Ibrahim, de ocho años, recibió un disparo mientras jugaba con sus amigos en el patio fuera de su casa, en el norte de la Franja de Gaza hace dos semanas.

Debido a la falta de equipo médico en Gaza, Ibrahim fue trasladado a Al-Makassed, donde se le realizó una laparoscopia de seis horas que permitió a los médicos extraer la bala.

“La bala estaba en un lugar sensible cerca del corazón y la operación fue muy peligrosa porque no queríamos desperdiciar el fluido alrededor del corazón”, dijo Hajja. “Al final, extrajimos la bala con éxito”, agregó.

Cuando recibió la noticia sobre el éxito de la operación, su madre dijo: “Primero, gracias a Dios, y después, a los médicos que ayudaron a mi hijo a recuperar su vida”.

Fuente: Monitor de Oriente