestigio cuando apoyó y promovió el golpe de estado en 2019 contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia.

En este escenario, no hay que olvidar que Biden patrocinó las estrategias conocidas como, “Plan Colombia” que hoy es parte del estallido de violencia en ese país, también respaldó la intervención militar británica en la guerra de Malvinas y presentó en el Congreso norteamericano una resolución de apoyo al Reino Unido.

Es de recordar que cuando Las Malvinas, Biden dijo que “Mi resolución busca definir de qué lado estamos y ese lado es el británico. Los argentinos tienen que desechar la idea de que EEUU es neutral.”

Para Estados Unidos América Latina solo existe cuando la necesita y para eso existen mecanismos como el famoso acuerdo del TIAR (Tratado Interamericano de Ayuda Reciproca) que utiliza para amenazar a sus vecinos.

Lo real es que América Latina, portadora de las mayores reservas naturales, estará nuevamente en la mira de los globalizadores de Biden, los gobiernos populares como el de Bolivia y Venezuela, que cuentan con importantes yacimientos de todo tipo de minerales e hidrocarburos en manos del Estado, serán objeto de acciones desestabilizadoras de distintas características que los obligarán concentrar recursos tecnológicos y humanos en la defensa.

En caso de Venezuela y Cuba no se avizoran mejorías, aunque algunos expertos hablan de disfrazar la política de fuerza con “acciones” que en el fondo persiguen los mismos objetivos.

En Estados Unidos hay sectores que abogan por el fin del bloqueo contra Cuba, pero esconden el objetivo de derrotar el gobierno popular y destruir el sistema de gobierno socialista.

En ese sentido, Adam Goodman, estratega nacional de medios republicanos y columnista, becario senior Edward R. Murrow en la Escuela Fletcher de la Universidad de Tufts, señaló que la historia entre Cuba y su vecino del norte ha sido complicada, llena de desgarradoras remesas de barcos, una amenaza nuclear mantenida a raya y un intento de agresión en Girón.

Murrow es partidario de autorizar una invasión total... del capitalismo estadounidense a la isla.  Si lo hacemos, Estados Unidos podrá sustituir los embargos, la retórica de corta duración y la diplomacia anticuada por un moderno golpe de poderío económico, señaló en un reciente comentario.

El analista pide enviar a Cuba “a nuestro "ejército empresarial" portando armas de innovación y transformación: Apple y Amazon, Hilton y Marriott, CVS y Walgreens, Walmart y Costco, JP Morgan y el Banco de América.

Asimismo, aboga por acciones que se aparten de la hostilidad abierta y apoya la acción encubierta, aunque no habla de si los cubanos aceptarán que otros definan su futuro.  Es invasión económica, subrayó, a la vez que advierte que, si no se hace nada, se corre el riesgo de que ocurra algo mucho peor: que el gobierno cubano se dirija a China, Rusia y otros países que están muy dispuestos a favorecerlos.

De cierta forma es el ropaje con el que se quiere vestir de paloma a un águila que durante siglos consideró a sus vecinos como ciudadanos de su patio trasero y que deben someterse a los dictados del capital.

Autor: Luis Beatón

Al Mayadeen

Las ideas y opiniones expresadas en este artículo son las de los autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de Annur Tv


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