Opinión

Yemen: Resistencia y lucha de Ansarollah contra el estrangulamiento de Arabia Saudita

Yemen: Resistencia y lucha de Ansarollah contra el estrangulamiento de Arabia Saudita

La comunidad internacional, así como sus organizaciones internacionales proclives a las logias de poder; “el nuevo orden mundial”, no accionan sus mecanismos punitivos para sancionar y castigar la agresión inmisericorde de los Saud. 

Por Roberto Chambi Calle

Roberto Chambi Calle
Thursday 07 de Oct.

Roberto Chambi Calle[1]

El país liderado por Ansarollah (Partidarios de Dios) desde hace más de 6 años, viene resistiendo y luchando por su autodeterminación, siendo su situación crítica por el factor humanitario; ya que en varias etapas de la defensa de su territorio ha sido condenado y ejecutado unilateralmente por la monarquía absolutista de la casa “Al Saud”, quien bajo la capa de Estados Unidos y Europa sin ningún tipo de conmiseración viene matando a civiles, de forma directa con sus bombardeos selectivos y el bloqueo que impone a las y los yemenís que unívocamente degeneraron en muertes por cólera, Coronavirus y la actual hambruna de miles de civiles en especial niños y niñas.

La comunidad internacional, así como sus organizaciones internacionales proclives a las logias de poder; “el nuevo orden mundial”, no accionan sus mecanismos punitivos para sancionar y castigar la agresión inmisericorde de los Saud. La reciente reunión anual de la Asamblea de Naciones Unidas ha demostrado que el sistema de justicia internacional, así como los órganos decisorios en este tipo de agresiones bélicas no solo contra Yemen sino Palestina, Siria, Irán, son una inflexión descarada frente al derecho internacional humanitario, así por ejemplo la creación de la Corte Penal Internacional o el Consejo de (In) Seguridad actúan de manera obsecuente a sus creadores sirviendo de poco o nada a los intereses de la sociedad internacional.

Yemen no sólo es atacado y acosado por sus enemigos, sino paradójicamente es apuñalado por sus propios “hermanos” (en su mayoría Países islámicos pro imperio), ya que los aliados de Arabia Saudita; Catar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Egipto, Jordania, Marruecos, Sudán y Senegal debían ser las voces fuertes de defensa del ataque desmedido que sufre un país islámico, quiénes en vez de cercenarlo deberían ser el apoyo para que este sea liberado del terrorismo mediante sus propios mecanismos jurídicos en el marco de la Organización para la Cooperación Islámica (O.C.I  ) o  interponiendo en bloque sus buenos oficios ante la Corte Internacional de Justicia, Corte Penal Internacional  o ante La Corte Islámica Internacional de Justicia.

En esa línea es claro  el  estatuto  de la O.C.I  respecto a la soberanía y autodeterminación de los miembros, así como la no injerencia en los asuntos internos tal cual dice el Art, 1 inc. 3 y 4; “Respetar el derecho a la autodeterminación y no injerencia en los asuntos internos, la soberanía, la independencia y la integridad territorial de cada Estado Miembro; (así como) apoyar el restablecimiento de la completa soberanía e integridad territorial de cualquier Estado Miembro bajo ocupación, como resultado de una agresión, sobre la base del derecho internacional y la cooperación con las organizaciones internacionales y regionales pertinentes”. 

La yuxtaposición del Derecho Internacional por misiles, bombardeos y  armas es flagrante, en el caso de la Monarquía Saudita, quien desde marzo de 2015 al presente con su “Operación Tormenta decisiva” destruye, pulveriza y asesina a civiles; así como atropella impunemente el Derecho Internacional Humanitario en frente de las narices de toda la comunidad Internacional, tal cual lo hacen sus padrinos, quienes de la misma forma destruyen todo para imponer su guión de paz y democracia en oriente medio y el mundo.

Arabia Saudita descaradamente castiga Yemen, escudado en EEUU, sus halcones europeos (por ejemplo España que vende armamento a los Saud) y sus aliados (“países islámicos”) quienes hacen oídos sordos del genocidio que cometen contra la población civil, así como callan respecto a Palestina; pues en la reciente reunión de la Asamblea General en ves de ser las voces de protesta del pueblo Palestino, los supuestos “musulmanes” Bahrein y Emiratos Árabes Unidos mediante sus representantes negociaban con Naftali Bennet primer ministro de la entidad ocupacionista de Israel, la “suerte” del otro hermano musulmán pidiendo que se endurezcan las sanciones a la República Islámica de Irán respecto a su programa Nuclear.

Desde marzo de 2015 fruto de la agresión bélica y el bloqueo, económico, financiero y humanitario (Cólera, , covid 19, hambruna, etc.) propinada por la familia de los Saúd, según el cálculo de la ONU  más de 233.000  civiles han perdido la vida gracias a las “políticas” Wahabíes de la Corona Saudí y que según la organización internacional Yemen ha sufrido 10 ataques aéreos por día…de no detenerse la agresión  se estima que para inicios del 2022 los muertos podrían fácilmente ascender  a 482.000 personas.

El líder Abdul-Malik al-Houthi de Ansarollah, los comités populares y el ejército yemení, aun así, debilitados han resistido y han respondido a las agresiones de la monarquía genocida, asimismo han advertido que de seguir con sus ataques la respuesta del pueblo yemení será más dolorosa para sus enemigos.

La victoria de Ansarollah, hoy va cristalizándose con la toma de territorios que estaban antes ocupados, siendo este una clara victoria para el movimiento de resistencia, pues se van liberando zonas estratégicas como Bayhan y Harib en Shabwa o la reciente toma, el 27 de septiembre, de la base Um Al Rish en el sur de la provincia de Ma´arib, según los informes del General de Brigada Yemení  Yahya Zaree mediante la televisión nacional, los cuales son referentes de que el wahabismo saudita acompañado por el fascismo de los emiratos del golfo muy pronto mascullarán su derrota; ya que Yemen es uno de los paradigmas de lucha del eje de la resistencia y que sin contar con el arsenal y asesoría militar del imperio y sus halcones europeos,  nos demuestra que se puede poner de rodillas a cualquier  tirano que  vulnera la soberanía de una nación.

Por Roberto Chambi Calle

[1] Jurista, teólogo y analista en Relaciones Internacionales, Universidad “Al Mustafá”, Irán.


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