Michael Lynk, relator especial de la ONU sobre los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados, se dirigía a una sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, boicoteada por Israel, que no reconoce su mandato ni coopera con ella.

"Concluyo que los asentamientos israelíes constituyen un crimen de guerra", dijo Lynk. "Les propongo que esta conclusión obligue a la comunidad internacional... a dejar claro a Israel que su ocupación ilegal, y su desafío al derecho internacional y a la opinión internacional, no pueden ni podrán seguir siendo gratuitos".

Lynk ha denunciado anteriormente el uso de castigos colectivos por parte de Israel, que según él puede verse "de forma más llamativa" en su actual cierre de 15 años de Gaza, "que ahora padece de una economía completamente colapsada, una infraestructura devastada y un sistema de servicios sociales que apenas funciona".

También hizo hincapié en la dependencia de Israel del castigo colectivo como "instrumento destacado de su caja de herramientas de coacción para el control de la población", y criticó la política continuada de Israel de demoler de forma punitiva las viviendas palestinas, lo que, según él, "contribuye a crear una atmósfera de odio y venganza".

Fuente: MEMO