Refugiada en Francia desde 2017, este verano Ali Zada ha cumplido un sueño al formar parte del segundo equipo olímpico de refugiados del Comité Olímpico Internacional de la historia.
Las mujeres no tuvieron fácil pedalear en Afganistán durante los 20 años en los que no hubo un Gobierno talibán. La propia Ali Zada fue atropellada intencionadamente por un coche. Lejos de estar arrepentido, su conductor no dudó en burlarse de ella. Su entrenador y sus compañeras también recibieron numerosas amenazas de muerte y ataques con piedras que fueron creciendo en gravedad. Les instaban a dejar de practicar deporte y a casarse.
Aunque comenzó practicando taekwondo, esta deportista no tardó en enamorarse del ciclismo. «Quiero convencer a quienes piensan que una mujer en bicicleta es inapropiada o les parece extraño que una mujer musulmana con pañuelo en la cabeza sea ciclista», dijo antes de acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Terminó la prueba en último lugar, pero para ella fue toda una victoria. «Represento a 82 millones de refugiados. Me enorgullece representar al equipo de refugiados y enviar un mensaje de esperanza y paz, según informó elcorreo.com.