Opinión

73 años de intervención y apoyo a los Golpes de Estado: El declive de la OEA

73 años de intervención y apoyo a los Golpes de Estado: El declive de la OEA

Si bien la Organización de los Estados Americanos (OEA), fue fundada con el objetivo de lograr en sus estados miembros un orden de paz, justicia; y de fomentar la solidaridad, y sobretodo el de defender su soberanía, la integridad territorial y dependencia, además de ser un foro político para lograr la integración de América, tal como lo estipula el artículo No.1 de la Carta fundacional; en estos 73 años desde su creación en 1948, ninguno de sus objetivos lo ha cumplido, más al contrario se ha convertido en una entidad intervencionista en apoyo a los golpes de estado en su escalada de agresión imperial a los gobiernos progresistas, así sigue siendo denunciada por la comunidad internacional e incluso para muchos se encuentra en cuenta regresiva.

Por Sdenka Saavedra Alfaro

Sdenka Saavedra Alfaro
Sunday 19 de Sep.

Sdenka Saavedra Alfaro[1]

Si bien la Organización de los Estados Americanos (OEA), fue fundada con el objetivo de lograr en sus estados miembros un orden de paz, justicia; y de fomentar la solidaridad, y sobretodo el de defender su soberanía, la integridad territorial y dependencia, además de ser un foro político para lograr la integración de América, tal como lo estipula el artículo No.1 de la Carta fundacional; en estos 73 años desde su creación en 1948, ninguno de sus objetivos lo ha cumplido, más al contrario se ha convertido en una entidad intervencionista en apoyo a los golpes de estado en su escalada de agresión imperial a los gobiernos progresistas, así sigue siendo denunciada por la comunidad internacional e incluso para muchos se encuentra en cuenta regresiva.

El próximo 18 de septiembre de esta gestión, en México se efectuará la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde se  podría definir el futuro de la Organización de Estados Americanos (OEA); pues precisamente el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, a través de su canciller Marcelo Ebrard, reiteró la propuesta de sustituirla por un nuevo organismo regional que suprima el intervencionismo, además que represente los intereses de América Latina y el Caribe, idea que cuenta con el respaldo de los presidentes de Bolivia, Luis Arce, de Venezuela, Nicolás Maduro, y de la Argentina, y obviamente que fue rechazada por gobiernos de la derecha como el de Colombia, o el de Chile y el de Brasil, los cuales continúan con su visión sionista e imperialista.

Definitivamente, la tesis planteada desde México, para sustituir o eliminar a esta entidad tan carente de prestigio, tildada como el “Ministerio de las Colonias de Estados Unidos”[2], representaría una solución definitiva; pues la OEA ya no puede ser una entidad sometida a los designios de la Casa Blanca, además que ya no puede seguir reinventándose y ganar legitimidad como defensora de la democracia, ya que su apuesta ya ha fracasado, bajo el liderazgo de Luis Almagro,  exministro de Asuntos Exteriores uruguayo, quien se ha esforzado en restablecer la hegemonía estadounidense en la región, porque ha vuelto a ser sinónimo de “monroísmo”, en referencia a la doctrina del presidente estadounidense James Monroe, de principios del siglo XIX, según la cual América Latina es un “patio trasero” en el que Washington no tolera ninguna injerencia extranjera, así pues desde enero de 2020; es decir desde su reelección, el secretario de Estado estadounidense celebró “el regreso al espíritu de la OEA de las décadas de 1950 y 1960” como lo afirma Guillaume Long[3].

Al mismo tiempo ya quedó también comprobado, que Estados Unidos financia el 80% del presupuesto del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, el que se ha convertido en los últimos años en la principal punta de lanza contra el gobierno democrático de Venezuela, además contra el de Nicaragua, o el de Cuba y últimamente contra el de Bolivia; es decir no hay más que ver su financiamiento[4] para entender de modo claro a quién obedece y para quién trabaja, la OEA y su eterna intervención contra la democracia en  los países de América Latina y el Caribe.

Es en ese sentido que se debe aunar esfuerzos por reformar políticas de integración de los pueblos, que se basen en la consolidación de marcos de defensa de las identidades regionales, no lacayos de nadie, no serviles a nadie; es decir basados en la integración política, económica y de defensa como lo es la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y lo que es hoy Runasur por ejemplo articulando una América Plurinacional, al igual que también seguir unificando y fortaleciendo la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), dándole mucha más representatividad en esta Cumbre del 18 de septiembre, sustituyendo a la OEA o representando un acto de independencia, y resistencia ante toda la injerencia imperialista y sionista; pues las organizaciones internacionales fueron creadas para defender los derechos humanos, el respeto a norma jurídica internacional, la no injerencia a las naciones; así como a su autodeterminación, pero paradójicamente, instituciones como la OEA como lo hemos visto han perdido credibilidad al convertirse en "oficinas" de represión  al servicio de los opresores y tiranos.

Así nos lo recuerda la historia; pues la OEA siempre conspiró contra la democracia de nuestra región, tal como ocurrió en el Chile de 1973, Venezuela 2002, Argentina en 1976, Honduras 2009, Paraguay en 2012, también le tocó a Bolivia el 2019, el que también fue apoyado por Estados Unidos, la OEA, y su secretario general Luis Almagro, Organización que presentó un informe fraudulento, el que llevó a la ruptura del orden constitucional, ya que su narrativa del “Fraude”, tenía un sólo fin, validar su premeditado Golpe de Estado militar, policial, cívico, eclesiástico, mediático, mismo que desencadenó en la violación a los derechos humanos, en las masacres sangrientas de Sacaba, Senkata, Pedregal y Betanzos, que dejó el saldo de más de 37 muertos, el apresamiento de miles de bolivianos y bolivianas, las torturas y el terror fascista y el que representó un retroceso para toda América Latina, como lo hemos señalado.

En cuanto a Colombia, Almagro continúa guardando silencio sobre las desapariciones cotidianas de sindicalistas, así como de todo el genocidio que impera y el abandono del proceso de paz por parte del Gobierno, pero se ha mostrado alarmado por la violencia de los manifestantes que rechazaban las políticas neoliberales del presidente Iván Duque.

Es en ese sentido, que no se puede confiar en el “Ministerio de las Colonias”, porque no se le puede dar “ni un tantito así, nada”, por ende se estima su sustitución o desaparición, porque seguirá su posición contra todo aquel que no comulgue con la política estadounidense.  

Por Sdenka Saavedra Alfaro

[1] Escritora, Periodista, e Investigadora Boliviana radicada en la República Islámica de Irán.

[2] Discurso de Fidel Castro del 4 de febrero de 1962.

[3] Guillaume Long, "El ministerio de las Colonias estadounidenses". leer en: https://mondiplo.com/el-ministerio-de-las-colonias-estadounidenses.

[4] https://www.celag.org/la-oea-ministerio-de-las-colonias/


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