Opinión

La muletilla del “Fraude en Bolivia”: ¿Hasta cuándo la impunidad?

La muletilla del “Fraude en Bolivia”: ¿Hasta cuándo la impunidad?

"Es necesario que se apresuren las investigaciones en torno al principal artífice y ejecutor del golpe de Estado en Bolivia, como lo es Carlos Mesa Gisbert; pues se debe hacer justicia y no dejar en la impunidad a un oligarca servil del imperio y sus huestes"

Por Sdenka Saavedra Alfaro

Sdenka Saavedra Alfaro
Wednesday 04 de Aug.

Por Sdenka Saavedra Alfaro[1]

Sin lugar a dudas, continúa la guerra mediática, en este caso también la Evofobia, en torno al llamado “Fraude Electoral”, sobre los comicios electorales en Bolivia, del 20 de octubre del 2019, en los que Evo Morales ganó en primera ronda, de acuerdo a investigadores y analistas, y el que tampoco fue probado con ninguna evidencia real, y el mismo que fue diseñado y ejecutado por la derecha neoliberal fascista, liderado por Carlos Mesa Gisbert, quien salió en segundo lugar.

 El que también fue apoyado por Estados Unidos, la OEA, y su secretario general Luis Almagro, Organización que presentó un informe fraudulento, el que llevó a la ruptura del orden constitucional; pues su narrativa del “Fraude”,  tenía un sólo fin, validar su premeditado Golpe de Estado militar, policial, cívico, eclesiástico, mediático, mismo que desencadenó en la violación a los derechos humanos, en las masacres sangrientas de Sacaba, Senkata, Pedregal y Betanzos, que dejó el saldo de más de 37 muertos, el apresamiento de miles de bolivianos y bolivianas, las torturas y el terror fascista[2], y el que representó un retroceso para toda América Latina, de acuerdo al  filósofo Enrique Dussel Ambrosini.

Pues, cada vez más se siguen sumando pruebas esclarecedoras las que señalan que “Nunca hubo fraude en Bolivia”, y las que manifiestan entre otras cosas también que el famoso “Fraude Monumental” sólo fue una muletilla diseñada, fabricada como estrategia de la derecha, para el llamado a la movilización y el desconocimiento de los resultados electorales del 2019,  la violencia paramilitar, la quema de viviendas, y de los recintos electorales, la persecución de autoridades del MAS, el motín policial y el pronunciamiento de las fuerzas armadas para consumar el golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019, cuyo artífice principal también señalan al ex candidato de Comunidad Ciudadana y opositor fascista Carlos Mesa.

Quien propuso como presidenta a la autoproclamada Jeanine Añez, en la reunión llevada a cabo en la Universidad Católica Boliviana, el 12 de noviembre de 2019 reunión que contó con la participación de sus asesores Ricardo Paz y Carlos Alarcón; Jerjes Justiniano, en representación del presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho; Samuel Doria Medina, jefe de Unidad Nacional (UN), acompañado de Roberto Moscoso; Jorge Tuto Quiroga y su asesor Luis Vásquez Villamor; monseñor Eugenio Scarpellini; León de la Torre de la Unión Europea (UE) y Juan Carlos Núñez, de la Fundación Jubileo, es decir todo el Clan de la élite racista golpista reunida para detener al masismo y a Evo Morales, en otras palabras para que nunca más gobiernen “los indios”, “los salvajes”.

Se debe recordar también que Carlos Mesa, quién posesionó la narrativa de fraude electoral, como lo hemos visto, convocó a una movilización nacional para desconocer los resultados basados en un preinforme de la Organización de Estados Americanos (OEA) que nunca habló de fraude, sino de irregularidades en algunas mesas, hechos que nunca fueron respaldados, como lo corroboran los diferentes estudios e informes presentados, como el reciente realizado por la Fiscalía boliviana, el 27 de julio de esta gestión, investigación elaborada por la Universidad de Salamanca, pericia que cierra el caso, y el que concluye que nunca hubo fraude electoral.

A este informe se suma el análisis estadístico, ya presentado por el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés), el mismo que contradijo la narrativa postelectoral apoyada, sin evidencia, por la OEA y el que demostró que en las elecciones de octubre de 2019, no mostraron nunca evidencias de fraude[3], que le haya afectado el resultado oficial que le dio a Evo Morales una victoria en primera ronda, liderando a Carlos Mesa.

Al respecto, también el análisis técnico y detallado del informe de la OEA “Análisis de Integridad Electoral Elecciones Generales en el Estado Plurinacional de Bolivia 20 de octubre de 2019” ejecutado por la CELAG[4]concuerda con los hallazgos del Center for Economic and Policy Research, CEPR, en cuanto a que el informe de la OEA está incompleto, es parcial y no entrega antecedentes técnicos suficientes para que las irregularidades encontradas selectivamente puedan constituir fraude bajo ninguna circunstancia; es decir la OEA nunca presentó, ni presenta,  ninguna prueba sobre fraude electoral en Bolivia.

Señalar también que  existe el estudio de especialistas del MIT (Massachusetts Institute of Technology) Election Data and Science Lab, realizada por Jack Williams y John Curiel[5], el que concluye que “no hay ninguna evidencia estadística de fraude” en las elecciones presidenciales de octubre de 2019 en  Bolivia, y que la OEA, ya lo sabía; sin embargo decidió seguir repitiendo su perorata de acusaciones falsas.

Y así, podemos continuar con la lista de más estudios e informes internacionales que han confirmado que la denuncia del supuesto “fraude” es la más vil mentira y calumnia que se haya podido utilizar para realizar el golpe de Estado; pues de manera inédita en la historia de la OEA, esa teoría falsa ha sido diseminada por el propio Secretario General del organismo, Luis Almagro, para justificar su apoyo a la renuncia forzada del democráticamente elegido presidente de Bolivia, Evo Morales.

Es en ese sentido, ante la guerra mediática, respaldada por la derecha, la que niega reconocer la mentira del fraude, la que se está llevando a cabo por las campañas de medios oligárquicos conocidos. El actual gobierno de Luis Arce, el que derrotó magistralmente con más de 26 puntos porcentuales, 55.1% frente a 28.9% a su rival Carlos Mesa Gisbert, deberá crear su propia estrategia para enfrentar la campaña nacional e internacional mediática y de redes virtuales que ponen en riesgo el proceso de cambio y su estabilidad; pues ante el imperio y el sionismo no se puede confiar nunca.

Al mismo tiempo se hace necesario que se apresure las investigaciones en torno al principal artífice y ejecutor del golpe de Estado en Bolivia, como lo es Mesa Gisbert; pues se debe hacer justicia y no dejar en la impunidad a un oligarca servil del imperio y sus huestes.

Sdenka Saavedra Alfaro

[1] Investigadora y periodista boliviana radicada en Medio Oriente.

[2] Luis Alberto Echazú Alvarado, “Golpe Fascista en Bolivia”. Ed. Liberación, La Paz, Bolivia; Marzo 2021.

[3] https://cepr.net/press-release/extenso-informe-del-cepr-desvirtua-el-resto-de-supuestas-evidencias-de-la-oea-sobre-las-elecciones-de-bolivia/

[4] https://www.celag.org/sobre-la-oea-y-las-elecciones-en-bolivia/

[5] https://jackrw.mit.edu/sites/default/files/documents/Bolivia_report-short.pdf


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